Déjame despedirme

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Chifuyu sintió la incomodidad de una silla en la cual dormir era lo menos placententero, toda la noche trató de descansar a ratos pero la llegada de médicos y enfermeras lo mantenían alerta, Kazutora permanecía dormido, su rostro estaba en calma y su respiración pausada.

En algún momento de la noche Chifuyu logró quedarse dormido, despertó de golpe y asustado, no había pasado demasiado pero ese pequeño sueño le confundió, se levantó de su silla y se aproximó a la cama donde estaba Kazutora pero él aún no despertaba.

Chifuyu empezó a sentirse ansioso y las ganas de llorar lo sobrepasaban, acercó su mano al rostro de Kazutora para acomodar uno de sus cabellos que caía por encima de su cara, tenía miedo de perderlo, de nunca volver a ver su sonrisa.

Se alejó de la cama y salió de la habitación, debía buscar algo de café para mantenerse despierto, el cansancio le estaba pasando una factura muy alta a su cuerpo, pidió un café sin azúcar a la joven que atendía la cafetería, tomó un paquete de galletas del mostrador y pagó por todo, se sentó en una de las mesas vacías y sacó su teléfono, no sabía si debía decirle a Kei o a llamar a Seishu, no tenía una mierda de idea de que hacer, sólo quería volver a escuchar la voz de Kazutora, no quería que todo se acabara así, en la habitación de un hospital, no podía dejarlo sin antes darle la oportunidad de confesar lo que sentía, sin darle el tiempo de despedirse si era el fin.

Y otra vez estaba llorando, con sus ojos esmeralda cansados, su vista nublada por las lágrimas, sollozando muy bajito para evitar ser escuchado, había demasiado dolor en su llanto y dentro de su corazón.

Secó sus lágrimas con la manga de su camisa y terminó su café, no quería apartarse de él, se levantó de la silla y fue de nuevo a la habitación.

Kazutora ya estaba despierto, sentado en la cama pero muy desorientado, los médicos se habían alertado de su regreso y se presentaron con rapidez  a la habitación, se aseguraron del estado de Kazutora, sus reflejos, su memoria, su coordinación, pues con el efecto de los medicamentos que tomó era normal que estuviera desorientado, al menos por un rato más, mientras lograba reaccionar.

Los médicos se fueron de la habitación informando que regresarían en un rato más, Chifuyu se acercó hasta llegar a la silla que estaba a su lado y se sentó, sin decir nada, solo esperando que Kazutora empezara a preguntar.

Chifuyu... ¿Dónde estamos? — su voz tenía un tono agotado.

Estamos en el hospital Tora, anoche tuviste una sobredosis.

— ¿Qué? — volteó su rostro para verme, notablemente confundido.

Creo que intentaste suicidarte. — la voz de Chifuyu estaba entrecortaba, dolía el hecho de pensar que habría sucedido sino hubiese enviado ese mensaje.

No hubo respuesta de Kazutora, sólo el silencio que inundó la habitación.

— ¿Porqué Tora? — se atrevió a pedirle esa respuesta.

Nadie quiere morir sufriendo. —los ojos dorados de Kazutora se clavaron en esmeraldas de Chifuyu, se veían tan fríos y muertos, llenos de dolor.

— ¿Porqué no me lo dijiste? o a Keisuke, sabes que te hubiéramos ayudado, no existen rencores válidos cuando se trata de una situación así.

Chifuyu, tú jamás entenderías nada de mi, yo no tengo nada por lo cual vivir, no tengo razones por las cuáles seguir existiendo, esa enfermedad solo fue la excusa perfecta para tomar esa decisión, estoy cansado. — agachó su rostro viendo a un punto fijo en el suelo.

No es así, yo siempre he estado para ti, sabías que si me llamabas llegaría corriendo, no importaba la hora, ni el lugar, sabes que iría. — Chifuyu trató de tomar la mano de Kazutora pero el la apartó.

En el abismo.. (KazuFuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora