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Fuera de los murs


Amo tu cabello ébano—le escucho susurrar, mientras enreda sus delgados dedos entre mi pelo—Combina con tus ojos grises y piel blanca. ¿Lo sabes?

—Lo sé. Lo dices cada vez que tienes oportunidad—le respondí sonriendo juguetón.

—¿Sabes?—menciona separándose de mi, recargando su cabeza sobre el respaldo del sillón. Y yo me incorporo a su lado para mirarle—Por un minuto. Trate de pensar cómo sería una vida donde no estás.

—¿Y lo lograste?

—No. Ni siquiera pude imaginarme como debe sentirse el no tenerte por el próximo minuto. Me asfixiaría, Gotti. Tú eres aquello que me hace querer respirar.

—¿Entonces porque estás con ese engreído y no conmigo?—le cuestioné tornándome serio.

Aquella me regaló una sonrisa de boca cerrada, luego acaricio mi mejilla.

—Porque tú eres la única persona de la que no podría deshacerme, y no me gustaría arruinarlo.

—Él sólo te hace daño—susurre.

—Nadie puede hacerme más daño del que yo me hago—respondió dejando caer una lagrima sin expresión alguna—O del que tú podrías causarme si una vez me dejas.

—Jamás voy a dejarte.

—Ya lo hiciste.

Entonces siento como me toman del hombro repentinamente haciéndome despertar. Abro los ojos poco a poco hasta que estos se logran acostumbrar a la poca oscuridad que nos envuelve debido a las lámparas de queroseno. Miro a un lado, y puedo observar a Santiago mirándome confundido, con pereza tallo mis ojos y me incorporo en la cama. 

—¿Qué hora es?—susurro aterrizando en tierra. Captando la idea de que ya he dejado de soñar.

—Las 4:30 de la madrugada, amigo—me responde acompañado de un bostezo, caminando de vuelta al borde de su cama—¿Quién mierda es Sophie?—me pregunta tomándome desprevenido.

Puedo sentir mi espalda tensarse al momento en que sus labios pronuncian tal nombre.

—¿Por qué preguntas?

—No dejabas de repetir ese nombre mientras dormías, me asustaste horrible—me dijo volviéndose a acostar—Entonces ¿Me dirás quién es? ¿Tu novia?

—Wow, no, no, en lo absoluto, te equivocas tremendamente—me apresuro a contestar—Sólo...una persona que conozco.

—Parece no ser cualquier persona si la tienes presente incluso en tus sueños—me responde casquivano y yo sólo río divertido por tal comentario—¿Es la misma chica con la que soñaste en clase? Ya sabes, en tu primer día.

—Si. Supongo que es mi remordimiento por no haber podido ayudarla, es como si mi cabeza creara situaciones que me recuerdan que soy tonto.

—Me da igual lo que haga tu cerebro—me dijo el castaño burlesco—Quiero dormir, y tú deberías volver a hacerlo. Pero por favor, no hables mientras lo haces, casi me cago en mis pantalones y son los únicos pantalones de pijama que tengo.

Porque si el L⃨O⃨B⃨O⃨ aparece...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora