Hicimos contacto visual a una gran lejanía

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Podía sentir las miradas de Dylan sobre mí, sin disimulo alguno, si bien trato de no darle importancia, sé que esas miradas significan que quiere hablar sobre algo conmigo. Es mejor no acercarme tanto, aunque tenga curiosidad no podía disminuir el miedo que me atacaba en ese preciso momento.

No tengo idea del porque estoy tan paranoica, pero, algo no anda bien. Ya quiero volver a casa.

De repente, sentí una punzada muy fuerte en el pecho que duro un segundo, aun así, el dolor fue insoportable. Jamás había pasado por un dolor así.

Trato de distraerme con mi teléfono y acto seguido, se escuchan unos gritos de emoción resonando en el establecimiento haciendo que me sobresalte y observe a que se debía tal escándalo.

No entendía nada hasta que logra distinguir un grupo conformado por tres chicos de etnia asiática, pero, mis ojos se detuvieron en él.

Era quien se encontraba en medio de los tres, estaba con la vista concentrada en su teléfono.

Algo en él me llamaba demasiado la atención, a tal punto de no poder apartar mi mirada que se encontraba un poco cautivada por aquel chico de cabello color menta, su piel un poco morena y de facciones de un adulto joven bastante atractivo.

Parecía de otro planeta, es el primero que no puedo ignorar a mi alrededor.

Un logro.

De la nada, ese chico levanta la vista de su teléfono, haciendo ver sus ojos rasgados de un color café, quien pareció percatarse de mi mirada ya que, hicimos contacto visual a una gran lejanía. Era como si nuestros ojos lograran conectarse en un microsegundo, pero, fue lo necesario para despertar de esa hipnosis y apartar la vista avergonzada. Tenía que dejar de verlo o parecería una acosadora.

Una de mis compañeras pareció darse cuenta también de la presencia de ese grupo y su rostro cambio completamente. Sabía lo que significaba eso, así que tape mis oídos para esperar lo peor:

—¡¡¡Aiden!!!—.

Grito con una emoción enorme. Como detesto que hagan esto y mas, si es a mi lado, invadiendo mi espacio,

Trato de ignorar aquel hecho, parecía conocerlo, yo quería saber quién era. A que se debía la emoción:

—¿Quién es? —.

Pregunto fingiendo desinterés con mi teléfono mientras ella me veía con indignación:

—¿Acaso no conocer al actor Aiden Lee? Guau, pensé que solo eras una zorra, pero ahora lo confirmé. Eres una zorra muy rara—.

Suspiro, en ese momento me arrepentí de haberle dirigido la palabra. Solo ignore aquel comentario que es uno de los muchos que recibo y vuelvo a dirigir mi atención en Aiden quien seguía con su teléfono, parecía estar esperando a alguien con sus amigos.

Hasta su nombre es atractivo.

Basta Mei, ya déjalo en paz. Debe tener demasiado con las chicas insoportables que están a su alrededor en este preciso momento.

(En ese momento, el que Mei desviara la mirada y su atención hacia otro lado, evito que se diera cuenta que era el objeto de interés a la vista de Aiden)

El profesor Hanks se acerca hacia nosotros:

—Jóvenes, están por entrar al establecimiento los pasajeros del vuelo 138, en el cual es el vuelo donde se encuentra Nils—.

Comentaba mientras observaba su reloj. Todos fuimos cerca hacia donde los pasajeros iban a ingresar, mientras tanto, un detestable sacaba un cartel con el nombre de Nils Miller.

Ecos de una historia jamás contada. Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora