Pasaron varios días relativamente tranquilos. Wei Ying probó ser útil en todas las cacerías nocturnas a las que asistió, cosa que sorprendió a Jiang Cheng, quién en el fondo aún esperaba algún problema por no seguir órdenes o algo similar de parte de su invitada y aún no podía creer que eso no ocurrió. Ella era muy cuidadosa en no utilizar cultivación demoníaca frente al resto, sólo utilizaba algunos trucos simples que nadie cuestionaría. La única contra de llevarla era ver cómo aumentaba su ego cada vez que hacía algo bien, pero no era algo que le molestara realmente. Pronto empezó a llevarla a todas las que asistía y se encontró pasando tiempo con ella sin razón alguna. Jiang Cheng no podía evitar reprenderse a sí mismo cuando notaba lo fácil que se le había hecho confiar en Wei Ying. Era consciente que no podía dejarse llevar solamente porque tenían buena química al pelear juntos o por esa extraña amistad que estaban formando, y a pesar de saber todo esto era difícil evitarlo.
La investigación de Wei Ying avanzaba lentamente y Jiang Cheng decidió hacer una campana especial para ella ya que era molesto no tener la suya o depender de su compañía en su propia secta. Por eso, mientras estaba supervisando unos de sus entrenamientos con los niños, Jiang Cheng pidió su campana de vuelta. Él se acercó con la mano estirada de una forma impaciente y esperó que ella se la diera.
Wei Ying miró a Jiang Cheng como si estuviera confundida y parpadeó sin entender qué significaba ese gesto. A pesar de no saber, no perdería oportunidad de jugar un poco con él.
—¿El líder Jiang está necesitando dinero? —preguntó de una forma pensativa y se dirigió a algunos de los niños cerca de ella—. ¿Alguno tiene para hacerle un préstamo al líder?
—Yo tengo, pero pensaba comprar dulces... ¡Aunque si el líder lo necesita puedo prestárselo!
—¿Ya oyó, líder Jiang? —preguntó Wei Ying de una forma altiva mientras acariciaba la cabeza del niño que respondió—. Estos pequeños darían sus dulces y la vida por la secta, debería sentirse orgulloso.
Ella sabía que no era eso lo que Jiang Cheng quería, pero siempre era divertido molestarlo. Todos los días que llevaba allí en Muelle de Loto, Wei Ying cada vez se sentía con más libertad para decirle lo que pensaba y bromear sin creer que iba a molestarse por sus palabras. No debería bajar la guardia, pero cuando se trataba de Jiang Cheng no le importaba.
—Necesito esa campana —insistió Jiang Cheng ignorando esa broma.
No iba a decir que sus asesores hicieron un escándalo cuando se enteraron que había prestado ese objeto con tanta facilidad, ya que permitía la entrada a básicamente todo Muelle de Loto. Fue difícil refutar esa preocupación cuando su razón había sido instinto solamente. Wei Ying llevaba bastantes días con su campana y no había ocurrido ningún desastre, pero no podía dejársela para siempre. Por eso le daría una para ella. Él no tendría que escuchar más tonterías y podía dejarla investigar a su gusto. Hizo un gesto al niño para indicarle que no necesitaba su dinero y le insistió a Wei Ying.
—¿Qué? —preguntó ella mirando la campana en su cintura y luego se cruzó de brazos—. ¿Acaso no fue un obsequio? Creí que era mía...
Wei Ying sabía que la campana de claridad del líder de secta nunca podía ser un regalo y que él sólo se la había prestado, pero le gustaba ver ese ceño fruncido por sus comentarios.
—Tal vez el líder deba vencerme en un duelo si quiere recuperarla...
Jiang Cheng hizo una sonrisa peligrosa, ¿Wei Ying realmente lo estaba desafiando? Su confianza le hizo querer demostrarle que no sería nada fácil para ella.
—Entonces prepárate para perder esa campana —dijo preparándose para luchar.
Si creía que iba a ser suave con ella por ser una mujer estaba equivocada. Antes de que Jiang Cheng pudiera declarar las reglas del duelo, uno de sus discípulos mayores se apresuró a donde ellos estaban. Su mirada era urgente pero pareció dudar si hablar frente a Wei Ying. Jiang Cheng le indicó que se apresurara a informar lo que venía a decir
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Zorra de Yiling
Fiksi Penggemar[Chengxian. Fem!Wei Ying] Los Túmulos Funerarios seguían igual de lúgubres cada vez que volvía. Ese no era su hogar, jamás lo sería. Wei Ying quería regresar a ese hermoso Muelle de Loto que alguna vez había podido llamar hogar, pero sabía que era i...