Ajena.

26 1 0
                                    

(...Mei...)

El cielo se encontraba despejado, con un tono celeste opaco. No puedo recordar cuándo fue la última vez que lo he visto resplandeciente.

Siempre me preguntó de cuántos colores podría ser el cielo o si algún día, una estrella podría resplandecer tanto que sería capaz de opacar al poderoso sol. Así todos apreciarían aún más la noche atractiva, aquella compañera de mis desvelos rutinarios para nada placenteros.

En fin, son solo pensamientos que habitan en mi por los casi 19 años que tengo de vida, es algo normal desear un mundo distinto cuando en el que vivo es...complicado.

La causa de estar ya hastiada de mis rutinas.

Y hablando de ellas, la más agobiante para mí.

La universidad.

No por los estudios, si bien me estresaba un poco por ello, no era competencia para aguantar las miradas, que, en mi opinión, no eran para nada indiscretas y los malos comentarios de mis compañeros.

Y recién, comencé mi segundo cuatrimestre.

Ni bien ingreso, me coloco los audífonos para ignorar a todos los que se encuentren a mi alrededor. Solo espero que el profesor ya esté en el salón.

Lo normal sería que vaya con mis amigos...no me enorgullece decir que no tengo amigos ya.

He tenido conocidos, cercanos y todos se iban.

Él también se fue. Y de la peor manera.

Siempre me sentí ajena a los demás.

A veces, prefiero llegar tarde porque estoy segura que él estará allí y ahorrarme algunos comentarios de los detestables.

Pero, al entrar a la extensa aula sin vida, la primera persona que distingo es a Dylan

El odioso de Dylan en las escaleras a un lado de los pupitres.

La verdad siempre voy a sentir pena por la historia que nos relaciona, pero, siento también dolor al verlo.

Por su culpa...y la de su padre, este lugar, está ciudad, es un infierno.

En más de una ocasión Dylan, me ha llegado a demostrar lo lejos que podía llegar.

Eso no evita que le demuestre lo repugnante que me resultaba para mí, aunque pocas veces, recordaba el chico dulce que era.

No sé lo que le ha pasado.

No podía evitar aquello, esta relación siempre me será rara.

Trato de distraerme de aquellos molestos pensamientos y de no prestar demasiada atención a los demás. Paso por su lado para llegar a los asientos de la parte superior del aula, no pude pasar desapercibido algunos susurros y risas provenientes de él y su grupo.

Aquello provocó cierta irá en mi que reprimí con tan solo cerrar mi puño con fuerza, ocasionando un pequeño ardor en la palma de mi mano, debido a que, me clavé accidentalmente mis uñas pintadas de un negro sin vida.

Ignoro aquello y me siento para abrir mi cuaderno de diseños, esperando a que llegue el profesor de taller de dibujo.

Me gusta apreciar mis dibujos, a veces me sorprendía que tales bellezas provengan de mi imaginación.

Cada escenario arquitectónico los admiraba como lo merecían. Con las yemas de mis dedos tocaba los trazos hechos a lápiz.

Y así, llegué hasta el que siempre lo consideraré, mi dibujo favorito.

Quise tratar de retratar el escenario del primer buen sueño que tuve.

Lo hice cuando tenía 15, cabe aclarar que estaba en plena pubertad.

Esa noche había soñado con los besos y las caricias de alguien que, hasta ahora, era un misterio para mí. Era como si él supiera exactamente cómo provocar el placer en mí.

Nos encontrábamos en una cabaña rústica de madera, el cual se encontraba a un lado de un hermoso lago cristalino rodeado de la más hermosa vegetación.

Creo que jamás podré descifrar el por qué siento que ese lugar, ese escenario, tenía algo especial.

La voz del profesor Hanks interrumpe mis pensamientos y hace que instantáneamente cierre mi cuaderno

Para mí mala suerte, las horas pasaban lentamente. Solo podía pensar en llegar a la casa y también, si Dalia ya se encontraba allí.

—Señorita Ashleen Mei—.

Logró escuchar al profesor mencionar mi nombre completo. Levanto mi mano con curiosidad, siendo sincera, no estaba prestando demasiada atención.

Me apena mucho decir esto ya que, por ende, es una de mis clases favoritas:

—¿Usted podría formar parte del comité de bienvenida para recibir al nuevo alumno de intercambio de nuestra comisión? Debido a que sería realmente oportuna su colaboración, gracias a las notas brillantes que logró en este primer cuatrimestre—.

Me propone el profesor con una sonrisa con su cara algo arrugada por la edad.

Asiento.

Total, no había ningún problema.

Retiro lo dicho, si hay un problema.

Ese era que el próximo nombre, fue el de Briado Dylan.

Suspiré con frustración.

—Rutina de mierda—.

Susurre ya hastiada, esa frase que repito una y otra y otra vez.

Ya que, cuando se dio a conocer a la mayoría del comité, resulta ser que eran sus amigos.

L O S D E T E S T A B L E S

Ecos de una historia jamás contada. Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora