16.♧

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Después de llorar por un largo rato, de disculparse varias veces y de aferrarse a mi cuerpo con fuerza, aprisionó mis labios con los suyos para dejarme claro lo que quería. Me deseaba, deseaba que lo hiciéramos ahí mismo y, para ser honesto, yo deseaba exactamente lo mismo.

La forma en la que sus caderas se movían mientras lamía esa parte sensible, sus gemidos a veces audibles y a veces callados, sus manos tratando de encontrar algo para sujetarse mientras la hice llegar al punto máximo de placer con sólo mover mi lengua.

Me extrañaba. Su cuerpo, su ser y todo en ella me extrañaba. No puedo negar que también yo a ella, de formas inimaginables y poco sanas para cualquier persona. ¡Dios! La extrañaba demasiado.

-Gabriel...-me dice sin aliento empujandome el pecho con el pie. Interrumpió el camino de mi lengua por su muslo para recuperar el aliento después de haberla hecho llegar al orgasmo.-no quiero esperar más...-eso me arranca una ligera risa. Si supiera cuando llevo esperando yo por esto.
-¿Que deseas?...-me jala de la camisa con fuerza para que me coloque encima suyo y así hacer que nuestras partes bajas estén completamente pegadas.
-Hazme tuya, Gabriel...-no puedo evitar sonreír ante esa petición. Me quito el botón y bajo la cremallera rápidamente para no perder ni un segundo.
-Valeria...-digo mirándola a los ojos mientras introduzco solamente la punta. Ella arquea la espalda y un gimido audible escapa de su boca.

A pesar de sentirme feliz de tenerla aquí conmigo, debo estar alerta ante cualquier señal de interrupción o de que se acerca el peligro. Para ser más específico, de que esa mujer aparezca por aquí y se dé cuenta de que Valeria está conmigo.

-¿Que esperas?...-dice con la mirada cargada de necesidad. Estoy dudando de tener sexo con ella porque no sé que clase de consecuencias traerá esto.-Gabriel...-sujeta mi barbilla con una mano y me obliga a mantener el rostro ahí mientras que, con la mano libre, empuja mi trasero para penetrarla profundamente.

Un gruñido escapa de mi boca en cuanto siento el calor de su interior. Puedo sentir la gloria, las mil mariposas en el estómago, el cosquilleo en mis manos y la dulce sensación de que en algún momento llegaré a mi límite.

-Dulce sensación...-digo antes de besar sus labios con suavidad. No sabía que necesitaba esto con urgencia.
-Te extrañé...-dice cuando se despega de mis labios. Creí que jamás la escucharía decir eso.-te extrañé muchísimo...-planta un pequeño beso en mi frente, luego en mi mejilla y luego abajo de mi oreja.-lo lamento, Gabriel...-la forma en la que recorre mi cuello con sus besos mientras entro y salgo despacio comienza a encender mis sentimientos.
-Basta de disculpas, yo acepté mi condena porque me la merecía...-niega con la cabeza rápidamente y en sus ojos puedo ver lágrimas arremolinandose.
-No es así...-uno nuestras frentes con delicadeza y una ola de rabia, frustración y tristeza invade mi sistema. No es normal que en medio del sexo esté sintiendo esto.-mereces que alguien te ame con todo su corazón...-me alejo un poco para mirarla. No sé en que momento salí de ella, pero lo he hecho.-como jamás nadie lo ha hecho...-una lágrima desciende de su ojo y yo me apresuro a limpiarla.
-Eso ya alguien la ha cumplido, cariño...-planto un pequeño beso en su frente y me alejo para mirarla. Desearía que supiera toda la verdad.
-¿Tu esposa?...-pregunta en un susurro sin mirarme a los ojos. Que extraña situación es esta.
-Sí, mi esposa...-contesto neutral. Mis ojos buscan los de ella y en ellos puedo ver tanta tristeza.-ven aquí...-me acuesto en el suelo y la halo de la mano para que quede completamente pegada a mi cuerpo.-esta es la sección de sexo más extraña que he tenido en mi vida...-ella ríe mientras me abraza con fuerza. Somos la pareja más extraña y jodida de la que alguna vez se escuchará hablar.

Estar aquí a su lado me algo que hace mucho tiempo no sentía. A pesar de estar en el duro suelo, el calor que emana de su pequeño cuerpo me trae una sensación de paz y aunque no tuvimos sexo, siento que he tocado el cielo.

-Gabriel...-su voz es profunda y casi audible. Acuesto mi mejilla en su frente y aguardo a que continúe.-no te pienso perder nuevamente...-el dolor invade mi sistema de repente al darme cuenta que quizá eso no será posible.
-Seré tuyo hasta que mi corazón deje de latir...-cierro los ojos con fuerza mientras planto un beso en su frente. No puedo evitar derramar lágrimas ante la rabia que siento ahora mismo.

Cuando abro los ojos nuevamente, la alarma se activa en mi cabeza en cuanto veo la luz roja del teléfono que se encuentra sobre mi escritorio, parpadeando. Por más que desee que este momento dure para siempre, será imposible.

-Gabriel...-dice ella alzando la mirada, pero en cuanto sus ojos se clavan en los míos, todo rastro de felicidad se evapora.-¿está todo bien?...-observo la luz roja y luego sus ojos nuevamente. Nada está bien.
-Es tarde...-digo antes de alejarme de ella para ponerme de pie. Debo apresurarme antes de que sea demasiado tarde.-ven...-le extiendo una mano y ella, a pesar de no entender nada, la toma y se pone de pie.
-¿Que sucede, Gabriel?...-no puedo dejar de mirar la puta luz roja parpadeante del teléfono.
-Necesito que prometas algo...-frunce el ceño con latente confusión, pero asiente con la cabeza en respuesta.-que sin importar lo que escuches o veas, te vas a quedar escondida...-siento como una roca de vómito viene subiendo lentamente hasta mi garganta.
-Gabriel...-su voz suena alarmada y cargada de frustración. Desearía que esto no estuviera sucediendo ahora mismo.
-Te amo, Valeria...-me acerco y planto un beso profundo en sus labios. El sonido de sus tacones por el pasillo de afuera me hacen ponerme más alerta que antes.-escóndete...-le digo cuando me separo de ella. A pesar de la duda que debe de tener en su cabeza, ella se apresura hacia el armario de abrigos y se mete en el.-ich bin Sklave...-siempre debo recordarme a mí mismo que es lo que soy. Soy un maldito esclavo. Un perro. Una máquina de hacer todo lo que se me ordena. Eso es lo que soy. Esa es mi condena.

La puerta se abre y yo envío una oración al cielo: "Acaba conmigo, pero deja a Valeria. Ella es inocente. No merece ver tal acto repulsivo. Por favor, salvala. Salvala de mí."

Condena Prometida. ♧ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora