Capítulo 18

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Maxine.

– ¿Quién te dió permiso de entrar?– grita Alek

– Cariño la puerta estaba abierta– claramente era mentira, no tenía seguro, que era diferente.

– ¿Que cariño, estás loca?– vuelve a alzar la voz– Le exijo más respeto y que no se tome atribuciones que no le corresponden– los veo desde mi posición.

Increíble, pienso. Estaba bastante frustrada y se nota que Alek también.

La mujer no se ha dado cuenta que yo estoy presente, su mirada está fija en Alek y este le devuelve una mirada cargada de indiferencia.

Su cuerpo estaba tenso y había la posibilidad de que en cualquier momento explotara, y no era para menos. Sabía que lo había frustrado que nos interrumpieran y también que le llamara así y se creyera mucho.

– Solo quería darte la bienvenida– su intento de voz melosa me dan ganas de vomitar y de agarrarla por los cabellos, también.

Pero respiro profundo, confío en mi hombre.

– ¿Estás drogada o posees algún tipo de enfermedad cerebral?– no debería, pero quiero reír, Alek ha cambiado de color y se puso rojo– Yo no quiero nada tuyo menos una bienvenida– está cruzado de brazos con las piernas ligeramente separadas y con la mirada destila rabia– Voy a hacer que esto no sucedió y que estás delirando, quiero un informe dentro de media hora con todo lo que ha sucedido en el área de recursos humanos.

La loca da varios pasos hasta quedar unos pocos metros cerca de Alek, yo solo alzó una ceja, no tiene vergüenza. Claramente para Alek es indiferente. Pero y a esa loca de que manicomio la sacaron.

– Enseguida cariño– con la boca abierta veo como intenta tocar el pecho de Alek, pero este la detiene agarrándola fuertemente de las muñecas.

– Esto es increíble– digo bajito.

– Dios mío, me encantan los hombres así. Que me maltraten.

Increíble como hay personas desquiciadas en este mundo.

– ¡Lárgate!– grita Alek y yo pegó un rebote en mi sitio– Vuelves a pisar mi empresa y te atienes a las consecuencia, me importa una mierda que seas amiga de Alexey.

– Pero...– es interrumpida por Alek que la arrastra hasta la puerta – ¡María!– vuelve a gritar llamando la atención de todos.

Camino detrás de ellos a paso lento y veo como Alek le suelta el brazo a la mujer para luego dirigirse a María.

– Que esta loca no vuelva a pisar mi empresa, desde hoy se le niega el acceso, informales a seguridad.

María asiente y al igual que su jefe agarra a la mujer del brazo para meterla en el ascensor.

La loca voltea y es ahí cuando me ve en la puerta de la oficina, sonríe como una demente que realmente necesita de cuidados psiquiátricos.

– Es un Dios en la cama– dice y se pasa la lengua por los labios viendo a Alek lascivamente.

– Nadie mejor que yo para saberlo– le guiño – Es mi hombre– llego junto a Alek poniéndole la mano en el pecho.

María la vuelve a arrastrar e ingresan, las puertas se cierran y yo regreso al interior de la oficina escuchando los pasos de Alek detrás de mí.

– Nena– me toma de la cintura sin voltear me.

– Amor tienes trabajo– me acaricia el vientre y besa mi coronilla.

– ¿No estás enojada?– niego, es la verdad.

– Solo quiero saber quién es la loca– me giro y le aliso el entrecejo.

Mi RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora