Capítulo 9 "Un gran pez"

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Camilo

Hoy es nuestro último día en esta cabaña, mañana debemos volver para comenzar un nuevo semestre en la universidad. Me levanté temprano, obviamente no perdería la oportunidad de ver el último amanecer aquí. Dejo a la dormilona de mi novia en la cama y salgo despacio. Me imagino que todos están durmiendo, anoche nos acostamos tarde compartiendo. Ha sido tan agradable la estadía aquí que extrañaré demasiado todo.

Ya está a punto de amanecer así que salgo con la capucha de mi polerón arriba y me siento en el muelle. Saco mi teléfono y me pongo los audífonos para escuchar música mientras espero. Hice una playlist en Spotify que están todas las canciones que amo y que me recuerdan a ella. Así es que le puse Nicolette. Recuerdo hace unas noches cuando bailamos aquí en el muelle, siempre soñé con el día que estuviésemos juntos aquí. Me gustaría si algún día nos casamos hacerlo aquí, y bailar el vals donde mismo lo hicimos.

De mis costillas he estado mejor, aún duelen, pero ya puedo moverme con más facilidad. Fuimos donde el médico de la familia de Nicolette, el Doctor Horatio, y con la medicación que me dio me ha dolido mucho menos.

Suspiro cuando veo el sol a penas asomarse, y alguien se sienta a mi lado. Miro y es mi padre. Nos sonreímos y me quito los audífonos.

- Buenos días, papá -le digo.

- Buenos días, hijo.

- ¿Qué haces despierto a esta hora?

- No podía perder la oportunidad de ver el ultimo amanecer junto a ti.

- Dices el último como si fuésemos a morir...- me río.

- Para mi puede que sea él último. – me dice con tristeza.

- ¿No piensas volver?

- No lo creo...

- ¿Por qué no?

- Porque... - suspira – porque ya no tengo nada que hacer aquí.

- ¿Cómo qué no? tienes a tus amigos que te quieren y...

- ¿Y qué?

- Y está ella. – él se ríe con los labios juntos.

Miramos el sol salir y cruza su brazo por mi espalda. Y solloza.

- Es por eso que no debo volver.

- Pero papá, yo nunca te había visto reír como lo haces con ellos.

- Es que no es con ellos, hijo. Es con ella. – me dice con sus ojos brillantes.

- ¿Aún la amas?

- Ya me preguntaste eso el otro día...

- ¿Pero ahora que la viste...? Te pregunto por qué yo amo a Nicolette, no me imagino sin ella, y no me puedo imaginar como lo has hecho tú todos estos años.

- Tu madre a ayudado. Con el tiempo duele menos.

- Si pudieras volver atrás, ¿jugarías las mismas cartas?

- Haría exactamente lo mismo, porque gracias a eso, estás tú.

- ¿Pero si yo no estuviera?

- Me hubiese casado con ella en esta cabaña...

Mira al frente mientras caen sus lágrimas. Debería sentirme el peor hijo porque hacer que mi padre confiese el amor que le tiene a la mujer de su mejor amigo, si mi madre lo espera en casa. Pero creo que es tan importante dejar el egoísmo de querer una familia formada si no son felices juntos, porque mi madre tampoco parece serlo, no lo besa, no se abrazan, y siempre está tan dedicada a su trabajo que yo creo que, por lo mismo, mi padre solo se encierra en el despacho a trabajar.

En el muelle de la LagunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora