El Orfanato, años atrás.

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Un día soleado iluminaba el patio del orfanato Buen Pastor, donde el bullicio de las risas de los niños resonaba como música alegre en el aire. El único árbol del lugar, con su tronco robusto y sus ramas retorcidas, se había convertido en el centro de un inocente juego que unía a todos en una diversión interminable.

Jimin, con apenas ocho años, era el líder de la ronda. Golpeaba el tronco tres veces, pronunciando las palabras con la seriedad y entusiasmo propios de un niño: "Un dos tres, toca la pared". Cada vez que miraba hacia atrás, sus ojos brillaban expectantes, buscando con emoción a sus compañeros que se acercaban a él con pasos cuidadosos, intentando no ser descubiertos.

Hoseok, siempre ágil y rápido, fue el primero en tocar el hombro de Jimin, iniciando una emocionante caza entre risas. Jimin, soltando una carcajada contagiosa, salió disparado detrás de sus amigos, su mano estirada en el aire, tratando de alcanzar a alguno de ellos. El patio se llenó de gritos de alegría, las risas vibraban por todas partes, y el mundo parecía tan simple, tan perfecto, como si la felicidad eterna pudiera habitar en ese rincón del orfanato.

Dentro del edificio, una de las cuidadoras caminaba con tranquilidad hacia el teléfono, el único en todo el lugar. Su timbre no se escuchaba con frecuencia, pero cuando sonaba, siempre traía consigo noticias importantes. Tomó el auricular justo cuando el sonido empezó, su tono era sereno y profesional.

—Orfanato Buen Pastor, dígame... —dijo mientras buscaba un expediente sobre la mesa. Al encontrarlo, lo abrió y comenzó a leerlo con detenimiento—. Sí, está todo listo. Él está jugando ahora mismo... aún no sabe nada. —una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro—. Jimin será muy feliz en su nuevo hogar, no se preocupe —hizo una breve pausa—. Nos vemos esta tarde —finalizó antes de colgar.

Con una mezcla de melancolía y alivio, la cuidadora se dirigió hacia la puerta que daba al patio. Se detuvo en el umbral, observando a los niños que corrían despreocupados bajo el sol, sus uniformes azules ondeando en el viento. Sus ojos se detuvieron en Jimin, quien seguía persiguiendo a sus amigos, su rostro iluminado por una sonrisa radiante que parecía no tener fin. El corazón de la cuidadora se apretó suavemente al verlo.

—Tus amigos te echarán mucho de menos, Jimin —murmuró para sí misma, sabiendo que en pocas horas ese pequeño niño, que había llenado el orfanato con su risa, estaría camino a una nueva vida.

En ese instante, Jimin aceleró el paso y, con un gesto triunfal, tocó el brazo de Seokjin.

—¡Te pillé! —gritó con orgullo, mientras el resto de los niños aplaudían y gritaban en broma.

Sin saberlo, ese sería uno de los últimos momentos que Jimin compartiría con sus amigos del Buen Pastor. Los huérfanos, con sus uniformes azules, sentirían la ausencia de Jimin como un vacío profundo, pero su futuro ya había sido escrito en otro lugar. Un futuro que, aunque lleno de promesas, también traía consigo la despedida de la única familia que conocía hasta ese momento.

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¿Han visto El Orfanato, la pelicula? Si no la han visto, tienen que verla, es muy buena.

Orfanato Buen Pastor:

Espero les agrade este proyecto y me apoyen

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Espero les agrade este proyecto y me apoyen. Me esforzaré en darles buenos capítulos.

-GIGI

El Orfanato ➳ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora