11. Hoodie

3.3K 205 12
                                    

- Vale zorra, acabo de ver tu foto ¿Quién fue? - entró una cotilla Mads a mi habitación.

- No es nada de lo que estás pensando, seguro... - me interrumpió.

- Pues dímelo, vamos - insistió.

- Me encontré al padre de Nate mientras daba un paseo y me preguntó si podía ayudarle con un regalo para su mujer. Cuando iba a pagar lo vio y dijo que las casualidades pasaban por algo asique me lo regaló, además de como agradecimiento - expliqué.

- Si no fuera el señor Jacobs, diría que quiere follarte pero es el padre de Nate y sería jodidamente asqueroso - hizo una mueca de asco.

En ese momento escuchamos a mamá gritar desde abajo que había que ir a comprar cervezas para papá.

Ninguna queríamos verlo borracho pero aún menos queríamos verlo agresivo por lo que era mejor tener siempre cervezas o algún tipo de alcohol en casa.

Maddy se escaqueó completamente por lo que me tocó ir a mi. Ya estaba oscureciendo y no se me ocurrió llegar chaqueta por lo que apuré el paso para llegar lo más pronto posible.

- Hola chicos, hola Faye - saludé al entrar y verlos a los tres juntos.

- Hola Ivy - dijo la rubia en su característico tono lento.

- Hola Vivi, bonito collar - alabó Fez.

- ¿Te lo regaló tu novio? - preguntó Faye.

- ¿Novio? ¿Ella? ¿Acaso no la ves? - se burló Ash.

- No te pases, Ashtray - riñó su hermano mayor.

- Da igual, Fez - le resté importancia aunque por dentro quería llorar.

Fui directa al pasillo donde se encontraba todo el alcohol y cogí las cervezas.

- ¿Vas a una fiesta? - curioseó Faye.

- No, son para el padre de mi hermana - 

- ¿La chica morena y tú no sois hermanas? - siguió preguntando la rubia.

- Mitad - le sonreí mientras pagaba.

- Ash, acompaña a Ivy - le ordenó Fez.

Ash se quejó pero finalmente accedió asique nos encontrábamos ambos de camino a mi hogar sumidos en un silencio demasiado profundo.

- ¿Tienes frío? - preguntó de la nada.

- No - mentí.

- No mientas, toma - me paró y me entregó su sudadera.

Al dejar la bolsa con las bebidas en el suelo, él la cogió dispuesto a llevarla. Cuando me la puse, retomamos nuestro camino.

- Gracias - le dije.

No dijo nada pero me había escuchado y su sonrisa con duración de medio segundo, lo corroboró. Para mi era suficiente.

Al llegar a la puerta nos despedimos, él con un movimiento de cabeza y yo con palabras.

Esperó a que entrase para irse.

Las mariposas habían vuelto y más descontroladas que antes.

SERENDIPIA (Ashtray I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora