Jimin junto a Jungkook, su marido, deciden comprar el orfanato en el que pasó su infancia con el propósito de restaurar el edificio abandonado y reabrirlo convertido en una residencia para niños discapacitados. Una vez allí, descubre que el viejo lu...
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El cielo se había pintado de gris sobre la residencia. Despues de una semana, los arreglos de la Residencia para niños habían llegado a su fín. Hoy se iba a festejar aquello con una pequeña fiesta en el jardín con todos los niños que ingresarían ese año y sus respectivas familias. Jimin y JungKook estaban muy contestos y satisfechos con los resultados.
La fiesta en el jardín estaba en su punto. Los niños se divertían y comían comida deliciosa mientras todos los adultos conversaban entre ellos con música agradable de fondo ambientando el lugar.
Minho, desde la ventana de su habitación, miraba y analizaba la fiesta en el jardín trasero. Todas las personas presentes se veían felices y entretenidas. Minho pensó si sería buena idea unirse a la fiesta ahora, pero una presencia detrás suyo de repente le recordó que había algo más importante que hacer antes.
En el tiempo de un segundo, de un tirón la puerta de su habitación es abierta y por ella ingresa Jimin con una sonrisa y una bandeja con un pastel en su mano.
—Minho date prisa... — dice Jimin —Ya llegaron todos los niños.
—No podemos bajar todavía, tengo que enseñarte una cosa.
—¿Ah, si? — dice Jimin sorprendido sin perder su sonrisa —¿Qué tienes que enseñarme?
—La casita de Taehyung. — contesta Minho con mucha ilusión.
—Oh, cariño, pero supongo que eso nos llevará tiempo, asi que mejor me la enseñas mañana cuando tengamos tiempo de sobra.
—¡No! — exclama Minho con enojo y frunce el ceño.
—Ahora no podemos.— dice Jimin con suavidad intentando hacerle entender a su pequeño hijo que no era el momento indicado.
—¡Dije que ahora! — grita.
—He dicho que no. — dice Jimin con más firmeza —Minho baja inmediatamente.
—¡No!
—¡Baja ahora! — exclama Jimin y lo toma del brazo con su mano libre para acto seguido jalarlo fuera de la habitación.
—¡Te he dicho que tenemos que ver la casita de Taehyung! — grita Minho irritado y empuja a Jimin con todas sus fuerzas causando que el pastel que este cargaba se cayera y se arruinase al instante.
Jimin al ver su pastel arruinado, con la paciencia completamente perdida, golpea la mejilla izquierda de Minho, dejandola roja al instante. En base a eso, Minho acaricia su mejilla adolorida y comienza a pucherear con lágrimas en los ojos.
—De acuerdo, si no quieres bajar no bajes. Nadie te obliga.
Jimin abandona la habitación de Minho y se va a la fiesta en el jardín. Mientras atendia a los invitados que estaban pasando un agradable momento, ignorantes a cualquier discusión, cruza miradas con JungKook, que estaba dándole máscaras a los niños para que juguen entre ellos, y le regala una sonrisa. JungKook se la devuelve, intentando a través de ella tranquilizarlo. JungKook era conciente de que la fiesta y su causa eran importantes para Jimin, por lo tanto en cada momento oportuno intentaba relajarlo y demostrarle con pequeños detalles que lo estaba haciendo genial. Y si bien Jimin estaba tranquilo y podía afrontar bien esto, siempre agradecía el apoyo incondicional de JungKook.