Ardiendo

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El tiempo de Chifuyu avanzó rápidamente, eran ya casi cuatro meses los que llevaba trabajando en la veterinaria junto a Keisuke, prácticamente sólo con él, los días de ausencia de Kazutora eran más que los de presencia.

Keisuke, ¿Por qué Kazutora falta tanto a trabajar? — preguntó el rubio mientras terminaba de ordenar los medicamentos en un estante.

Mmmmm, en realidad Tora no está muy bien, después de la muerte de su hermano las cosas empeoraron para él, podríamos decir que se está cansando de todo. — dijo Keisuke con notable tristeza en su voz, mientras terminaba de empacar algunas bolsas con basura.

Siento entrometerme, pero tú eres su amigo ¿Por qué no le ayudas? — el nerviosismo del de ojos verdes era notable, conoce la sensación de estarse hundiendo y no tener ayuda.

— ¿Quién dice que no lo hago?, en realidad lo intento demasiado, Annie y yo lo ayudamos en todo lo que está a nuestro alcance, pero ya no se que más hacer por él, siempre finge estar bien y sé que no es así, y tampoco debería de estárselo contando a nadie , pero su adicción cada día lo esta llevando más lejos. — la sincera preocupación de Keisuke podía palparse en su aliento, el rubio y él no eran los mejores amigos, pero durante esos meses de trabajo, la vida les ha hecho conocerse un poco más.

Chifuyu se acercó a Keisuke y le dio una palmada en la espalda, tratando de animarlo un poco.

No soy nadie para poder ayudarlo, pero me gustaría poder hablar más con él. — dijo sinceramente Chifuyu, su corazón seguía viéndose alterado en cada momento que el bicolor estuviera cerca y su cariño por él permanecía intacto, aunque cada día le era más difícil acercarse a él.

Todos quisieran poder hablar más con él, incluso yo que lo conozco de toda la vida no puedo hacerlo, Tora no permite que nadie se meta en su vida.

¿Todos? ¿Quienes más?, pensó en sus adentros Chifuyu.

Su plática fue interrumpida por el sonido de la campanilla de entrada, clientes y más clientes interrumpieron su conversación dejándola completamente a un lado para el siguiente día.

La preocupación de Chifuyu empezaba a crecer, Makoto le dejó su última voluntad a él, salvarlo, sí, debía de salvarlo, pero no sabía con exactitud lo que el ojos dorados estuviera viviendo, en estos últimos cuatro meses sólo lo ha visto quizás unas seis veces.

Trató de dormir sin pensar en todas las situaciones que Tora estuviera viviendo pero conciliar el sueño fue un fracaso.

El corazón de Chifuyu lo sigue queriendo como la primera vez que se cruzó en su camino, pero el hecho de que en las mínimas veces que lo ha visto, Tora no lo recuerde ni un poco lo hacen decaer.

Todas esas ideas rebotando al mismo tiempo y haciendo ruido en su consciencia evitaron que durmiera bien.

Las mañanas son la parte más difícil del día para Chifuyu, ya no está Senju que siempre estaba despierta antes que él, la extraña y quizás ese sentimiento jamás le abandone.

Chifuyu empezó a creer en que todas sus decisiones habían sido equivocadas, que metió la pata hasta el fondo del acelerador y ha destrozado todo a su paso por no saber frenar, pero ya no tiene marcha atrás y aunque quisiera correr a buscarla y abrazarla para que le consuele y le libre de la frustración que lo consume, ella ya lo ha borrado de su universo, no existe en ninguna red social, su número está bloqueado, no conoce la dirección donde vive su hermano y tampoco se lleva bien con él, es seguro que si quisiera acercarse a ella de nuevo, terminaría pateándolo fuera.

Chifuyu tuvo que resignarse a seguir adelante, la vía hacia el frente era la única libre, aún si sus decisiones de correr tras un sentimiento erróneo sean las peores o lo lleven a un callejón sin salida, era lo único que podía hacer.

En el abismo.. (KazuFuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora