CAPÍTULO 13

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—¡Hola mamá!— digo mientras me como la última galleta de mi escaso desayuno.

—¡Hola cielo!—  dice cogiendo su chaqueta y dirigiéndose a la puerta. 

—¿A donde vas? 

—Eh... tengo que ir al médico... a hacerme una radiografía para ver si todo eso del bebé va bien.

Por un momento se me había olvidado la existencia de ese ser diminuto que deambula en la barriga de mi madre. Ella empieza a tocarse el pelo en señal nerviosismo por mi respuesta.

—¿Por qué no me lo habías dicho antes? Espérame, me visto rápido y bajo—  digo levantándome del sofá y dirigiéndome hacia las escaleras.

—¿Me vas a acompañar?— dice sorprendida.

—Pues claro, yo también quiero saber como está mi hermanito— ella esboza una sonrisa de oreja a oreja orgullosa y yo continuo mi camino hacia la habitación.

—O hermanita—  digo con una sonrisa de felicidad. 

**** 2 horas después ****

—Bueno señoritas, me alegra deciros que ya llevas un mes y medio de embarazo. 

Dice el doctor y mi madre me aprieta la mano, que yo la había estrechado cuando se tumbó, entusiasmada. Me hizo muy feliz verla así de contenta. Esbocé una sonrisa enorme hacia el médico.

—¿Cuándo podremos saber su género?— pregunto.

—Hasta los 4 meses o así, no podremos saber nada con total certeza.— dijo el doctor sorprendido por mi entusiasmo.

—Ahora te toca cuidar de tu madre jovencita. Nada de estresarla o enfadarla mucho, ni café, ni tabaco, por supuesto alcohol no...— y siguió durante 10 minutos enumerando todas las cosas que mamá no podía hacer durante su embarazo. Mamá sonreía porque se sabía esa charla de memoria. Yo escuché atentamente y anoté unas cuantas cosas en el móvil.

Nos despedimos de él y entramos al coche. 

—¿Cómo la le quieres llamar?— pregunté entusiasmada.

Mamá me miro sonriente y dijo— Jo Nayara, no sabes lo feliz que me hace que hayas aceptado este embarazo. De verdad que verte entusiasmada me hace muy muy feliz. Te lo agradezco muchísimo.

—No tienes nada que agradecerme mamá. Fui una completa imbécil el otro día. No quería decir eso, solo... solo fue la rabia del momento. De verdad espero que lo olvides y me perdones, me arrepiento muchísimo— digo mirando mis manos y mirándola a ella de reojo. 

—Ohh cielo... ¿Cómo me voy a enfadar contigo? Ven aquí anda.— abrió los brazos y yo me tiré a ellos para abrazarla con fuerza haciendo que sonara el claxon sin querer. Dimos un respingo y echamos a reír juntas.

—Entonces... ¿Eda?— digo sonriendo.

—Es un no rotundo— dice  mi madre arrancando.

—Venga mamá... porfa, porfa, porfa— empezó a negar con la cabeza y vi en sus ojos que ya tenía una idea en mente— ¿y que sugieres?

—Daila, es el que te iba a poner en un principio pero Héctor no quiso— dijo entusiasmada.

—Mmm.... no me desagrada. Me gusta, me gusta—dije y la miré— pero solo si yo puedo elegir el nombre si es chico.

—Eso es chantaje— dice entornando los ojos.

—¿Eso es un sí?— digo esbozando una sonrisa malévola.

—Depende— la sonrisa que mi madre tenía en la boca desde  que entró al hospital era impresionante, demostraba claramente lo feliz que está.

—Dylan— al ver negaba rotundamente con la cabeza intenté convencerla— significa mar, venga mamá... es precioso.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora