Capítulo 7.

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Una semana había pasado volando después del trágico accidente de Kim Hye y después de toda la información recibida.

El aire sobre la residencia seguía sintiéndose pesado y triste como el día en que Minho desapareció.

Jimin y Jungkook no estaban mejor, nada lograba hacerlos sentir bien, ni menos pesados. Se sentían desgraciados, habían perdido las ganas de sonreír, nada los llenaba; ni el más mínimo arcoiris en el cielo después de una extensa lluvia, ni el sonido del piano que solían amar tocar los dos en las mañanas, nada.

Jimin a pasos lentos se acerca a la sala y se encuentra a Jungkook mirando a través del ventanal. Jimin decidió observarlo un momento entre en silencio agobiante que los abrazaba todos los días entre esas mil paredes. La residencia tampoco había vuelto a ser la misma después de la desaparición de Minho. Antes risas, llanto, berrinches, calidez y miles de ruidos aniñados e inocentes se escuchaban diariamente, ahora silencio y un frío crudo reinaba por doquier.

La desaparición de Minho había sido un antes y un después en muchos aspectos y eso cada día los afectaba en demasía.

Y Jungkook no lo decía en voz alta, pero vivir en la residencia cada día era imposible, vivir dentro de esas paredes se estaba volviendo asfixiante, sin embargo intentaba seguir por Jimin, pero la idea de convertir aquél lugar en una residencia para niños discapacitados ahora se veía lejana, este lugar ya no era un hogar, era una prisión que estaba acabando con los dos y Jungkook no veía la hora de salir de allí con Jimin y comenzar de nuevo y Jimin quería lo mismo, pero también con Minho.

Jungkook había perdido las esperanzas.

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La noche llegó después de un día agotador en la nada misma. Jimin y Jungkook habían tenido sexo un rato luego de seis meses sin tocarse y cuando acabaron se abrazaron intentando fundirse en el otro, tal vez intentando olvidar un segundo, tal vez intentando conseguir consuelo, tal vez intentando recordar el inicio antes de tanta oscuridad.

Los dos estaban rotos, estaban lastimados, pero como no sangraban no buscaban el punto y aparte, no buscaban acabar con todo; Jimin no paraba de correr detrás de Minho y Jungkook no paraba de correr detrás de Jimin, no obstante tarde o temprano uno iba a tener que parar.

-Ahora vuelvo. - avisa Jungkook como murmullo y se levanta de la cama.

Jimin decide darle la espalda sobre la cama mientras siente sus pasos alejarse y mirar por la ventana que mantenía las cortinas abiertas y mostraba la hermosa luna que se mostraba brillante y deslumbrante afuera.

Suelta un suspiro y aprieta entre sus manos la suave sabana que cubría su cuerpo desnudo.

Minutos más tarde siente a Jungkook acostarse de nuevo en la cama e incluso una pequeña brisa recorrer su columna vertebral. De todos modos, Jimin siguió dándole la espalda y no quito sus ojos de la luna. Mirarla era muy reconfortante, hasta mágico.

-¿Recuerdas cuando Minho llegó a nuestras vidas? - pregunta Jimin suavemente y con nostalgia -Era muy pequeño y dulce. Sus mejillas siempre estaban rosaditas y vivía para sonreír.

Jimin sonríe al recordar algunos momentos memorables y sin poder evitarlo un nudo se hace en su garganta y sus ojos se llenan de lágrimas.

-Soliamos llamarlo Bambi por la forma de sus ojitos. - recuerda Jimin con la voz dependiendo de un hilo -Sus ojitos siempre fueron tan risueños y brillantes, incluso cuando debía tomar su medicación, él lo odiaba. - Jimin suelta una risita poco audible -Siempre fue un niño tan increíble. Todo aquél que lo conocía terminaba enamorado de él. Minho tenía esa capacidad de atraparte con sus ocurrencias, creo que eso siempre fue su fuerte. - hace una pausa -Tú solías decirle que vivía en la luna, ¿Lo cuerdas?

El Orfanato ➳ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora