Capítulo 9.

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Jimin entró en la residencia con una mezcla de desesperación y agotamiento, su mirada recorriendo la sala en busca de Jungkook. Al no encontrarlo allí, sus pasos, lentos y vacilantes, lo dirigieron hacia el estudio. Desde la desaparición de Minho, aquel espacio, que antes estaba lleno de libros de medicina y conocimiento, se había transformado en un oscuro reflejo de su obsesión por encontrar a su hijo. Las paredes estaban cubiertas de recortes de periódicos con titulares que lo recordaban día a día del dolor de su ausencia. Mapas, pistas vagas y fotos de Minho esparcidas por la mesa daban testimonio de la búsqueda interminable.

Al abrir la puerta, lo que vio lo dejó sin palabras: Jungkook, su esposo, arrancaba esos recortes, despegaba las fotos, y retiraba el mapa del pueblo como si intentara borrar cualquier rastro de la investigación. Jimin se quedó inmóvil, su ceño fruncido por la incomprensión.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con una voz cargada de incredulidad.

Jungkook se giró para mirarlo, sus ojos reflejando un cansancio que iba más allá de lo físico. Lo que dijo a continuación golpeó a Jimin como una puñalada.

—No creo que debamos seguir viviendo en este lugar —respondió Jungkook, su voz pesada—

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—No creo que debamos seguir viviendo en este lugar —respondió Jungkook, su voz pesada—. Deberíamos salir de aquí, al menos por un tiempo.

Las palabras de Jungkook se clavaron en el pecho de Jimin, dejándolo sin aire. Las lágrimas comenzaron a nublar su visión mientras negaba con la cabeza, luchando por contener el llanto.

—¿De qué estás hablando? —dijo, su voz quebrándose—. No podemos irnos... no ahora. ¡Irene vio a esos niños! ¡Tú escuchaste las voces, Jungkook! Sabes que hay algo aquí.

Jungkook bufó, frustrado. Ya no podía soportar más lo que él consideraba fantasías y engaños.

—Felix estuvo media hora arriba, Jimin —dijo con voz cargada de ira—. ¿No te das cuenta? Todo esto es un maldito truco. Un espectáculo de feria para burlarse de nuestro dolor.

—Eso es lo que piensa Wonyoung —respondió Jimin, rodando los ojos—. ¿Pero en qué se basa esa teoría?

—Wonyoung sólo trata de protegernos —contestó Jungkook, su tono más severo.

—¿Protegernos de qué? —Jimin comenzó a alzar la voz, incapaz de contener la desesperación—. ¿De gente que solo quiere ayudarnos?

—¡Ayudarnos! —Jungkook se echó a reír sin humor—. Jimin, esa gente no nos está ofreciendo soluciones. Todo lo que hablan es de fantasmas y muerte. No hay un solo plan para encontrar a Minho.

Los dos se quedaron mirándose, las palabras colgando en el aire entre ellos como cuchillos. Jimin podía sentir cómo el abismo entre ellos se hacía más grande, y cuanto más intentaba alcanzar a Jungkook, más distante parecía estar.

—Si Minho está vivo... —Jungkook suspiró, su voz ahora llena de una tristeza que Jimin no había oído antes—. No sé cómo esa gente podría ayudarnos. Y si está muerto, Jimin, nada de lo que hagan nos lo va a devolver.

El Orfanato ➳ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora