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Miraba a un punto fijo, todo estaba en un absoluto silencio, la persona frente a mi no dejaba de observarme, habían cuatro personas en cada esquina de la habitación, supervisando mis movimientos. Pensaba en ella, en esa chica que había robado mi corazón, lo que no entendía es que hacía aquí y porque ella no estaba a mi lado.

—Cuéntame —Me miraba seriamente —¿Qué fue lo que en realidad paso? —Pregunta, entrelazando sus manos mientras que se recargada un poco hacía mi.

—Todo comenzó ese día —Murmure, esta vez mirándolo fijamente a los ojos.

(—)

Estaba sentado, llevaba una camiseta blanca que enrollada mis brazos y me impedía hacer algo. Llevaba tiempo aquí, todo esto era oscuro, me daban pastillas, llegaban a inyectarme cosas que me hacían dormir. Antes era un doctor de este centro pero al descubrir lo que realmente hacían con los pacientes todos se pusieron en mi contra y me tomaron como otro, cada vez que alguien llegaba y entraban a mi habitación repetían lo mismo.

"Paciente 118, Cinco Hargreeves, el más peligroso así que hay que tener cuidado con él"

Ya iban varias personas que venían a "cuidarme" pero en realidad siempre salían huyendo, decían que los manipulaba pero en realidad yo no hacía nada más que pedir ayuda pero ellos no entendían nada. Miraba a lo que era lo más cercano que tenía a una ventana, era un pequeño hueco donde podía ver la luz del sol iluminar muy poco mi oscura habitación. La puerta se abrió, entrando varias personas a lo que yo solo seguí observando la luz, no me importaba quien era.

—Paciente 118, Cinco Hargreeves —Explico y yo sabía lo que pasaría —El más peligroso así que hay que tener cuidado con él —Yo agache un poco la cabeza, observando mi sombra.

—Hola, Cinco —Escuche la voz más suave que podía haber escuchado en todo este tiempo.

Siempre eran roncas y bruscas pero esta era dulce y suave. Levante la mirada y me encontré con una hermosa chica, esta me iluminó los ojos al instante, era la primera chica que había visto en toda mi vida. Las personas que cuidaban de mi siempre eran hombres, nunca llegaron a ser mujeres y menos mujeres tan hermosas como ella.

—¿Podrían dejarme a solas con él? —Pregunta mirando a los hombres a su alrededor.

—Me temo que eso sería algo imposible Señorita Lee —Explica.

—Él ya se encuentra atado, además, mi trabajo tengo que hacerlo con él, no con todos ustedes dentro —Explica y Turner suspira frustrado.

—Si así lo quiere —Se da la vuelta —Retirémonos —Pronto todos salen de la habitación, dejándome a solas con ella.

Tomo una silla y se sentó enfrente mío, la mesa era la única separación que había el uno al otro. Solo la observaba, las gafas que llevaba y su cabello levemente desordenado, era una completa hermosura. Un ángel que había venido a mi para poder salvarme de este mundo de horror.

—Mucho gusto, mi nombre es T/n Lee —Se presenta.

—Cinco Hargreeves —Sonríe.

—Lo sé —Murmura —Cuéntame, ¿Qué es lo que pasa? —Pregunta.

—Yo quisiera saber una cosa antes —Ella asiente.

—Estoy aquí para resolver tus dudas —Yo me acerco un poco a ella.

—¿A qué a venido aquí? —Pregunto casi en susurro, se que hay cámaras por casi toda la habitación.

—Seré tu psicóloga, estaré aquí para escucharte sin juzgar —Yo asiento.

—Bien —Murmuro.

—¿Ahora puedes decirme como te sientes? —Aclaro mi garganta.

—Bueno, es cansado —Murmuro y ella me mira confusa.

—¿Por qué cansado? —Pregunta.

—Es cansado por las pastillas, las cosas que me inyectan me hacen sentirme cada vez más cansado, más débil, como si estuviera perdiendo mi cuerpo —Ella lo apunta en una libreta.

—¿Sales de aquí? —Hace referencia a la habitación y yo niego.

—No me deja salir de aquí desde que hice un desorden en la cafetería con León —Digo.

—¿Qué paso con León en la cafetería? —Sigue apuntando pero al terminar me mira.

—Él dijo que estaba loco, como todos los demás aquí. Perdí el control, él no sabía nada, él era el loco, solo decía cosas sin pensar —Comienzo a enfadarme —Él no sabe nada, no sabe nada de mi, todos me juzgan, recuerdo que perdí la cordura, me lance hacía él y comencé a golpearlo —Me relajé un poco —Todos gritaban, la sangre comenzaba a hacerse presente, sentía que me estaba rompiendo la mano pero no paraba de golpear su rostro hasta que llegaron los guardias y me separaron de él —Suspiro —Desde ese día no salgo de aquí, personas llegan y me tiran la comida, como si fuese un animal —Explico.

—¿Te golpean? —Me quedo callado.

—Ellos lo hacen cuando quieren, me ven débil y juegan conmigo, me empujan y llegan a golpearme de vez en cuando. Se creen demasiado por que ellos están fuera, libres y yo sigo aquí, encerrado —Ella toma mi mano.

—Tratare de hacer algo al respecto, no pueden hacer algo así siendo un paciente. Es contra la ley —Siento mis mejillas arder pero en eso alguien entra a la habitación.

—Es suficiente Señorita Lee —Explica —La sesión a terminado —Ella asiente y comienza a levantarse pero antes de irse tomo su mano, deteniéndola.

—¿Vendrá mañana? —Ella asiente.

—Aquí estaré a la misma hora.

—¡Señorita Lee! —Insisten y ella solo se aleja de mi, escapándose.

Ella salió y los guardias me miraron fijamente, como si me estuvieran advirtiendo algo. La puerta se cerro, volviendo todo a lo oscuridad aunque aun seguía esa luz que entraba por aquel hueco aunque comenzaba a desvanecerse, comenzaba a hacerse de noche. Me levante de la silla y me dirigí hacía la cama, tirándome en ella, pensando en la Señorita Lee, fantaseando salir de aquí a su lado.

Sería una increíble fantasía que lograría hacerla real. Ella sería mi salvación y yo sería el amor de su vida, no la dejaría ir y dañare a cualquier persona que quiera acercarse a ella porque ella es mía.

𝐌𝐲 𝐃𝐚𝐫𝐥𝐢𝐧𝐠 © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora