Es extraño como se percibe el mal, como cada fibra del cuerpo se pone alerta cuanto se siente que algo no está bien y como la cabeza desata las mil opciones, ideas y razones por las cuales suceden esas cosas. Pero mi cabeza no logra comprender porque justo ahora ese hijo de perra tenía que aparecer.
Traté toda la mañana de desvíar mi cabeza de todo tema que involucrara a Louis y Valeria, traté cuanto pude y lo logré. Sin embargo, no creí que terminaría viendo la oscuridad absoluta de mi cabeza.
Permanecí en la oscuridad demasiado rato hasta que sentí un suave movimiento sobre mi pierna. Abro los ojos lentamente y desvío la mirada lentamente hacia quien sea que me ha despertado.
-Gabriel...-dice Samuel con suavidad cuando hago contacto visual con él. Esta preocupado, se le nota.-¿estás bien?...-suelto el pesado aire y me siento derecho en la silla mientras asiento con la cabeza en respuesta.
-Se te han hecho arrugas en la frente...-digo mientras paso una mano por mi rostro. A pesar de haber estado dormido, sentía en cada fibra de mi cuerpo que algo no estaba bien y cuando bajé la mirada lentamente a la mano que todavía descansaba en el descansabrazos entendí porque sentía eso.
-Los ejecutivos están esperando por ti en la sala de juntas...-asiento con la cabeza en respuesta y me pongo de pie. Debo ir al médico nuevamente y averiguar que demonios pasa conmigo.Avanzo lentamente hacia la puerta, sintiendo la mirada protectora de Samuel sobre mí y sus inmensas ganas de decir alguna cosa. Sé lo que piensa, yo sé lo que pasa por su cabeza porque es exactamente lo que pasa por la mía: jamás me he quedado dormido en el trabajo.
Abro la puerta y hago el intento de seguir mi camino, pero algo me lo impide. Quizá fue su melena café o su vestido pegado al cuerpo lo que me ha dejado clavado en mi sitio, no lo sé con exactitud, pero algo ha sido.
En menos de tres segundos, siento a Samuel en mi espalda, atontado y confundido por lo que nuestros ojos están mirando. Valeria Rowell en mi empresa, cerca de mi oficina, cargando con unos documentos y el sonido de sus tacones traqueteando en el mármol.
-¿Que mierda estoy viendo?...-digo en un susurro al percatarme de que no le he quitado la mirada de encima.
-¿Contrataste a Valeria para ser la nueva secretaria?...-frunzo el ceño con latente confusión mientras giro mi rostro ligeramente para mirarlo.
-¿Necesitaba una nueva secretaria?...-me mira con cara de que soy un tremendo idiota y niega con la cabeza. Parece que no he estado del todo pendiente de los movimientos de la empresa.-ahora no puedo averiguar que demonios pasa aquí, así que averígualo y después envía a Valeria a mi oficina...-ojeo mi reloj por un breve instante y luego continuo mi camino hacia la sala de juntas. Si ella está aquí, quiere decir que el maldito de Louis la envió y eso implica una desventaja para mí.Saco mi teléfono del bolsillo mientras entro al ascensor y le marco a Julieta. He pospuesto la reunión familiar por unos cuantos días para tratar de entender la situación, pero creo que ya es tiempo.
Aprieto el botón del piso al que voy y trato de calmar mis pensamientos qué se han disparado en todas direcciones debido a la presencia de Valeria. Esta mujer solo me ha traído problema tras problema y ni siquiera sé molesta en disculparse.
-¿Acabas de irte y ya me extrañas?...-dice mi hermana cuando levanta el teléfono. Será idiota.
-Me has descubierto...-digo con una exagerada carga de sarcasmo. Me alegra que mi actitud le saque una risa.-creo que debemos reunirnos hoy...-puedo imaginar su cuerpo tensarse por mis palabras y no la culpo, es mi culpa por llevar varios días posponiendo esto.
-¿Y Damián?...-es el colmo que deba buscar a mi hermano menor por apoyo, pero lo que me afecta a mí, sin duda afectará a todos.
-Lo llamaré después...-digo con pesadez. Las puertas del ascensor se abren en el piso en el que se encuentra la sala de juntas.-debo colgar...-digo antes de salir del cubículo metálico. Ahora debo enfocarme en los hombres que me esperan en la sala de juntas.
-Gabriel...-dice después de unos segundos en silencio. Pego el teléfono a mi oreja y espero a que continúe.-algo anda mal, ¿cierto?...-me detengo en el sitio, pero no respondo nada. No sé cómo podría decirle que el hijo de puta que nos dejó en el infierno ha vuelto y quiere llevarme a la ruina.-si algo anda mal, debes dejarme la carga a mí y yo lo puedo resolver, yo puedo...-una risa sin humor escapa de mis labios e interrumpe sus palabras. Siento un martillo en mi cabeza ante el montón de cosas de las cuales debo ocuparme.
-Julieta...-digo en un susurro. Si tan solo me hubieran dando un camino diferente cuando todo inició, quizá lo hubiera tomado.-¿recuerdas lo que te dije hace muchos años atrás?...-las imágenes de ese día vienen a mi cabeza y traen consigo el sonido de mi voz mientras entablan esas palabras.-no me importa cuanto sea el peso que me den, cargaré con ello para salvarte...-aprieto la mandíbula con fuerza ante la impotencia y la rabia que he empezado a sentir.Nuevamente debo dar lo mejor de mí para mantener a salvo a Julieta, alejar a Damián de la realidad de esta vida que le toca vivir y mantener a....¡Maldición! Debo mantenerla a ella a salvo de todos los que alguna vez le hicieron daño y la hicieron quedar en ese estado.
Incluso si no me recuerda....Incluso si no sabe lo que sucedió....Incluso si cree que soy el villano de la historia....Incluso con todo eso, yo debo mantenerla a salvo o puede que esta vez la maten por intentar nuevamente salvarme del infierno y yo no soportaría verla casi muerta en mis brazos, no otra vez.
Doy varios pasos hacia la sala, pero me detengo de golpe en cuanto me percato. No es la primera vez que debo hacer esto, pero en cuanto alzo mi mano hasta que queda frente a mi rostro, me doy cuenta que esta temblando por el miedo que siento de tener que volver a hacerlo.
No soy un genio, tampoco adivino, pero cualquier con dos ojos se da cuenta que poco a poco pierdo la batalla contra la vida y le abro paso a la muerte. Por ello temo no poder dejar todo en orden antes de que me vaya indefinidamente.
Valeria:
Trato cuanto puedo de evitar su mirada, pero me resulta imposible cuando está frente a mí. El sentimiento de odio es mutuo, pero creo que el suyo es más que justificable.
Suelta el humo del cigarrillo y gira su rostro para ver hacia la salida del callejón al que me ha llevado. Si hubiera sido cualquier otra persona la que me ha conducido hacia aquí, no lo hubiera seguido.
-¿Qué mierda haces aquí?...-dice sin mirarme antes de colocarse el cigarro entre los labios. Cuando su mirada vuelve a clavarse en mis ojos, una ola de valor invade mi sistema.
-¿No es obvio que estoy trabajando?...-se quita el cigarro de los labios y tira el humo, sin dejar de mirarme con desprecio.-especifica tu pregunta o déjame en paz para poder continuar con lo que estaba haciendo...-le digo con rabia. Mi actitud solo le arranca una sonrisa extensa y bastante molesta para mí.
-¿Y desde cuando la dueña de un maldito restaurante necesita ser secretaria? Sinceramente no creí que te estuviera yendo de la mierda en ese sitio como para venir justamente a la empresa de tu enemigo mortal a pedir trabajo...-me cruzo de brazos y ladeo ligeramente la cabeza. Este hijo de puta empieza a fastidiarme.
-¿Y que más te da si vengo aquí o no? Hasta donde sé, el dueño es Gabriel y no tú, así que deja de fastidiarme imbécil y vete a chuparle los pies a alguna de esas zorras con las que te acuestas...-giro en mi sitio y comienzo a avanzar hasta la salida, pero de un jalón, él me acorrala contra la pared y me toma del cuello con fuerza.
-No tienes idea de cuanto deseo reventarte la puta cabeza contra esta pared, pero si te salvas de eso no es porque te tenga lástima o porque seas valiente, es porque Gabriel es mi hermano y no quiero verlo sufrir más de lo que ha sufrido durante toda su vida por personas mierdas como Hope, Louis y tú...-mis ojos arden por las lágrimas rabiosas que sus palabras han provocado. Sé que le he hecho daño y no sé cómo podría redimirme.-espero que no trabajes aquí para hacerle el favor a ese hijo de puta de Louis, porque como me entere de eso, te juro que no dudaré en matarte...-dice antes de soltarme el cuello y comenzar a avanzar hacia la salida del callejón. Es la segunda vez que me toma del cuello y me deja claro que soy una basura.
-Algo anda mal con Gabriel, ¿cierto?...-se detiene de golpe en su sitio cuando esas palabras salen de mis labios. Ni siquiera debe responder porque sé de sobra que él también vio cuando Gabriel escupió sangre en el rostro de esa maldita mujer.Se mantiene en su sitio por unos instantes, en completo silencio y sin mirarme. Mi corazón late al mil debido al susto que me he llevado de que me hiciera algo mientras me sostenía contra la pared, pero algo lo retiene de hacerlo y casi creo que es Gabriel.
-Quiere verte en su oficina...-dice finalmente. Debía suponer que tarde o temprano nos veríamos cara a cara.-estoy seguro que no es así, pero si alguna vez te arrepientes de lo que has hecho...-gira su rostro ligeramente y me mira por el rabillo de ojo. Ahora estoy segura que destruir a Gabriel es de las cosas de las que más me arrepiento en esta vida.-espero que el cielo te lo devuelva y te deje sin la oportunidad de ser feliz...-es la segunda vez que me envía una condena que sé que merezco. Merezco tantas cosas y ninguna de ellas es el perdón de Gabriel.
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Condena Prometida. ♧ [Completa]
RomansaSegunda parte de: Tentación prohibida. ♤ La condena que ella le envío ese día en su oficina parecía cumplirse día a día durante dos largos años desde que la vio por última vez, cada día se sentía peor la soledad y su infierno tomaba más fuerza. Ya...