16 de Diciembre, el arresto de Antony Bennett, las confesiones hirientes y la partida de Vannesa Collins. Un día cualquiera para muchos, para ellos la pauta que marcó un antes y un después en sus historias
El tiempo pasó pero las heridas, los arrepe...
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Liam
Sobre la superficie de un afloramiento rocoso a miles de metros de altura, con nada más un metro cuadrado de cumbre y rodeado de vacío, tanto que el color se va perdiendo conforme los ojos tratan de encontrarlo hasta que se vuelve negro. Así es como me siento ahora y es como me he sentido los últimos cuatro años de mi vida
Mi día a día dejó de ser algo para disfrutarse convirtiéndose en una encrucijada, en una jodida estalagmita que toma cada vez más altura y sin importar que decida, termino por herir a alguien en el proceso. Incluso a mi mismo
Alex confiaba en mí, ella confiaba en mí, mi padre confiaba en mí. Ahora Sebastian y Sarah, el que tengan un futuro asegurado está en mis manos
Mi hijo o la mujer de mi vida
He aquí el dilema que rige mi existencia, la bifurcación que no me deja dormir por las noches y me atormenta por los días, pues sin importar si los veo o no, ambos están presentes a cada segundo, en cada decisión, en cada pensamiento
El 16 de diciembre quedó marcado para siempre en la vida de todos y no por lo que me hubiera gustado. El arresto de Antony pasó a segundo plano cuando nos enteramos que había sido a manos de ella, la revelación fue un balde de agua fría que nos dejó a todos en la miseria porque no nos detuvimos a profundizar más allá, buscamos en lugares ajenos cuando la verdad estaba en nuestro lado, trabajando hombro a hombro con nosotros sin que siquiera lo sospecháramos, y lo peor es que nuestra falta de claridad tuvo consecuencias que no se van a borrar jamás
El odio hacia Antony me llevó a hacerle daño a la mujer que amo, no me sirvió para otra cosa que para usarlo de la manera en que a él se le dio la gana
Destrúyela
Y sí, de hecho creo que hice más. Cuando llegó frente a mi lucía diferente, más apagada, la mirada reflejaba tristeza y los ojos eran notablemente más pequeños; y yo, lejos de darle el consuelo que su semblante suplicaba, le di el tiro de gracia, rematé lo que sea que los demás le dijeron metiéndole el otro pie en el avión
De ese día nadie habló. Sabemos a grandes rasgos todo lo que pasó, como que trató de hablar conmigo y con Melanie, que se topó en el intento con Jeff, pero nada más. Nunca hemos ahondado en detalles, ellos no saben lo que yo le dije así como yo no sé lo que ellos dijeron
Es así, pero estoy plenamente consciente de que cada quien carga con sus demonios
No tengo la potestad de hablar por los demás pero personalmente, quería morirme. Me sentía una maldita mierda por todo lo que antes le solté, porque las palabras dieron para que un simple perdón no bastara ni ese día ni nunca, para que con toda razón ella me odiara por el resto de su vida. Yo lo sabía y porque era consciente de ello es que sentía la necesidad de darme de golpes contra la pared, de sacar la maldita pistola con la que no sé cómo carajos tuve el valor de apuntarle y hacerlo conmigo, pero con la diferencia de que está vez sí jalaría del gatillo
