Colmillos por garras

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Los lunes estaban destinados para citas especiales en la veterinaria, siempre se atienden mucho más temprano de lo habitual en sus horarios, por lo cual los lunes el encargado de abrir la tienda de mascotas es Chifuyu.

Las mascotas son entregadas dentro de la tienda a las 7 am para todos sus procedimientos, son recibidas a esa hora por ser casos especiales que requieren atención más de cerca y Chifuyu se dedica a ello todos los lunes, desde quimioterapias hasta procedimientos quirúrgicos más complicados que requieren una estricto control.

Siempre antes de las 9 am Keisuke llega a la tienda para abrir completamente, pues Chifuyu solo se encarga de ingresar a las mascotas y luego cierra nuevamente.

Pero ese día Tora llegó a las 8 am, jamás se presentaba a esa hora ni aunque su vida dependiera de ello, su horario habitual rondaba por las 9:30 am cuando llevaba algo de fuera para comer y compartir.

Chifuyu escuchó la puerta de entrada abrirse y supuso que era Keisuke como siempre, siguió haciendo su trabajo para no perder el tiempo, quería regresar temprano a casa y evitar el mayor tiempo posible a ambos chicos.

No tomó mucha importancia a los pasos acercándose a él, por lo que no se tomó la molestia de voltear a ver, pero la voz de Kazutora lo hizo ahogar un grito.

Buenos días Chifuyu. — se escuchaba molesto.

Mmmm, buenos días Kazutora. — respondió al reconocer que la voz no era de quien esperaba.

¿Kazutora?, ya nunca le llamaba así a menos que fuese frente a alguien importante o desconocido.

¿Todo bien con los pacientes? — preguntó para tratar de iniciar una conversación con el rubio.

Sí, todo bien, ¿sabes a que hora llega Keisuke? — apartando de su lado las agujas de canalización del cachorro de perro que estaba atendiendo.

No debe tardar mucho, ¿necesitas que te ayude?

— Esta bien así, esperaré a Keisuke.

Kazutora podía notar a la distancia los sobreesfuerzos de Chifuyu por mantenerlo alejado o evitar por completo el contacto visual, pero eso le fastidiaba en sobremanera, no eran nada, no era adivino para saber cuáles eran los sentimientos del rubio antes de que Inui se lo dijera, ni siquiera era consciente de los daños que el rubio asumía eran por culpa de él.

Se aproximó a Chifuyu que estaba de espaldas a él y lo giró del brazo con fuerza, haciendo que Chifuyu soltara al piso la ampolla de medicamento que había sacado del gavetero a su lado.

— ¿Qué te pasa?, me hiciste tirar el medicamento del cachorro. — estaba realmente molesto con la actitud de Kazutora, estaba trabajando.

Pero Kazutora estaba mucho más enojado o confundido, o ni siquiera entendía con exactitud lo que sentía.

Empujó con algo de brusquedad a Chifuyu contra la pared frente él, dejándolo apresado en medio de sus brazos.

El corazón de Chifuyu estaba latiendo  mil por hora, pero no tenía la intención de demostrarlo frente a Kazutora, no necesitaba que lo viese frágil.

Las intenciones de Kazutora no eran hablar, quería comprobar si Chifuyu de verdad sentía algo por él, o si correspondería a sus actos o todo eran mentiras de Inui.

Y acercó su rostro a él para besarle, buscando el permiso que necesitaba y sin oponer resistencia el más bajito de los dos se dejó llevar, era un beso sin prisa, se saboreaba en cada movimiento de sus bocas y sus lenguas, fue Tora quien se separó primero con brusquedad llevando su mirada al blanco cuello de Chifuyu, no había pasado desapercibida la marca de colmillos que tenía en su lado izquierdo, aún rojiza, era reciente.

En el abismo.. (KazuFuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora