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Una alarma me hizo despertar, tan solo abrí los ojos, no me asuste ni nada de eso. Ya era algo de lo cual tuve que acostumbrarme, me senté sobre la cama, esperando hasta que abrieron la puerta, dos personas entraron, uno de ellos llevaba la bandeja con comida mientras que el otro estaba al pendiente de mi. Yo solo observaba los movimientos de cada uno, las postura que llevaban por si los atacaba. Dejaron caer la bandeja sobre la mesa, unas cuantas partes de la comida salió disparada por el choque. Al final el se dio la vuelta para comenzar a caminar.

—Trevor —Murmure y él se detuvo, mirándome —¿Cómo sigue tu madre? —Pregunto y él se gira, mirándome molesto.

—No deberías meterte conmigo Cinco —Habla furioso.

—Tú sabes lo que hacen aquí, eras mi mejor amigo. Me traicionaste —Me levanto, enfrentándolo —Por tu culpa estoy aquí, ambos podíamos haber destruido todo esto, como unos buenos amigos —Dije.

—Todo lo que dices es mentira, son ideas tuyas que pasan por tu cabeza. No te traicione, te estoy ayudando —Dice y yo sonrió.

—¿Cómo esta tu madre? —Vuelvo a preguntar.

—Estas loco —Murmura para luego darse la vuelta.

—Oh lo siento, olvide que esta...muerta —Pronto él se lanzo contra mi.

—¡Eres un hijo de puta! —Grito mientras que comenzaba a golpearme, intentaba defenderme pero la camiseta me impedía hacerlo.

Sentía un liquido recorrer mi rostro y no se en que momento paso pero Trevor estaba en una esquina de la habitación, sangre, mucha sangre salía de él mientras que otras personas intentaban ayudarlo y a mi intentaban dormirme. Yo no me dejaba por obvias razón, ellos decían que eran medicamentos para ayudarme pero en realidad era lo que me hacía enloquecer, experimentaban con mi cuerpo y no quería más de eso.

Pronto sentí una aguja encajarse en mi piel, aquel liquido comenzó a recorrer mi cuerpo hasta que caí profundamente dormido. Esta vez la lluvia me había despertado, era fuerte el choque que hacía con las paredes de mi habitación, note a mi alrededor, todo estaba desordenado, unas cuantas gotas de sangre seguían sobre el piso y mi ropa comenzaba a mancharse ya que igual mi rostro brotaba un poco de sangre.

Me levante de la cama, camine hacía la mesa y note que ya no estaba mi bandeja de comida. Me senté y me deje caer en la silla, intente acomodarme pero me di cuenta de que me habían apretado mucho más la camiseta, comenzaba a lastimarme. La puerta se abrió, no entendía que pasaría ahora, ya no había hecho nada malo.

—Señorita Lee, tenga cuidado, esta mañana se despertó muy bravo —Escucho que dicen y yo sonrió, mi amada al fin había llegado. Escucho el eco que hacen sus tacones contra el piso y pronto ella esta enfrente mío.

—Hola Cin... —No termina —¡Por Dios! ¿¡Qué te paso!? —Pregunta preocupada al notar la sangre caer sobre mi rostro —Por favor, que alguien ahora mismo lo atienda —Pide a Turner el cual aun no se iba.

—Traigan a un paramédico —Pide mientras que me mira mal.

—¿Qué paso aquí? —Pregunta observando absolutamente toda la escena, como había un completo desorden y como había sangre por unas cuantas partes de la habitación.

Miro de reojo a Turner el cual no deja de verme, luego miro a la Señorita Lee y me quedo callado, agachando un poco la mirada. Necesitaba estar a solas con ella, sabía que había cámaras pero igual me sentía mejor sin cualquier otra presencia más que ella. Pronto un paramédico llego, comenzó a atender las heridas que Trevor había provocado, en todo el momento que me atendían no paraba de mirar a T/n la cual estaba platicando la situación con Turner, ella parecía molesta mientras que Turner trataba de explicar la situación.

—Él esta loco, eso es lo que debes entender —Decía Turner

—Él no esta loco, esta traumado por todas las cosas que le hacen aquí, eso debería entender usted —Dijo ella

Pronto ella se encontraba a mi lado mientras que los demás cerraban la puerta, dejándonos absolutamente solos.

—¿Qué paso? —Pregunto y yo no dije nada, solo la miraba, apreciaba absolutamente todo de ella —¿Turner te hizo esto? —Pregunta murmurando y yo niego —¿Hoy no quieres hablar? —Niego —Bien, puedes decirme lo que quieras aquí —Me entrega una libreta junto con un lápiz —Trata de decirme lo que quieras como quieras —Yo solo tomo el lápiz y comienzo a escribir.

Trevor

—¿Quién es Trevor? —Pregunta confundida —¿Trevor te hizo esto? —Asiento.

Loco

—¿Te dijo "Loco"? —Asiento —¿Eso te hizo enojar? —Vuelvo a asentir.

No comer

—¿No haz comido nada? —Asiento —Tratare que te den de comer después de esto ¿Bien? —Asiento.

—Gracias —Murmuro.

—Estoy para ti Cinco, te ayudare y entenderé en cualquier cosa que quieras decirme —Observo la sonrisa que forma entre sus labios, los observo unos cuantos segundos hasta que la puerta se abre.

—A terminado la sesión Señorita Lee —Ella asiente y se levanta pero no se llevaba la libreta.

—Dibuja aquí el como te sientes para mañana ¿Bien? —Solo la observo, ella vuelve a sonreír para ahora si salir de mi habitación.

Escucho el eco de sus tacones chocar contra el suelo hasta que dejo de escucharlos, la puerta aun estaba abierta y un guardia todavía estaba ahí, no sabía porque pero pronto más guardias entraron a la habitación, me tomaron a la fuerza, intente huir pero de la nada observe que ya no tenía esa camiseta blanca, ahora eran cadenas que apretaban mis muñecas al igual que tenía unas sobre los pies y unas cuantas cosas de limpiezas.

—Tú mismo limpiaras lo que le hiciste a Trevor —Dicen para luego irse.

No entendía, ¿Lo que le hice a Trevor?, pero si el fue quien me golpeo primero, yo solo me defendí, no pensaba dejarme golpear por un traicionero como él. Sin poder hacer otra cosa comencé a limpiar la zona donde la sangre comenzaba a marcarse en el piso. Paso el tiempo así, limpiaba y limpiaba hasta que en un momento ya no había luz que alumbrara más que la luna reflejándose en mi habitación.

Alguien entro y me dejo una bandeja sobre la mesa y sin decir palabra se fue, yo tampoco dije nada, solo deje las cosas y me senté, comenzando a comer. Realmente moría de hambre, hace unos días que no había comido lo suficiente ya que esos eran varios de mis castigos, no comer por portarme mal. Algún día pagaran por como me tratan ahora, se que en algún momento saldré de aquí y me vengare de cada una de las personas.

Mientras comía observe la libreta, sonreí imaginando a la señorita Lee, era una chica realmente hermosa y sus manos había tocado la libreta. Limpie mis manos en la ropa que llevaba para luego observar la libreta, me levante del asiento y camine hacía la cama, ahí tenía un poco más de luz gracias a la luna. Recordé los labios de ella y eso me hacía sentirme bien, muy feliz así que quería dibujarlos, como ella me había dicho pero no tenía algo con cual dibujar.

Pensé un poco, mire a mi alrededor pero no había absolutamente nada, acaricie mi cabello pero en eso toque la venda que cubría mi herida, con una sonrisa comencé a quitar la venda, poco a poco comencé a notar la sangre marcada en ella y al quitarla toque mi herida, esta a un sangraba así que fui inteligente y llene mi dedo con sangre para luego comenzar a marcarlo por la libreta.

Comencé a dibujar los labios de ella, trataba de que quedaran a la perfección y a mi parecer lo estaba logrando, al terminar sonreí, observando mi gran obra de arte. Me acosté en la cama, mirando la libreta manchada de sangre con los labios de mi amada, sonriendo acerque la libreta a mi rostro hasta que mis labios impactaron contra la pagina, la aleje de mi para luego abrazarla y así cerrar los ojos.

Mi salvación, eres mi salvación Señorita Lee

𝐌𝐲 𝐃𝐚𝐫𝐥𝐢𝐧𝐠 © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora