CAPÍTULO 10

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—Ehh, gracias— digo e inmediatamente clavo los ojos en el suelo.

Miro a Jack y él me devuelve una mirada que dice a gritos "QUE VERGÜENZA". Mi cara en este momento es un cuadro y Raúl se da cuenta a si que intenta cambiar de tema.

—¿Empezamos?— dice él con un tono que claramente pide a gritos que olvidemos lo sucedido.

—Venga. Saca el libro peque— dice Jack.

Saco el libro de matemáticas y  me siento entre ellos.

Después de casi tres horas todo iba muy bien. Raúl lo entendió todo a la primera y Jack más de lo mismo. El temario no es difícil solo que es muy importante atender a la explicación o de lo contrario te perderás. 

—Voy al baño, ahora vuelvo— dice Jack y se levanta de la silla. En el transcurso del camino a la puerta me mira y me guiña un ojo. ¡Que cabrón! ¿Se puede ser más toca pelotas?

Cuando sale de la habitación cierra la puerta tras él. Siempre me la deja abierta para joder, pero hoy no le interesaba molestarme.

No me había dado cuenta de lo cerca que estaba sentada de Raúl. Puedo escuchar su respiración. Demasiado cercana a la mia.

—Oye, ¿De dónde sacas este número?— me pregunta señalando un 10 ml que había debajo de un título enorme: DATOS.

En el intento de quitar mi mano para poder decirle que era un dato del problema, él me la sujeta con fuerza pero con suabidez al mismo tiempo.

Sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo entero en cuestión de segundos.

Raúl se acercó un poco más a mi, si eso era posible. Ya no quedaba ni aire entre nosotros.

Me estaba poniendo muy nerviosa, ni siquiera sabía cómo reaccionar. Raúl se va acercando cada vez más a mi cara, y yo me giro un poco para tener mejor perspectiva de su boca. Realmente no sé que estoy haciendo, Raúl me gusta pero quería conocerle un poco más antes de dar este paso. Llevaba 3 años sin hablar con un chico tan de cerca. Me daban pánico las relaciones y que alguien me pusiera tanta atención.

Quedaban solo unos centímetros para que nuestras bocas se chocaran pero yo iba demasiado lento dando a entender que no sabía cómo responder.

Finalmente decidí dejar mi pánico atrás y darle ese beso que a lo mejor para él significaba uno más pero para mí se convertiría en el primero y el mejor. Pero alguien abrió la puerta.

—Joder, y mira que os he dejado tiempo ehh— dice Jack decepcionado.

Inmediatamente me aparto y Raúl esboza una sonrisa sarcástica dando a entender que se ha quedado con las ganas.

—Madre mí jajaja. A ver venga moveros que ya son las dos y tengo hambre.— dice Jack.

Me levanto de la silla y voy al baño rápido mientras cojo mi chaqueta.

Una vez ahí cierro la puerta de un portazo y me siento en el suelo apoyando mi espalda contra la puerta.

No se exactamente qué es lo que me pasa. Por una parte estoy muy contenta porque Raúl me gusta y ese intento de beso a lo mejor significa algo. Por otra tengo el corazón a mil y unas ganar de vomitar enormes. Me daba miedo. Si, he llegado a la conclusión de que me muero del miedo por dentro.

Mi cerebro no podía permitir que besara a un chico de mi edad, exactamente de la edad del chico del secuestro. Que besara a un chico que me recordara mucho a alguien extrañamente familiar. ¡Que besara a un chico!

Desde lo que sucedió no he vuelto a relacionarme con ninguno, excepto con Jack.

Me acerco al bater de un salto y hecho todo lo que había desallunando. Antes me daba mucho asco vomitar pero ahora ya me he acostumbrado. Me lavo los dientes y la cara y rápidamente salgo del baño porque me estaban esperando.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora