capitulo 24: El gran día

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Hice un gran esfuerzo en mantener la mirada al frente, tratando de ignorar mis piernas temblorosas y el estruendoso resonar de mi corazón. El aire parecía no alcanzar nunca a rellenar mis pulmones y mis manos sudorosas se aferraban a los lados de mi cuerpo, disimulando el nerviosismo que me inundó de repente.
Sabía que a mi alrededor podría haber un mar de sonidos diferentes circulando con normalidad, pero de una forma casi inexplicable todo había quedado en un completo silencio.
Sentí la cálida mano de Jacob posarse sobre mi espalda y di un pequeño respingo, a pesar de saber que él estaba allí desde hacia unos minutos atrás.
_No te asustes, Nessie.. todo va a salir bien, ya lo verás!_ me susurró al oído dulcemente_ Si aún no te sientes preparada... Nadie va a forzarte a hacerlo si no quieres, amor, podemos dejarlo para mas adelante..
_No _ le aseguré_ Realmente quiero hacerlo!
Me giré lentamente y clavé mis ojos en los suyos, pasé mi dedo índice por la frente para suavizar su seño fruncido a causa de la preocupación que delataba su mirada; acaricié su mejilla con lentitud en un acto involuntario y luego me acerque a darle un pequeño beso.
_Te amo, Nessie.._ musitó con los labios casi pegados a los míos_ Y pase lo que pase, yo te protegeré, confía en mí..
Tener a Jake era algo irreal, era estar flotando en las nubes eternamente. Sonreí enamorada y rodeé su cuello con mis brazos, fundiendonos en un beso suave y apasionado a la vez. No existía en el mundo un lugar más maravilloso.
El ruido del claxon arruinó un poco ese momento tan delicioso y me devolvió al presente, recordándome que teníamos testigos.
Mis padres estaban a unos pasos detrás de Jake, bajo la sombra de una columna, abrazados de costado, esperandome.
_Es la hora, hija!
Mi madre estiró sus brazos para que me acerque a saludarla y recogí el bolso que sostenía mi padre sobre su hombro. Me despedí de ellos de forma fugas y al voltear, alcé mi mano hacia la calle para saludar a mis tíos que nos veían desde el Mercedes de mi abuelo, tocando una y otra vez la bocina con alegría, llamando la atención de varias personas de las que pasaban por allí.
Tomé un gran trago de aire y comencé a subir las escaleras hacia el instituto, con pasos temblorosos y esquivando a todos los que corrían apresurados para llegar a la puerta principal.
En mi vida tuve que pasar por situaciones horribles como también otras magnificas. Aprendí a amar, perdonar, perder y seguir adelante a pesar de todo lo que el destino nos había puesto en el camino. A aceptarme tal cual he nacido, sin la necesidad de encajar en un rótulo por lo que soy para sentirme completa. Siento que todo lo que hemos vivido me ha fortalecido y me ha dado la valentía y las ganas de arriesgarme a cualquier cambio que me depare el futuro, de enfrentarlo con orgullo y decidida a superarlo. Pude apreciar mi vida tal cual es, con licántropos, vampiros, humanos, y que ente todos ellos esté yo.. sintiéndome tan cómoda y singular. De todas maneras, si lo pensamos bien, cada uno tiene características especiales que lo destacan del resto, volviéndolos únicos. Todos somos distintos. ¿Porqué ser diferente tiene que ser algo negativo?¿Porqué tiene que sonar como algo malo?
Por suerte sentía que mi familia ya podía comprenderme como también yo podía hacerlo por ellos, sin secretos ni mentiras. Tenía un nuevo hogar al cual me había empezado a acostumbrar con el paso de los meses. A mi lado tenía a un hombre magnifico que me amaba incondicionalmente.
¿A caso mi vida no podía considerarse realmente normal? No, claramente nunca voy a poder llamarlo así, pero.. ¿A quien se le ocurriría elegir una vida normal y aburrida cuando puede estar en medio de un auténtico cuento de hadas?
Sonreí en mi fuero interno al llegar al último escalón y me giré para darles un último saludo de despedida, al mismo tiempo que el ruido de la campana rompió mi burbuja personal y me recordó lo que estaba a punto de hacer. ¿Cómo podía algo tan común como el primer día de clases ponerme tan nerviosa?
Largué un suspiro, buscando nuevamente el sosiego que necesitaba y di un paso hacia el umbral. Sea lo que sea, lo que esté a punto de ocurrir en mi futuro, me sentía ansiosa por descubrirlo.

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