Doce

6.5K 353 61
                                    

Después de unas horas y cansada de estar ahí sentada y sola, Ainsworth se me acerca muy mareado pero me parece que era borracho.

-Mya vámonos de aquí, sáqueme de aquí, sabe usted manejar?

-Si señor sé manejar, se siente mal.

-Solo sáqueme de aquí y lléveme a mi casa.

Segunda vez que presenciaba una borrachera de este hombre, se aferró a mis hombros, con dificultades lo subí en el vehículo, estaba muy nerviosa que hasta las llaves se me caían de las manos.

-Señor y si mejor vamos al hospital te vez peor que la otra vez.

-Señorita solo lléveme a mi casa.

Lo lleve hasta la casa, y lo tiré en la cama como pude y cuando me iba a dar la vuelta para irme el me halo del brazo.

-Ayúdeme Mya, sálveme y se lo agradeceré eternamente.

-Señor quiere que llame a alguien ? Se siente mal?

-Me drogaron y necesito tener sexo o me dará un infarto, ayúdeme.

No podía creer lo que me estaba pidiendo mi jefe, que estuviera con él, pero como yo haría eso?

Aunque llevo con Austin tiempo nunca había estado con un hombre.

-Señorita ayúdeme por favor, necesito que me ayude.

Ainsworth me halo y caí sobre él, me miraba fijamente a los ojos y me quitó los lentes y me besó con desespero, me giro en la cama para quedar sobre mí y quitó mi vestido hasta dejarme en ropa interior y me toco realmente no dejaba de ladear y fue cuando él se desnudó dejando ver si atributo más de cerca, yo estaba muy nerviosa realmente pero me gustaba lo que estaba sucediendo así que me deje llevar y me puse a su Merced, ese hombre era un sueño hecho realidad para mi, durante dos horas estuvimos, hasta quedarnos rendidos.

Desperté como a las una de la mañana, me dolía todo las piernas, la espalda, hasta la cabeza. Me fui sin decir nada, tenía mucha vergüenza y no quería que despertara y viera mi rostro.

Al día siguiente llegué como si nada a la oficina y antes de sentarme , Ainsworth me llamo para su oficina, me pidió que tomara asiento, solo pensé en que me iba a despedir.

-Señorita discúlpeme por haberla dejado sola, le tengo una pregunta, sabe usted con quien me fui a mi casa?

-Bue... No... Si

- Si o no Señorita?

- Si señor, se fue con una mujer joven y muy hermosa

- Me fui con Estefi?

-No señor, usted no recuerda con quien se fue?

- Lo recordaría si no me hubieran drogado, necesito encontrar a la joven de anoche.

- Ok Señor y como para que, Si se puede saber.

-Mire Mya usted es mi mano derecha y confío mucho en usted, anoche una mujer me salvo la vida teniendo íntimas conmigo y ella era Virgen, dejó su rastro de sangre en mis sábanas, el único problema es que por el momento no tengo forma de localizarla porque cuando voy al bar mando a apagar las cámaras de seguridad para que no se ventile mi vida privada.

-Entiendo señor espero que tenga suerte.

Sali corriendo al baño, las rodillas me temblaban que casi caí al piso, le había mentido por miedo, por vergüenza, no quería decirle que era yo realmente me aterraba esa idea, pero cada vez que pienso en ese momento yo no puedo evitar sonreír, fue tan mágico a pesar de él no recordar mi rostro.

Después de unos minutos me compuse y continué trabajando, mi jefe me llamo a su oficina.

-Señorita quiero colocar este cuadro pero no se donde se vea mejor, me puede ayudar?

-Si señor, me subiré en el mueble para extender mejor mi brazo.

Mientras lo hacía sentía que mi jefe me estaba mirando.

-Señorita Julie tiene usted una hermosa mancha negra en su espalda, es de su padre o su madre?

-Es de mi Padre Señor.

-Gracias por la ayuda, busque mi almuerzo Señorita

Deje solo a mi jefe en su oficina y justo en ese momento llegó su amigo Gerardo.

-Te lo dije, es ella, yo me grabé el lunar de esa mujer para recordarla, ella fue la mujer que tuvo entre mis brazos anoche y a la que hice mujer.

-Vaya amigo, tu secretaria te salvo la vida y ahora que piensas hacer?

-Le haré creer que aún no sé quién es la mujer que me salvo la vida, me parece que le da vergüenza que haya sido yo quien la hizo mujer.

Entre a llevarle su almuerzo lo dejé sobre su mesa y vi como ambos miraban todos mis movimientos y cuando hice contacto visual con Ainsworth en la forma que me estaba mirando me puedo demasiado nerviosa y salí lo más rápido que pude.

-Suerte amigo, vamos esta noche al partido de béisbol?

-Si, por su puesto hoy juega mi equipo favorito.

-De acuerdo hermano te veo allá en la noche.

Gerardo salió de la oficina de Ashton y me dio una leve sonrisa y solo pensé será que me descubrió y ya sabe que soy yo? Esa idea me aterró y recordé que ya era tiempo de mis vacaciones, así que fui a su oficina.

-Señor disculpe que lo interrumpa, es que quiero ver si puede firmar mis vacaciones.

-Firmar sus vacaciones Señorita? Y es tiempo de usted irse a descansar?

- Si señor, mi familia se reúne fuera de la ciudad para estos días y quiero estar con ellos.

-invíteme a esa Reunión familiar, me gustaría ver como son las familias reales.

-Señor Ainsworth habla como si no tuviera familia.

-La tengo pero no son sinceros, hacen las cosas por el dinero nada más.

-Creo que no habría ningún inconveniente en que usted fuera.

Mi jefe me firmó las vacaciones con esa condición así que el día siguiente ya no regresaría por unos días.

Salí a las ocho de la noche de la oficina y cuando el elevador iba a cerrar unas manos lo detuvieron, era Ainsworth , me puse bastante nerviosa.

-Señorita yo también me voy temprano hoy.

-Señor las ocho de la noche no es temprano, usted debe de descansar también.

-Lo haré cuando esté con su familia, porque si me va a invitar verdad?

-Si señor, le confirmaré el día.

De repente el elevador se detuvo, me asusté mucho, las luces se apagaron y me aferré a abrazar a Ashton, él me dijo que me calmara que en cualquier momento se arreglaría, estaba abrazando a mi jefe y de repente pude sentir su mano tocar mi rostro.

Y me besó, me puso de espalda y sin decir nada más se entró muy dentro de mi, él miedo de estar encerrada en el elevador había desaparecido, solo podía sentir los movimientos de ese hombre y su respiración en la previa de mi cuello, me olvide que él era mi jefe, y supongo que el olvido que yo era su empleada.

De repente la luz llegó al elevador y aún seguía moviéndose dentro de mi, abrí los ojos y pude verlo en el enorme espejo, vi su rostro de satisfacción y de cómo lo estaba disfrutando, de repente el me volteó y me cargó entré y me pegó del otro lado de elevador, una vez más se entró muy dentro de mi, ejerciendo una mayor fuerza sobre mi cuerpo, sus movimientos eran suaves y rápidos a la vez, me sentía plena, satisfecha, mi horror de estar encerrada había desaparecido.

Después de unos minutos todo había terminado, y justo cuando termine de retocar mi falda abrieron el elevador, casi nos descubren, él agradeció que abrieran el elevador y se fue sin decirme nada más.

La Secretaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora