capítulo veintiuno.

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Chan se había llevado la reprimenda del año la noche anterior, al parecer sus padres se habían enterado de su inasistencia al instituto gracias a un informe del director

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Chan se había llevado la reprimenda del año la noche anterior, al parecer sus padres se habían enterado de su inasistencia al instituto gracias a un informe del director. Y no era solo eso, sino que también exigían que fuese a clases presentable o no le dejarían entrar. Claro, en un lugar tan lujoso no cabía alguien como él.

A veces sentía que quería hacer sentir orgullosos a sus padres pero simplemente no podía, lo suyo no era eso, él se quería dedicar al baile o al arte, las ciencias políticas le agradaban poco y sobra decir que le aburrían. Pero también pensó que quizá había estado siendo muy egoísta e inmaduro.

Por eso mismo en ese instante estaba yendo al instituto lo más presentable posible, tratando de no poner cara fea porque su madre le estaba llevando en su coche cuando el podía ir perfectamente solo y en su motocicleta.

—Cariño, ¿qué sabes de Felix?— preguntó su madre, saliendo con un tema que ni venía al caso. Rodó los ojos y recargó su cabeza sobre la ventanilla, viendo a través del cristal.

—No sé nada, ya te dije que ni siquiera somos amigos.

—Pero bebé, él es un chico muy dulce, debes acercarte a él. Puedes pedirle ayuda con los apuntes, quiero que te pongas al día en las clases y dejes de faltar, sabes que no te puedes permitir perder otra año más o sabes lo que sucederá. Ya tienes dieciocho, necesitas hacer algo con tu vida además de...

Hmm, allí venía otra vez el sermón. El pelinegro agradeció que ya estaban a una cuadra de llegar o sabía que se terminaría tirando por la ventana.

—... por eso amor, hazte cercano a Felix, él te ayudará en todo. Es un encanto de persona...

—Sí, sí, mamá, como digas. Te veo luego.

Le dió un rápido golpe en el hombro a modo de despedida y salió corriendo del coche. Su madre sólo le miró negando, resignada. Aún le quedaban esperanzas de que su hijo vea la luz y vaya por el camino correcto.

Felix siempre era el único en llegar temprano al aula, pero ese día fue diferente, puesto que a los cinco minutos que se había sentado en su correspondiente banco, alguien entró por la puerta. Alzó la mirada rápido y casi no se cree lo que ve. Chan había ido a clases luego de una semana, y además ¿había llegado temprano? Eso debía ser un sueño. Tragó saliva cuando sus miradas se encontraron, agachó la cabeza de inmediato e intentó distraerse con algo. La incomodidad era tan notoria.

Se mordió los labios inconscientemente. Bendecía a sus ojos por ver semejante belleza; y es que Chan vistiendo de esa forma de veía tan guapo, masculino y sexy. Su cabello estaba peinado, cosa que rara vez solía ver. Su uniforme estaba correctamente planchado, la camisa se le ajustaba a su cuerpo y le dejaba ver unos asombrosos brazos musculosos que él había tenido la fortuna de acariciar. Y el prefecto nudo en su corbata le ponía mal, se le venían tantos escenarios de lo que podía hacer con esa corbata roja.

paciencia › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora