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Castigada. Alexandra estaba castigada, había faltado a su promesa o compromiso con su padre respecto a salir con su madre, pero a pesar de aquello no se arrepentía, se estiró en sus sabanas plateadas y sonrió, había pasado una tarde agradable junto a Gabriel.

- ¿Estás durmiendo? – la voz de su padre entrando a su habitación la hizo volver a la realidad

- No – responde alzando la vista para encontrarse con la mirada de su papá

Samuel entra a la habitación de su pequeña, quien ya estaba enfundada con su pijama, su cabello desenredado y su libro de lectura nocturna a un lado.

- No me gusta acostarme enojado contigo – dice Samuel dejándose caer a los pies de la cama

Alexandra imita su acción y se sienta a su lado dejando caer su cabeza sobre el hombro de su padre, inhalando esa mezcla de tabaco con su perfume, aroma que la reconfortaba de la misma manera en que lo hacía cuando era pequeña y tenía pesadillas.

- No estoy enojada papá – dice Alexandra – ni siquiera me molesta estar castigada – confiesa

- ¿No? – samuel la mira confundido

- Nop – Alexandra se encoje de hombros – tuve una mejor tarde de la que habría pasado con Ariadna

Samuel alza las cejas y nota el leve sonrojo en las mejillas de su hija.

- Ya... ¿es porque te has ido con ese chico? – pregunta arrojándose al agua sin rodeos

- Puede ser – responde Alexandra sonriendo ante el rostro de confusión de su padre

- ¿Te gusta ese chico? – vuelve a preguntar Samuel y su hija estalla en carcajadas sonoras

- ¡No! – grita Alexandra en medio de risas contagiosas, cosa que hace que el corazón de Samuel se relaje momentáneamente - ¡claro que no!

- Bien... bien – Samuel sonríe - ¿pero no volverás con Agustín, ¿verdad?

- No papá – Alexandra vuelve a reír – jamás – asegura y Samuel vuelve a sonreír

Samuel se acomoda en los almohadones de la cama de su hija y ella se recuesta a su lado, estaban semi sentados y se sonreían, aquella escena le recordaba a Samuel otra muy similar que habían vivido en el antiguo piso de él, pero con una Alexa de seis años mientras tomaban chocolate caliente y observaban la nieve caer.

- Ponme al tanto de tu vida – le pide Samuel – y cuéntame de tu primer día

- Bien – Alexandra sonríe y empieza a relatarle a su padre sobre su primer día de clases

Desde que Alexandra había empezado su vida escolar, todas las noches durante la cena ella y su padre hablaban sobre sus días, sin importar cuan aburridos fueran algunos días, siempre llegaban a compartir sus anécdotas el uno con el otro, exceptuando los días como aquel, en donde Samuel había regañado a su hija por desobedecer o por incumplir una promesa.

- Me alivia saber que no volverás con Agustín – dice sincero Samuel – pero si vuelve a molestarte...

- No te preocupes papá – Alexandra le sonríe – se manejarlo

- Bien – Samuel asiente – y ese chico nuevo... Gabriel

- Es solo eso – asegura Alexandra – el chico nuevo, que puede que seamos amigos en un futuro – vuelve a sonreír

Alexandra le tenía mucho cariño y confianza a su padre, ella mejor que nadie sabía que él sería la ultima persona en el mundo en juzgarla, pero aun así decidió mantener para ella los hechos de como había conocido a Gabriel realmente.

El amor que no tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora