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Estaba cerrando la puerta lista para buscar a Hermione y Ron, pero pronto mis piernas se debilitaron y caí al suelo.

Aprete mi cicatriz al sentir tanto dolor en esta, me levanté aún un poco mareada y camine a la cámara de los secretos.

En cuanto llegue espere en el baño pero luego de cinco minutos al no verlos salir, comence a caminar a la sala común de Ravenclaw, pues ahí estaría Harry según nos había dicho.

Pero pronto, todo paso tan rápido que ahora tenía los labios de Hermione sobre los míos.

— Que rápida. – dije separándome de ella y viendo que estaba mojada. — ¿Ya lo han hecho?

— Si, ¿Te sientes bien? – asenti mirando a Ron y le arrebate el mapa, mi hermano caminaba, pero después desaparecía.

— Debe estar en la sala de menesteres, la otra vez Hermione dijo que en el mapa no se veía. – sonreí asintiendo y el comenzó a caminar, mientras Hermione sonreí, era una extraña manera de sonreír, frunci el entrecejo pero le reste importancia puesto que debía ser el hecho de que Ron nunca se acordaba de nada.

En cuanto llegamos me separé de ellos dos y busque a mi hermano...la sala que viene y va...pero por supuesto ¿Qué más podíamos esperar de un arrogante como Tom Ryddle?

Tal vez...debería estar guardada, en lo personal no me agrada dejar que las cosas de un tamaño pequeño se queden sueltas.

Entonces encontré a Harry y le abracé tomándolo por sorpresa.

— ¿Dónde estabas? Creí que venías detrás de mi.

— Bueno siempre estaré atrás de ti, ¿Alguien tiene que cuidarte la espalda no? ¿La encontraste?

— Gracias y si, da la casualidad que hace un año la vi, cuando escondí el libro la vi y ahí está, está guardada, además ¿No escuchas el susurró?

— Intento no hacerlo, tómala y larguemonos.– pero parece que le dije otra cosa pues todavía se tomó el tiempo de abrir la caja.

La diadema era bastante linda, Harry la tomo entre sus dedos sin sacarla de la caja.

— Vaya, vaya. – el chico la soltó de inmediato y miro a dónde provenía la voz y de inmediato rodó los ojos. — ¿Que buscas aquí Potter?

— Te pregunto lo mismo.

— Tienes mi varita. – respondió el chico y Alyssa negó saliendo al pasillo donde estaban estos.— Devuélvemela.

— No, la tengo yo. – el chico miró a detalle a Alyssa pues le había tomado cariño a la chica y bajo un poco la varita pero este la volvió a alzar, lo que hizo que Alyssa recordara a Snape. —¿Que tiene de malo esa? – pregunto la chica con severidad.

— Es de mi madre, es poderosa pero...no es lo mismo. Esta no...me entiende bien ¿Comprendes?

— ¿Por qué no se lo dijiste? – pregunto Harry a lo que su hermana rodó los ojos, para ella así iniciaba sus estúpidas peleas que no tenían sentido. — A Bellatrix.

Los amigos de Malfoy le miraron confundidos, aunque ninguno apuntaba a la chica pues está la querían sana y salva, ya que si fuera de lo contrario no les iría nada bien, las órdenes eran que no podía tener ni una pequeña cortada.

— Sabías que era yo; pero no se lo dijiste.

— Anímate Draco, no seas cobarde. Mátalo.– la chica alzó ambas cejas y Malfoy recordó que le había arrebatado su varita pero ella lo había apoyado cuando más lo necesitaba.

— Quieto. – ordenó Malfoy mirando a ambos Potter

— ¡Expelliarmus! – gritó Hermione mientras me jalaba hacia ella.

Inefable [Hermione Granger] CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora