Desde que lo sé, no puedo sostenerle la mirada.
Se me hace imposible, porque ella me mira cuando estamos solas y tengo el inevitable deseo de besarla, de gritarle todo lo que me hace sentir, y es tan frustrante no saber cómo hacerlo.
Sólo pasaron tres días, ella ha estado bastante alejada intentando entender todo lo que le dije. Comprendió que nos ocultan algo grande, y que Madrona está detrás de todo, porque en caso de ser un invento, no se hubiese tomado la molestia de amenazarme. Madrona tiene miedo de que abra la caja de Pandora.
Mar merodeaba los pasillos de la biblioteca mientras leíamos con el club. Laura, que soñaba con ser escritora, leía en voz alta un libro con la historia de más de una de nosotras, pero en ficción. Me habré quedado un capítulo atrás, no me importó, logré escuchar muy poco y mi vista no seguía el ritmo. Estando acá, en público, podía sostenerle la mirada, eso que me cuesta desde hace tres días cuando antes era una costumbre. Ella me buscaba, trataba de hablarme en señas diciendo que no encontraba nada, y que no me preocupe, que ya iba a aparecer algo. Me sentía tan orgullosa que luego de tanta pelea, al fin estuviéramos juntas buscando el gran origen.
De vez en cuando observaba que me sonreía, como algo pasajero, parecido a un espasmo, pero a mí me ponía los pelos de punta. Y a la vez, algo cálido recorría mi cuerpo.
No sé muy bien qué esperarme de este sentimiento, nunca había estado tan presente por nadie. Soy consciente de que existen diferentes formas de amar, sin embargo, a esto no lo puedo confundir con otra cosa. Es tan puro, tan real, que me hace temblar un poco. A veces siento que no existe, que es mi imaginación armando escenarios donde jamás voy a poder estar, y en cierta parte es verdad, porque no corro con la misma suerte que las personas normales, pero esos pensamientos me los pone la parte negativa de mi cabeza. Esa que me dice que no merezco nada bueno.
Mi mente se ha llenado de nuevos términos, esos que sólo escuchaba en las películas que tanto criticaba. Fue algo que no esperaba, de lo que no tenía expectativas, porque no entraba en mis planes. Es el peor momento posible, y saberlo me hace sentir horrible. También me he cuestionado un montón de cosas, como el destino y los tiempos. Porque aun no entiendo el punto de inflexión entre una mirada cómplice y poner en juego todo lo que quiero conseguir solo por protegerla. ¿Y por qué ella? ¿Y por qué yo? ¿Y por qué ahora?
No entiendo nada.
—¿Puedes hacerlo menos obvio? Te la vas a comer con la mirada...
Micaela habló a mi lado, haciendo que el libro resbalara de mis manos por el susto y Mar, que en ese momento observaba todo, se riera.
—¿De qué hablas?
Volví a tomar una compostura sensata. Cruzando mis piernas y colocando las manos sobre mi regazo. Micaela aguantó la carcajada.
—Claro, porque nadie se dio cuenta que el ogro de las flechas al fin se preocupa por alguien que no sea ella misma. Vamos Cora, admítelo, se gustan.
A pesar de haber tenido una sensación muy linda en el pecho al escucharla decir eso, no podía permitirle que siguiéramos con esto, en otras circunstancias lo haría encantada.
—No hablemos de ella, ¿sí? —susurré.
—Bueno... pero sécate la baba, vas a mojar el libro.
Inconsciente, limpié la comisura de mis labios con el dorso de mi palma. No había nada, claramente, pero mi cerebro no estuvo funcionando bien en este último tiempo.
Antes de darme cuenta, la hora había terminado y me tocaba mi preciado entrenamiento. Decidimos quedarnos en el jardín del Árbol, para estar a la vista de todas y así demostrarle a Madrona que no queremos interrumpir en su descarado engaño.
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Las Hermanas Perdidas
Novela JuvenilUn día despertó luego de su peor pesadilla, y descubrió que ya estaba muerta. Cora se enfrentará a la desdicha de ver los efectos de su muerte desde un lugar en el cual nada se puede hacer e intentará entender un sistema donde el libre albedrío no...