Historia escrita por Daena Blackfyre y Nyayatya
_____________________________________________Luego de levantarse a trabajar, Jiang Cheng tuvo una larga charla con sus subordinados de confianza. Además de hablar sobre las cuestiones habituales de la sectas, éstos le preguntaron sobre Wei Ying y también sobre su desempeño con los niños. Jiang Cheng se mostró conforme con los resultados y también dijo que iría él mismo a supervisar una práctica que ese grupo tenía.
Lo único que lo irritó fue oír cómo uno de ellos mencionaba algo sobre ciertos rumores que estaban circulando por Muelle de Loto y Jiang Cheng sabía lo que sus subordinados querían oír, pero una mirada fue suficiente para que dejaran de hablar sobre ese asunto. Ya estaba cansado de explicar que entre esa mujer y él no había nada extraño, aunque tal vez debería darles más información sobre ella si quería convencerlos. Después de la cacería podría pensar en eso.
Lo que ambos habían planificado para los chicos le emocionaba más de lo que admitía. Después de tantos años, su vida se había vuelto rutinaria y muchos de los métodos de entrenamiento que probaron ser exitosos dejaron de modificarse. Si este plan tenía éxito, no le molestaría hacer algunos cambios si probaban ser beneficiosos para los discípulos.
Ver a Wei Ying interactuar con los jóvenes también le dolía un poco. Los primeros años donde la secta comenzó a alzarse de las cenizas, Jiang Cheng supo que sería su deber transmitir las tradiciones de Yunmeng Jiang al ser el único que recordaba el conocimiento de artes marciales de su familia. Lo hizo con cierto rencor al recordar cómo la única persona que había prometido ayudarlo con ello lo dejó solo.
En algún momento, Jiang Cheng tuvo que aceptar que Yunmeng Jiang no volvería a ser igual. Por eso en los últimos años, a los movimientos de espada y arquería que caracterizaban a su secta, también incorporó algunas técnicas de la secta de su madre y algunas que él mismo y sus hombres idearon. De todas formas, una sensación nostálgica le invadía cuando veía cómo Wei Ying instruía a su grupo de discípulos con gran habilidad y a la vez transmitiendo la cultura de su secta de la misma forma que lo haría una persona criada en Muelle de Loto, ese mismo hogar de su infancia. Por supuesto que ella lo hacía a su manera, con su propios trucos, pero eso no le molestaba realmente. En cuanto a combate, ella había demostrado ser muy hábil y no dudaba de su técnica, por eso no se quejaría de sus métodos poco ortodoxos mientras no intentara enseñar cultivación demoníaca en su territorio. Incluso se preguntó si estaría dispuesta a enseñarle sobre confección de talismanes a discípulos mayores, tal vez sería de utilidad y ella quisiera hacerlo.
No fue hasta bastante más tarde, después de tomarse un descanso para comer, que por fin vio a Wei Ying.
—Espero que todo esté listo para esta noche —dijo Jiang Cheng a modo de saludo—, de otro modo los niños no van a perdonártelo.
Wei Ying sonrió con confianza. Los más pequeños se habían tomado esa misión como algo muy serio y no pararon de hacerle preguntas sobre cuándo saldrían, qué deberían llevar e hicieron pedidos para que los ayudaran a practicar. También se divirtió mucho escuchándolos hablar sobre los movimientos especiales que usarían para pelear con esos fantasmas del río y Wei Ying sólo pudo pensar en lo divertida que sería esa aventura. Nadie la culparía si se divertía un poco a costa de esos pequeños.
Ella se había habituado más de lo que imaginó a permanecer en esa secta. Estar con los niños ya era una costumbre, pero también ya no se sentía juzgada por las demás personas que vivían en Muelle de Loto, incluso muchos se detenían a saludarla o le hablaban con amabilidad. Se había acostumbrado a vagar e ir de un lugar a otro, sin embargo de esta forma no le importaría quedarse más tiempo allí.
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Zorra de Yiling
Fanfiction[Chengxian. Fem!Wei Ying] Los Túmulos Funerarios seguían igual de lúgubres cada vez que volvía. Ese no era su hogar, jamás lo sería. Wei Ying quería regresar a ese hermoso Muelle de Loto que alguna vez había podido llamar hogar, pero sabía que era i...