Wei Ying corrió emocionada apenas acabó el entrenamiento de los discípulos y fue directo a tirarse encima de Jiang Cheng. En aquellos tiempos pasados donde ambos sólo eran un par de adolescentes atolondrados, ella solía colgarse de su espalda y reía cuando él se quejaba por sus abrazos efusivos.
—¡Vayamos a nadar! —dijo con entusiasmo—. No hemos ido desde que volviste de Gusu, también podríamos ir por algunas vainas de loto para Yanli-jie.
Apenas Jiang Cheng puso un pie en Muelle de Loto, sus padres parecieron volverse mucho más exigentes con él. Madame Yu aumentó la cantidad de horas que él entrenaba y también le encargó a Yinzhu y Jinzhu que la entrenaran a ella. Eso le emocionó a Wei Ying, porque se llevaba bien con ambas mujeres y de cierta forma se sentía identificada con las dos. Ella era consciente que terminaría teniendo una misión similar a la de esas mujeres y eso un poco la llenaba de orgullo, porque protegería y cuidaría de Jiang Cheng toda su vida. Aun así, Wei Ying estaba acostumbrada a estar mucho con él y lo extrañaba. Quería tener un momento libre para estar con su amigo y disfrutar de él sin que nadie los molestara.
—Hace mucho calor para que te pegues de esa manera —dijo Jiang Cheng sin intentar quitársela de encima realmente—. Si quieres que vayamos al lago no hagas tanto escándalo. Sabes que mi madre ha estado ansiosa últimamente y no dudará en castigarnos si ve algo que le disguste.
No solo estaba el asunto de los Wen, que habían estado actuando cada vez más como los dueños de toda la región, sino que su madre y él habían tenido otra discusión sobre Wei Ying precisamente. Jiang Cheng la miró con intensidad, abrió la boca sólo para cerrarla antes de decir una tontería. Si no podía enfrentar a sus padres propiamente, no podía prometerle nada a Wei Ying.
Tomó su mano para arrastrarla a uno de los rincones de Muelle de Loto que era más de ellos que de nadie más.
En general era muy orgulloso para admitir estar cansado y actuaba como si no le molestara el trabajo extra, pero hoy no se sentía con ganas de darle el gusto a sus padres luego de su discusión en la mañana. Por una parte, se alegraba de que Wei Ying hubiera estado ocupada y lejos mientras él se sentía enojado y miserable, o tal vez hubieran terminado esa mañana discutiendo o con él siendo consolado.
—¿Cuánto tiempo tenemos antes de que nos encuentren y nos arrastren para más entrenamiento? —preguntó con fastidio.
—Mmm.. Tal vez una hora —respondió Wei Ying entrelazando sus dedos con los de Jiang Cheng—. Es muy difícil escapar de Yinzhu y Jinzhu, pero creo que podemos tener un momento solos.
Ella sonrió queriendo que Jiang Cheng también se relajara y disfrutara un poco sin tantas presiones. La situación política estaba en un momento delicado y sabía que los padres de él le estaban exigiendo más por ser el heredero. Apenas llegaron al lago, ambos miraron a su alrededor para ver que nadie los estuviera siguiendo. Wei Ying se quitó su túnica exterior y se lanzó al agua sin dudarlo. Estaba muriendo de calor y necesitaba refrescarse.
—¿Quieres hacer una carrera? —preguntó desafiante cuando Jiang Cheng se metió junto a ella. Los dos estaban cansados pero esto sólo sería para jugar. Antes que su amigo respondiera, ella puso un pie sobre el pecho de Jiang Cheng y lo empujó para ganar impulso—. ¡No podrás alcanzarme!
A pesar de esa actitud tramposa, Jiang Cheng la siguió rápidamente. Mientras ella reía, él logró alcanzar uno de sus pies en el agua y tironeó con fuerza. Wei Ying lo aventajaba en muchas cosas, pero nunca había podido superar la gracia natural de alguien que se crió en esos lagos desde que nació.
—¡Si te gano...! —dijo escupiendo agua mientras ella pataleaba—. Será tu turno de robar licor de la cocina.
—¡A-Cheng...! —Wei Ying no pudo continuar hablando porque Jiang Cheng tiró de su pie y la hundió en el lago.
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Zorra de Yiling
Fanfiction[Chengxian. Fem!Wei Ying] Los Túmulos Funerarios seguían igual de lúgubres cada vez que volvía. Ese no era su hogar, jamás lo sería. Wei Ying quería regresar a ese hermoso Muelle de Loto que alguna vez había podido llamar hogar, pero sabía que era i...