09 | De pelotas hinchadas y una tercera paja

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Capítulo dedicado a MaRiieLa2403
¡Espero te guste! ❤️

09 | De pelotas hinchadas y una tercera paja

Blake

Me toma todo el camino hacia el estudio de tatuajes de Leyla intentar relajarme.

Parece que a la pequeña McFloyd le encanta dejarmela dura. Jodido dolor que me cargo. Está insoportable. Y eso solo me pone de mal humor.

Estuve a punto de irme tras ella para impedir que se fuera, porque debo admitir que la necesito… en muchos sentidos. Desde siempre la he necesitado, y la he extrañado también. Mucho. Como me gustaría tumbar ese muro que Alice ha construido a su alrededor para evitar que me acerque a ella, pero siento que es imposible. Primero porque… ya le hice daño en el pasado, y entiendo su actitud hacia mí. Y segundo porque Alice es demasiado buena como para traicionar a una amiga, a consciencia, aunque se esté muriendo de ganas. Porque, con su beso, me dio a ver que yo no le soy tan indiferente después de todo. Se muere de deseo, lo sentí en su caricia. Alguien no puede fingir eso. Estoy seguro que, si no se hubiera acordado de Leah, ahora mismo estuviéramos más que enrollados en… nuestro Wonderland.

Mierda… estuvimos a punto de enrrollarnos en un lugar público.

Sonrío ante eso.

Que suerte que ese sitio parece ser desconocido para el resto, menos para nosotros, porque si alguien nos hubiera atrapado, ahorita la cosa fuera muchísimo peor.

Aunque, ¿qué es en realidad peor? ¿Terminar en la comisaría por tener sexo en un lugar público, o aguantar el dolor de pelotas que me cargo? Porque, joder, debo tener las pelotas hinchadas. Muy hinchadas. Y todo por su causa… y mi maldita imaginación.

Pero es que… ¿cómo no ponerme cachondo con una chica así: tan sexy como Alice? Es casi imposible, menos si le traigo estas ganas. Y ahora la voy a tener muy cerca, bajo el mismo techo. Eso va a ser una tortura. Verla sin poder tocarla. Mierda. No sé cómo me he resistido durante tanto tiempo. Tengo su cuerpo bien gravado en mi cabeza desde aquel viernes en la noche. Ya no hay cavidad para la imaginación porque… la he visto sin ropa. Sus senos me gustan. Me gustan muchísimo, como toda ella. Y su sonrisa, uffff, es bellísima.

« Mierda, Alice, me estás matando »

¿Alguien sabe de algún manicomio por aquí cerca? Porque eso es exactamente lo que necesito. Aparte de una buena paja y una ducha con agua bien fría.

Para cuando aparco el auto frente al estudio de tatuajes, me preparo mentalmente para lo que viene.

Estoy llegando tarde a mi cita con Leyla, y sé que no hay nada que moleste más a la chica que la impuntualidad. De hecho, creo que he venido a este lugar en vano, porque estoy esperando que, apenas cruzar esa puerta y verme, me mande a la mismísima mierda. Su tiempo es valioso, eso es lo que siempre dice, y gracias a su talento es una tatuadora codiciada en la ciudad, cuya agenda está bien ocupada. Mucho hizo abriendo un espacio para mí hoy.

Por lo mismo, no me sorprendo cuando, al entrar, la encuentro atendiendo a uno. No iba a esperar por mí, eso era obvio. La veo levantar la vista para mirar en mi dirección. Por la expresión de disgusto que pone a continuación, sé que debe estar furiosa. Cuando vuelve la vista a su tarea, yo tomo asiento en las sillas que están colocadas en la sala de espera y agarro una de las revistas que están colocadas ahí solo para ojear un rato. No pasa mucho hasta que Ben, uno de los otros tatuadores que trabajan aquí, se sienta a mi lado.

— ¿Qué tal, Blake? — Saluda, y yo hago la revista a un lado para chocarle los puños.

No le digo nada al pelirrojo junto a mí, que le da un trago a su soda.

Todo lo que juntos podemos ser ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora