Todo lo que juntos podemos ser ©

17 | Tres es cantidad, cuatro es multitud

Nota de aurora ante de empezar: Hola mis queridos lectores, ha renacido de las cenizas Johana, y ya vuelto con todo.

Cómo muy poco sabrán, los últimos meses no han sido fáciles. Estuve envuelta en una pequeña depresión que me impedía seguir escribiendo y por lo mismo tuve que tomarme mi tiempo lejos de Wattpad. Pero ahora que todo en mi vida ha mejorado, las ganas de escribir han vuelto.

Espero que les guste este pequeño capítulo y pronto se vienen nuevos.

Si te sientes un poco perdida, te hago una pequeño resumen de los capítulos anteriores.

Alice está enferma de gripe y Blake se quedó con ella a cuidarla. Antes de ir a clases, Blake sale del baño envuelto en una toalla y Alice lo ve, notando así un tatuaje con la palabra « Wonderland ». Ahí Blake le dice que nunca ha podido sacarla de su cabeza: Aquí la reacción de Leah.

17 | Tres es cantidad, cuatro es multitud

( Primera parte )

Blake

Parece que la he dejado sin palabras, porque no hace más que mirarme con los ojos bien abiertos y los labios ligeramente separados. Esa expresión de sorpresa que está plasmada en su rostro, me hace sonreír de medio lado. ¿Qué le sorprende tanto? ¿Que nunca haya podido sacarla de mi cabeza? ¿Pero por qué lo hace? Es decir, ¿cómo alguien puede superar a Alice McFloyd? Es… imposible.

— ¿D-De verdad? — Su tartamudeo la hace lucir terriblemente adorable. Me entran unas ganas enormes de agarrarla por las mejillas para besarle todo el rostro, sin embargo, me contengo.

Ahora que la tengo con la guardia baja, debo mover muy bien mis piezas. No quiero que vuelva a estar a la defensiva. Quiero llevarme bien con ella. Quiero poder llegarle. Ganarme la otra vez.

— Nunca, Alice. Ni un solo segundo desde que tú y yo nos distanciamos, he dejado de pensar en ti.

Parpadea un par de veces y ladea un poco el rostro, luciendo de pronto muy pensativa.

— Aún hay tantas cosas que no entiendo, Blake. Tú y yo éramos tan unidos y… simplemente te fuiste. Y esa tarde… cuando te encontré con ella… ¿por qué lo hiciste? ¿Querías que viera… eso? ¿Tú querías que yo te encontrara con ella? ¿Fue tu forma de cortarme y de darme a entender que no sentías lo mismo por mí?

Dolor. Eso es lo que veo en su mirada. Son los mismos ojitos tristes que vi esa tarde, cuando me encontró con la boca de mi vecina alrededor de mi miembro. Y no saben cuánto me odio por esto. Joder. Que idiota soy. Pero… aquello no fue intencional. Solo fue una mala jugada de la vida.

— Aún hay muchas cosas que tú no sabes, cosas que son difíciles para mí, cosas de las cuales me cuesta trabajo hablar… y deseo poder contarte todo, Alice. Alejarme de ti fue difícil, pero en ese momento necesitaba estar solo… para poder sobrellevar todo lo que me estaba pasando. Lo que aún me pasa. Lo que me atormenta… siempre.

— Pero… ¿qué cosa es eso, Blake? — Suena ansiosa cuando con sus manos me ahueca el rostro y clava sus ojos en los míos — ¡Dios mío! ¡Si pudieras ver tu cara en estos momentos! ¿Qué es eso que tanto te duele?

De pronto, siento que el nudo en mi garganta se aprieta hasta el punto dónde respirar ya es difícil. Joder. Hablar es complicado. Siento también una presión horrible en el pecho que me hace sentir dolor. Los recuerdos duelen. Mierda. Cómo me atormentan.