Capitulo 8

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Maxine.

La situación en la que nos encontrábamos es poco creíble y muy surrealista, porque jamás en la vida pensé que un hombre como Alek se encontrara con la cabeza metida dentro del horno mientras introducía una bandeja de galletas que recién había preparado él solo.

Todavía no asimilaba la situación, es que, ni siquiera llegué a pensar que cocinara.

Luego de llegar de la empresa, había hecho un exquisito Pelmine, cuyo plato es típico de Rusia. Me había explicado a detalle todo sobre el platillo, y yo por supuesto había quedado encantada con la comida y sobre todo con esa faceta culinaria de él.

Apoyo la barbilla en la mano, embelesada.

El que se vea tan concentrado haciendo una simple labor, me fascina.

Es el segundo hombre que conozco y sabe del arte culinario y ante mi vista eso no pasa desapercibido, solo le hace aumentar puntos.

Me muerdo el labio.

Me embeleso cuando su musculatura se tensa al cerrar el horno y ajusta la potencia del mismo, la chaqueta de su traje había desaparecido dejándolo en una camisa blanca la cual se enrolló en los brazos así no terminan manchadas, y para colocarle la cereza al pastel, tenía un muy lindo delantal de cocina de color rojo «sí, no era rosado» con bordados dorados.

- Me siento violado.

Pego un brinco en mi asiento.

- Se que soy irresistible, pero disimula por lo menos nena- camina quitándose el delantal y dejandolo en la isla.

- Nada del otro mundo- me encojo de hombres, restándole importancia.

Engreído.

- ¿Segura?- sus ojos se ven brillosos y me quedo viéndolos fijamente, entrando en un estado de hipnosis- Yo si creo que soy de otro mundo, es que mírame- se aparta un poco y se señala- Mi belleza sobrepasa todos los límites.

Esa sonrisa siniestra que tiene y esa mirada.

¡Por qué tiene que verse tan atractivo con esa mirada que no pronostica nada bueno! Eso tiene que ser un pecado.

- Sabes ruso, la belleza que más cuenta es la que tenemos en el interior. Si aquí estás podrido- llevo mi mano al lado izquierdo, sintiendo los latidos de su corazón- lamentablemente el físico no te servirá de nada; no conmigo.

Hombres atractivos se encuentran en cualquier lado, pero una persona con buenos sentimientos difíciles de hallar.

- Podrido, no estoy, eso tenlo por seguro. Tengo sentimientos al igual que muchos- me toma de la cintura y se acerca impregnando me, de su potente loción- Si aquí- coloca una de sus manos encima de la mía- no hubiese nada, no sentiría lo que siento por ti.

Alek tiene ese poder de dejarte en un estado de inconsciencia, por lo menos a mí.

Me saca de combate con sus palabras cargadas de emociones.

- ¿Que sientes por mí?

- Es una pregunta ridícula, pero igual la responderé- me acaricia la mejilla- siento de todo por tí, porque con solo escuchar tu voz mis instintos se despiertan y mi corazón se acelera. Me has hechizado Maxine Durand, y olvídate que te soltaré, antes muerto a dejar que te quiten de mi lado. Te tengo y no te suelto nunca, nunca Maxine- sus ojos jamás abandonaron los míos, sosteniendo todo el tiempo, lo que estaba diciendo- Te has convertido en lo más importante para mí, y cuando a Alek Novikov le importa algo, lo cuida con garras y dientes.

Culmina y mi primera reacción es lanzarme a sus labios.

Devoro su boca con hambre y muchas ansias, su discurso me terminó de ablandar y mi único pensamiento es que esto llegará a donde tenga que llegar.

Mi RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora