Cuando somos niños, no tenemos un perfecto control sobre nuestros impulsos. Cuando somos niños, les toca a los adultos guiarnos. Cuando somos niños, la más mínima cosa parece afectarnos.
Manjiro se adentró por un pasillo oscuro, derruido, sucio y abandonado; olía a humedad y a encierro, sin embargo, no le molestaba el ambiente, no le prestaba atención a nada más que a las voces: "ven con nosotros", decían y Manjiro las obedecía.
Al final del pasillo había una puerta que daba a las escaleras de metal de afuera, ahí lo esperaba Izana, sonriendo con arrogancia.
—Que te unas a nosotros no me emociona, pero en tu vida de mierda no hay otra salida. Abre, alguien te espera afuera—. Posteriormente desapareció.
Los fantasmas suelen acompañarnos todo el tiempo, viven en nuestra mente, nunca se marchan, solo que a veces pasan desapercibidos.
Manjiro abrió la puerta que hizo un molesto sonido metálico. Al salir al exterior, el sonido típico de la ciudad llego a él; dentro era como si todo se hubiera detenido, pero cuando Manjiro salió y el viento frio le golpeó la cara, se dio cuenta que la vida continuaba, que no importaba lo que pasara contigo, la vida continua siempre. El muchacho respiró hondo, sus pulmones se llenaron de oxigeno, era agradable.
—¿Te estas arrepintiendo?—. Baji se encontraba parado dos escalones más arriba; su cabello largo se mecía con el viento y tenia una sonrisa en los labios—. Podemos esperar más si lo deseas.
Manjiro negó.
—Quiero descansar ahora, ya no soporto mi entorno, suele asfixiarme.
—Si, recuerdo que una vez me lo dijiste; Shinichiro recién había muerto, tu estabas en su habitación, era una de esas noches donde no podías dormir, yo no estaba ahí pero tu me hablabas como si realmente estuviera presente.
—Fue una larga noche.
—Una de las tantas largas noches que has tenido hasta ahora.
—Pronto se terminará, ¿verdad?
—Si—. Aseguró Baji—. Mikey, tenemos tanto de que hablar, pero por ahora Emma te espera.
Baji desapareció dejándole el camino libre a Manjiro para que pudiera seguir subiendo. Más arriba se encontró con Emma quien tenia puesto un hermoso vestido blanco y una bonita tiara de flores que sostenía el delicadísimo velo de novia sobre su cabello suelto.
—¡Mikey!—. Estiró su brazo para tomar la mano de su hermano mientras le sonreía con calidez. Sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos brillaban con emoción. Asi, tan hermosa y emocionada, era como se la había imaginado el día en que se casara con Draken.
—Caminemos juntos.
Ambos comenzaron a subir las escaleras. La luna brillaba en el cielo y el perfume de Emma era de lavanda. Cuando Emma estaba viva, la casa olía a lavanda por el suavizante de telas que le gustaba usar al lavar la ropa, a Manjiro siempre le había parecido un aroma molesto, pero con el tiempo se terminó acostumbrando, el olor a lavanda se convirtió en un aroma que lo hacia sentir en casa; cuando Emma murió, ese aroma comenzó a desaparecer de su hogar.
—Es una noche hermosa, Mikey, aunque estoy algo molesta por lo que hiciste allá adentro, Hina-chan estará muy triste, esos impulsos tuyos siempre terminan lastimando a otros.
—¿Lo sabias?
—Por supuesto, soy tu hermana, siempre lo supe, pero no sabia como ayudarte, lo siento.
Siguieron caminando sin decir nada más hasta llegar con Shinichiro que los esperaba al final de las escaleras.
—Luces hermosa, Emma—. Dijo esté.
—Gracias. Por favor, cuida de él, yo los espero del otro lado—. La rubia abrazó a Manjiro y luego desapareció.
—Lavanda—. Dijo Shinichiro segundos después—, siempre me molestó ese aroma pero nunca se lo dije, y la verdad extrañaba el aroma cuando me quedaba en el taller—. Miró al cielo—. Esa noche me había llevado conmigo una manta con aroma a lavanda.
—¿Fue rápido?—. Preguntó Mikey.
—Bastante de hecho, no hubo tiempo para nada—. El muchacho encendió un cigarrillo—. Manjiro, la verdad es que nunca me consideré un buen hermano, nunca lo fui realmente. A veces suelo decirme que si hubiera estado contigo más tiempo y te hubiera puesto más atención, no serias quien eres ahora.
—Eso ya no importa, todo está llegando a su fin.
—Y te arrepientes—. Aseguró el de cabello negro—. De lo que le hiciste a tu amigo.
—Quizas.
—Manjiro, ya no eres un niño pero sigues considerándote uno.
Manjiro miró hacia otro lado.
—He necesitado tus regaños, hermano.
Shinichiro sonrió y abrazó a Manjiro por los hombros.
—Pronto estaremos juntos otra vez, iremos a correr en nuestras motocicletas—. Después, al igual que Emma, Baji e Izana, desapareció.
—Solo quedamos nosotros, Manjiro—. El Mikey del pasado se presentó ante él—. Ven, tu reino aguarda.
Mikey comenzó a caminar y Manjiro lo siguió. El Mikey del pasado caminaba adelante, portaba el uniforme de ToMan y Manjiro podía jurar que desprendía un brillo similar al de los rayos del sol; admiraba a ese Mikey porque era el Mikey que más amor había recibido, y lo envidiaba porque era el Mikey que tenia una bella sonrisa en el rostro, aunque, al voltear al pasado, recordaba que ese Mikey feliz nunca lo era estando solo, que ese Mikey se aferraba a cosas que nunca volverían y que sentía una profunda tristeza que no le mostraba a nadie.
—Aquí estamos—. Dijo Mikey parándose en el borde del edificio—. Tu reino, Sano Manjiro, el reino que has creado—. Le sonrió.
Manjiro se paró junto a Mikey y se asomó, pero no vio nada que no fuera la ciudad y los transeúntes, algunos comenzando a detenerse para mirarlo.
—Siempre hemos visto todo desde la cima, es hermoso ¿verdad?
No, para él no lo era, en la cima siempre se había sentido tan vacío. Entonces comenzó a comprender, solo quería volver con sus amigos, estar rodeado de ellos una vez más, pero sus pecados no se lo permitirían.
—Ellos están ahí—. Dijo Mikey—. Esperan por su rey.
Manjiro volvió a asomarse, estaba otra vez en la cima de las escaleras del templo, iniciando una de sus reuniones de ToMan y todos estaban ahí: los miembros de ToMan, sus amigos, Baji, Izana, Emma y Shinichiro, lo esperaban. El viento sopló y Manjiro comenzó a sentir miedo de ir con ellos.
—Me dijiste—, comenzó a decir Mikey colocándose detrás de él—... que si te daba miedo te tomara de la mano, pero tengo una idea mejor—. Colocó las manos en la espalda de Manjiro—.¿Estas listo?
—Si—. Manjiro volvió a ver su perfecto reino lleno de todos aquellos a los que amaba, su reino verdadero llamado Tokyo Manji Gang, y sonrió, volvería a ellos.
—¡AQUI VOY, CHICOS!—. Gritó eufórico. Mikey le dio el empujón que necesitaba y él cerró los ojos sintiendo el viento acariciándolo, sintiéndose libre y en paz.
A lo lejos escuchó que alguien lo llamaba pero no le importaba, solo quería descansar en su reino verdadero. Esperó a caer en los brazos de sus compañeros, pero en lugar de eso sintió que alguien alcanzaba su brazo y lo sostenía impidiendo su caída. Manjiro abrió los ojos y no pudo comprender por completo lo que pasaba.
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Kingdom
Fanfiction"He logrado controlar el país, crear una nueva era de delincuentes como tanto lo había deseado, sin embargo, este no es el reino con el que tanto había soñado". El rey ha perdido la corona y es constantemente asechado por los fantasmas de su pasado...