Blue hour

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Una tarde tranquila. El sol poniéndose en el horizonte dando cierto color rosáceo al ambiente, los pájaros entonando su último canto antes de ocultarse para dormir, los faroles listos para encenderse apenas hagan falta y por las calles solitarias de la zona residencial se ven uno que otro domiciliado trotando con ropa deportiva y unos audífonos en los oídos

Nada raro, son imágenes a las que todo habitante de la ciudad está acostumbrado a diario. Algunos de ellos las disfrutan en su regreso a casa desde el auto, otros en el parque mientras cuidan de sus hijos, unos tantos más desde un mirador especial y una porción considerable las pasa por alto sin darle importancia a la belleza que se pierden

Todos desde lugares diferentes, ella simplemente desde su habitación

Sentada sobre el alféizar de su ventana los ojos le brillan con la puesta de sol que observa con fascinación, como cada día. A ella le atrapan las cosas sencillas, pone atención a los pequeños detalles y el crepúsculo es algo que no puede perderse jamás, es su momento favorito desde el día en que se enteró de su existencia, aquel en el que le puso atención

Rosa, amarillo y azul; distintos tonos pero esos tres colores son los que adornan el cielo a fin de cuentas. Hoy es especial, el espectáculo natural parece más llamativo, como si estuviera compitiendo con el resto de los días e indudablemente toma el podio en el primer lugar

«Hermoso»

Piensa en tanto su mano se mueve por el vientre apenas abultado, acariciándolo mientras imagina la cara que tendrá su pequeño

¿Tendrá los ojos de su esposo o los de ella?

¿Le gustará el fútbol o va a inclinarse por servir a los demás?

Hay muchas incógnitas, las respuestas son lo de menos porque ella lo amará igual, ya lo hace y apenas tiene tres meses en su vida, en la de ambos

—Te quedarás ciega— le habla recargado en el marco de la puerta de su habitación

—Vas a amarme igual— contesta volteando a verlo con una sonrisa

—Me tienes atrapado, ¿Qué más puedo hacer?— sonríe aún más y vuelve la vista al atardecer, no quiere perderse un solo segundo—. ¿Necesitas algo?

—No, amor— él camina en su dirección y ella levanta las manos dejando que la rodee por detrás entrelazando los dedos con los del hombre con el que se casó, sobre su vientre, sobre lo que hicieron juntos y tanto esperan conocer—. ¿Te vas?

—Surgió algo de último minuto

—Siempre surge algo de último minuto— suspira y recarga la barbilla en su hombro estrechándola más

—Solo serán un par de semanas más, la licencia me dejará a tu disposición las veinticuatro horas

—No estoy segura de querer eso— bromea recargando su cabeza en el pecho de su marido

Línea Cero- MetástasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora