20: Ataque al corazón

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"El fuego no podía quemarlo, pues él era el propio fuego"

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"El fuego no podía quemarlo, pues él era el propio fuego"

No esperaba que la tímida voz del príncipe lo llamara. Estaba por darse la vuelta y retirarse cuando escuchó una pregunta inesperada. No es que pretendiera dejar al príncipe en medio de un laberinto con solo unas luces iluminando el camino; sin embargo, no esperaba una petición de acompañamiento. Hasta el momento, nunca había compartido habitación con absolutamente nadie; y las concubinas que se presentaban en sus aposentos privados no pasaban la noche junto a él, era parte del reglamento y de cierto modo, Lan Wangji prefería que fuera así. Pero, ¿podía negarse a la petición de Wei Ying?

Se colocó dentro de la habitación, grande pero tan vacía y fría que se lamentó por haber abandonado demasiado el palacio frío. Las mantas estaban colocadas sobre la extensa cama, como el había solicitado que los sirvientes lo realizaran, pero aun con diez mantas en cima podrían sentir el frío expandirse por su cuerpo; Wangji no pensaba dormir esa noche, el sueño no lo perseguía y prefería que el príncipe descansara mientras él estaba despierto con la guardia en alto. Lan Wangji tomó una de las llamas colgando en la pared y la llevó hasta el pequeño escritorio de madera tan viejo que Lan Wangji pensó que podría deshacerse; pero no fue así, aun con su peso sobre la tosca silla, esta resistió y lo sostuvo, acomodó la llama en las velas sobre el propio escritorio y se dispuso a tomar papiro y tinta que aun conservaba; aquellos aposentos eran los que sus padres utilizaban para hospedarse en el palacio frío cuando llegaban las campañas, Lan Wangji lo sabía porque eran los únicos aposentos con una ventana tan grande y un extenso balcón.

-Majestad, ¿no dormirá? ¿tiene miedo de mi? -, escuchó el tono burlón de las palabras del príncipe, que ya se había acomodado entre la cama haciendo el esfuerzo por cubrirse con las mantas -, venga conmigo y deme calor.

Wei Ying era un atrevido al pedirle que durmiesen en la misma cama, quiso reprenderlo en ese momento, pero se regañó así mismo por desear lo mismo que Wei Ying. No iba a ceder esta vez.

-Te despertaré cuando tengamos que marcharnos. Descansa, Wei Ying -, fueron las únicas palabras que le dirigió antes de volver a observar el papel y colocar la tinta en el lápiz de cristal, la sumergió un poco hasta que esta se impregnó de un tono negro intenso. Las preguntas de Wei Ying eran insistentes, inocentes y no podría negarse a responderlas; se había percatado de esa nueva debilidad, la sinceridad de Wei Ying era ahora parte de sus propias debilidades. Si sus enemigos se enteraran de ello, estaría perdido.

El gran ventanal se encontraba cerrado por extensas telas que lo dividían del balcón, esto evitaba que el frío llenara la habitación y el calor de las llamas por el lugar hacían un poco más cómodo los aposentos. Lan Wangji tomó la pluma de cristal en sus manos, aquella que había sido tallada específicamente para el glorioso rey Lan Qiren pero que ahora se amoldaba a los dedos rígidos de su descendiente; observó la imagen de Wei Ying sobre la cama, este parecía estar completamente inmerso en el mundo de los sueños, cómodamente envuelto en las mantas llenas de plumas para hacerlas cálidas. Su cuerpo se movía levemente por su respiración constante, calmada, como si confiara en que Lan Wangji lo estaría protegiendo. Y eso era lo que sucedía, Lan Wangji cuidaba que las pesadillas no perturbaran los sueños del príncipe y incluso había colocado una vela a su lado para que le brindara un poco de calor. Lan Wangji lo observaba, cuando sus manos tomaron la fuerza para golpear con la pluma el papel.

El príncipe del mar || WangXian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora