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20 | Una nueva oportunidad

20| Una nueva oportunidad

Blake

El mundo se ha detenido por completo. O, al menos, lo ha hecho para mí. Y lo ha hecho desde el instante en el que Alice me correspondió el beso.

La caricia es tímida. Lenta. Torpe incluso. Pero me gusta. Joder, cómo me gusta.

Su cuerpo sigue rígido entre mis brazos, que la sostienen con fuerza, temeroso del momento en el que se aleje y me deje, cómo sé que va a pasar.

— Blake… — La escucho suspirar en medio del contacto. Sin embargo, no dice ni hace nada más que besarme. Siento que de pronto se estremece, y por fin parece caer en el simple deseo, porque ahora sus manos se posicionan detrás de mi nuca, haciendo presión, dándole profundidad al beso.

No sé cuánto tiempo ha pasado hasta que finalmente nos separamos por falta de aire, sin embargo, y para mí alivio, no nos alejamos. Solo nos quedamos ahí, quietos, con la respiración entrecortada. Tengo los ojos cerrados, y me da miedo abrirlos. Tengo está sensación que, al hacerlo, despertaré de un sueño, y es que se siente de esa forma, mucho más cuando siento que sus brazos me rodean en un abrazo cariñoso que yo no tardo en responder. Su mejilla descansa sobre mí pecho, y por un segundo siento vergüenza de solo imaginar que debe estar escuchando el latir desembocado de mi corazón.

— Estoy muy confundida… — Me dice en apenas un susurro entrecortado.

Suspiro y el olor de su cabello me nubla el sentido.

— Tú me confundes — siento que se mueve, y cuando por fin me atrevo a abrir los ojos, me encuentro con los suyos, que me examinan sin parpadear —. Y… te dije que la próxima vez que me besaras, te iba a matar.

Por un segundo, sus palabras me hacen temer, pero cuando la veo sonreír, apenas un poco, yo también lo hago, y me relajo.

— No hay mucha diferencia con la muerte cuando estoy sin ti, Alice.

Ella rueda los ojos, sin perder la sonrisa, y finalmente se aleja. No obstante, no se marcha. Solo se queda ahí, a unos pasos de distancia, sin apartar la vista de la mía.

— ¿Por qué tienes que ser así de complicado?

Esa es una buena pregunta. Supongo que soy así, con ella principalmente, por toda la mierda que traigo encima.

— Es… complicado — me rasco la nuca — Todo es muy difícil, Alice. Y quiero decirte tantas cosas. Yo…

— Empieza.

Aprieto los labios.

— No sé por dónde empezar.

— Hace dos años está bien para mí.

El pecho me da un vuelco y, de pronto, me lleno de miedo, ansiedad, joder. Cierro los ojos y me apoyo en la pared. De pronto me siento mareado. Mi cerebro colapsa con los recuerdos, con los gritos; con las lágrimas. Aprieto los puños.

— Joder… — Suspiro. Tengo un nudo enorme en la garganta.

Me paso una mano por el cabello. Se me está haciendo muy difícil hablar. Demasiado difícil. Tal o más difícil que aquella vez, cuando se lo conté a Daniel, y lloré con él. Fue esa la primera y última vez que lo hablé con alguien. Porque ni siquiera mi madre sabe que, ese secreto que durante años ha guardado, con tanto recelo, yo lo sé. Y me ha quitado el sueño. Me ha dañado. Me ha hecho odiarla. Guardarle rencor.

— Blake… — La forma en la que dice mi nombre me hace visualizarla. Y es solo hasta ese instante que noto que he llegado al piso, y que tengo las rodillas pegadas al pecho, como un bebé.