09 - Celos

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Sofía arrugó la naricilla cuando Amelia le dio a probar los espárragos, y tanto esta como Luisita se rieron.


— Arrrrgh... que asco, Melia — protestó, y se apartó cuando la morena lo volvió a intentar.


Pitufa, la vida no consiste solo en perritos calientes y macarrones con queso.


La rubia puso los ojos en blanco. 


— Madre mía, solo tienes que empezar a pensar como una niña de tres años, no a comportarte como una — apuntó, mientras cortaba el perrito caliente en tres trozos.


Amelia abrió la boca para contestar con alguna ironía, pero la cerró al mirar a Luisita, se había dejado suelta la mellena rubia y le caía sobre los hombros. El azul de la blusa en la palidez de la piel quedava en ella tal como había esperado.


Recordó el abrazo que le había dado un rato antes.


«Relájate, Romeo», se riñó.


Luisita estaba agradecida, aquello era todo. Suspiró y cabeceó.


Por Dios, que suspiro más gordo — comentó, dándole de comer a Sofía y dando cuenta de su plato de pasta al mismo tiempo.


Amelia disimuló una sonrisa al verla comer. No era broma lo de que comía por dos; apenas daba crédito a lo mucho que llegaba a engullir y, aun así, el poco peso que había ganado.


— Oye, ¿tú no tendrías que ir al médico? — se interesó antes de darle el último bocado a su chuletón y apartar el plato. Luisita le echó un vistazo poco sutil y la morena le dio su permiso —. Adelante, estoy llena.


— Bueno, la verdad es que he estado buscando en la guía telefónica — explicó acercándose el plato de la morena —. Con el poco dinero que me quedaba, he estado pagando un seguro médico Premium, así que puedo ir a cualquier ginecólogo.


— Eh, espera. No puedes ir a cualquier médico así sin más — opinó con firmeza. Sacó el teléfono móvil y marcó —. Nacho. ¿Qué ginecólogo tiene Marina? — le preguntó. Escribió lo que le decía en una servilleta —. Gracias. ¿Qué? ...Ah, sí... — se ruborizó y miró a Luisita de reojo —. Todo bien... — farfulló —. Buenas noches, picapleitos.


Colgó y se dirigió a la embarazada. — Muy bien, pues mañana vas a llamar la doctora Julia Eguia. Nacho dice que es la mejor en obstreti-no-sé-qué.


— Obstetricia — replicó con sequedad —. La especialidad es Obstetricia y Ginecología. Y gracias por tu ayuda, pero me gustaría poder elegir a mi médico yo misma.


— ¿Por qué? Ella es la mejor. No discutas, es tu último semestre y...


Luisita echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír. Sofía también se rió, sencillamente porque su madre lo hacía. Sentada a la mesa, Amelia las observó a las dos, hasta que también empezó a carcajearse, sin saber muy bien por qué.

Luimelia Vientos Celestiales - IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora