En un seguro movimiento, aprovechando su pequeña altura, ella se cuelga por la espalda y con sus piernas enrollan el tórax de aquel tipo.
Estaba loca.
¿Qué hacía?
No comprendía aquellas acciones hasta que empezó a apuñalar la cara del tipo con la navaja, repetidas veces hasta llegar al ojo sano que le quedaba a este quien emitió un grito un tanto espeluznante pero no más que ver como agarraba a esa chica por el cuello, quedo un momento sosteniéndola mientras el aire la abandonaba y luego, la lanzo con fuerza contra una pared no muy lejos de nosotros. Ella gruñe al recibir el golpe y se queda inconsciente en el suelo.
¡Mierda, debo hacer algo!
Como si sus acciones anteriores me impulsaran ahora a mí, me acerco con apuro y firme hacia esa cosa que se acercaba a ella. Aprovecho que se agacha para tomar algo del suelo y con una patada golpeo su cabeza y luego rueda unos pocos metros por el suelo debido al impacto.
No me importa nada, tengo que saber que se encuentra bien. Me agacho para corroborar que este bien y toco su hombro. Ni bien recibe el contacto de mis manos, ella hace un movimiento que me causo una gran tranquilidad, estaba bien.
Todo ello se desvaneció al ver cómo me alejaba de ella a gran velocidad, debido a que esa cosa me lanzo contra otra pared, donde sentí una gran punzada en mis costillas.
Es un dolor insoportable, pero, no puedo quejarme si veo como esa cosa se coloca arriba de ella que seguía en el suelo y observo como levantaba su brazo donde se encontraba la navaja que esa chica había usado para apuñalarlo. Entonces empieza a tratar de apuñalarla con gran dificultad ya que, ella se resistía.
¿Cómo puede tener tanta fuerza de voluntad?
Yo estoy contra esta pared retorciéndome de dolor, dolor el cual debe sentir también.
No puede morir...con esa fortaleza, sería una gran pérdida para este mundo. Ya no hay personas así. Que revientan cabezas de tipos por desconocidos.
Siento como todo retumba a mi alrededor, esto genera que mis ojos quieran cerrarse, pero ellos se mantienen en el centro, firmes y decididos. Ambos con ansias de matarse.
Ella grita y genera que mis ojos vuelvan a despertarse. Observo con dificultad como su estómago sangraba levemente. También puedo notar como debido al grito la criatura sabe dónde atacar.
Esa criatura...es ciega.
Escucha todo y si me acercara de manera sigilosa.
...
A pasos tan grandes como disimulados me acerco hacia ellos y con toda la fuerza que me quedaba pateo a la criatura para que se quitara de arriba de ella y con mi pie aprieto su pecho contra el suelo, inmovilizándolo para empezar a descargar aquella pistola que tenía en mis manos.
Y en el primer disparo, esa cosa a causa de la desesperación, inserta la navaja en mi pierna.
Emití un grito de dolor y enojo pero, no evito que siguiera con lo mío, tenía miedo de que las balas no alcanzaran pero todo se desvaneció al ver como ella se arrastró hasta la criatura y con el arma de electricidad se lo inserta en el cuello para darle una gran descarga de electricidad hasta que dejo de moverse y la sangre salía por sus oídos.
Había acabado. Lo habíamos matado.
Me caigo hacia el suelo debido al dolor y ella no duda en acercarse hacia a mí y ver la herida que me hicieron.
Mierda, dolía bastante. No creo que pueda llegar lejos, sobrevivimos por poco y ahora...lo veo muy imposible, al menos para mí. Se que, aunque me cueste, voy a tratar de que al menos ella salga de aquí con vida, se nota que tiene una gran razón para vivir que la espera allí afuera:
—Mierda...—.
Ella maldice al ver mi herida y luego ella rompe un pedazo de tela de la camisa que tenía puesta, dejando a la vista su estómago rasguñado, debe ser de cuando la rasguñaron con la navaja.
Sostiene con delicadeza mi pierna para vendarla de manera cuidadosa, parecía saber lo que hacía:
—Por ahora, solo podemos evitar la hemorragia, luego pensaremos en algo—.
Comenta y al terminar me queda un momento viéndome a los ojos. Su rostro estaba con algunas manchas de sangre, supongo que el mio debe estar igual:
—Tu cabello está sucio debido a la sangre—.
Logra decirme para desviar la mirada y empezar a comprobar que estábamos solos:
—Gracias...em...—.
Estaba muy agradecido con ella, la verdad, ha sido muy valiente. Necesitaba saber su nombre.
Parece que logro captar mi mensaje ya que esboza una pequeña sonrisa, lamentablemente, se notaba que era un poco forzada, debe ser por la circunstancia perturbadora que estamos pasando juntos:
—Mei...Ashleen—.
Le devuelvo la sonrisa, Mei parecía muy alerta. No la culpo, estoy igual, pero por el dolor no puedo pensar en que tengo alguna oportunidad:
—Yo soy Aiden Lee... ¿Cómo esta tu herida Mei? —.
Ella se levanta y me ofrece su mano para levantarme con cuidado:
—Tranquilo, es solo un pequeño rasguño. ¿Qué hacemos ahora? —.
Me pregunta algo aterrada mientras coloca mi brazo por su hombro con apuro.
¿De en serio piensa cargar conmigo hasta encontrar una salida?
No tiene posibilidades conmigo siendo una carga:
—Deberías—.
Soy interrumpido por un grito, parecía la voz de un hombre:
—¡Vayan al avión gris que se encuentra en frente de la salida de emergencia, ya está despejada! —.
Estábamos confundidos hasta que cerca de nosotros empieza a correr una figura encapuchada por una especie de capa verde:
—¡Ahora, ya me hice cargo de los oxidados! —.
Vuelve a ordenarnos mientras una de esas cosas empieza a correr hacia él y en un rápido movimiento, el encapuchado corta su garganta con una especie de oz.
Mei y yo nos vemos mutuamente y empieza a dirigirnos hacia la salida de emergencia dejando al desconocido atrás, no teníamos otra alternativa más que obedecerlo.
A cada paso, mi dolor aumentaba aún más, era insoportable. Pero debía de seguir, no podía renunciar.
Ahora que lo pienso, este dolor no es tan insoportable como por los que pase en aquellos sueños que me gustaría olvidar cada día de mi vida:
—¡Aiden, ve directo al asiento del piloto y enciende el avión, pero, ya! —.
¿Este tipo quién es?
¿Cómo sabe que se volar?
Mis preguntas cesan al ver a Mei abrir la puerta de la salida de emergencia y ahí se encontraba el avión, ambos subimos con dificultad y finalmente entramos.
Y ni bien lo hicimos, caímos rendidos en el suelo, un poco tranquilos cuando de repente, una mujer encapuchada por una capa roja, se agacha hacia nosotros:
—¿Están bien? —.
Mei se levanta sorprendida al escuchar esa voz y retira la capucha roja de la cabeza de aquella mujer. Puedo notar como un estilo de shock y miedo la ataca ni bien ve el rostro de esa mujer:
—Leah... ¿Qué estás haciendo aquí? —.
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Ecos de una historia jamás contada. Parte I
Fantasía"...El mundo es corrompido cada vez mas. No hay tiempo casi para nada, entonces los guías deberían conducirlos a aquellos que lo equilibrarían a su lugar destinado, donde se volverán a repetir una y otra vez, historias como ecos jamás escuchados en...