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018. chapter eighteen

A LA MAÑANA SIGUIENTE, los hombres habían puesto a andar los ponis, y la escena parecía la de unos niños pequeños jugando.

—Les gustan sus ponis, Hawkeye y Quicksilver —rió Ivan.

—Sigue y sigue. Me encanta —dijo otro de ellos.

—Me encanta, hermano. ¡Mira a Hawkeye!

Clint y Pietro seguían serios, mientras que Kate estaba algo asustada.

—¿Y ahora dónde están tus flechas?

—¿Qué pasó con tus poderesitos?

—Los grandes y fuertes Hawkeye y Quicksilver montan unos ponis. Deberían sonreír más. Esto también es divertido para nosotros.

Finalmente, los ponis se detuvieron.

—Otra vez. Otra vez, Enrique, vamos —dijo Ivan.

—Genial —respondió Kate, sarcástica.

—Ve a buscar más monedas.

—Sí —dijo Pietro, algo divertido, ya que la situación se volvía un poco aburrida para él.

—Es aburrido. Dmitri, juguemos a las cartas —comentó Ivan.

El hombre y el tal Dmitri se alejaron un poco de ellos.

—Parece que estás enfadado conmigo —dijo Kate, mirando a Clint—. Sé que no lo parece, pero estarían perdidos sin mí, ¿se dan cuenta?

—Estaba por convencerlos de que no eras la del traje, hasta que decidiste caer por el tragaluz —respondió Clint, sin mirarla.

—Oh.

—Sí.

Vieron cómo Enrique golpeaba un carro de supermercado, claramente molesto, mientras hablaba por teléfono. Y unos segundos después, cortó la llamada.

—¿Estás bien? —preguntó Kate, mientras el hombre se acercaba.

—Le compré entradas para Imagine Dragons a mi novia —dijo Enrique un poco alterado todavía—, como regalo anticipado a Navidad, ¿de acuerdo?

—Es muy dulce.

Pietro volteó a ver a la joven con el ceño fruncido.

—Bueno, dulce —respondió Enrique—. Luego, nos peleamos. ¿Sabes qué dijo? Que las entradas eran un regalo, así que quiere llevar a su hermana.

—Mira el lado bueno —dijo Kate—. No tienes que ir a ver Imagine Dragons.

—Me encanta Imagine Dragons. A ella ni siquiera le gusta. Lo hizo adrede para lastimarme —respondió Enrique, frustrado.