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En la ratnera


        Mis ojos trataban de acostumbrarse a la luz que pegaba directo a ellos con cada paso que dábamos, las lámparas abundaban en ese largo pasadizo que desconocía por completo y del que no conocía existencia. Dos guardias, quienes escoltaban a Santiago e Ithan Heredia le pisaban los talones al rector Ignacio Masini, quien me los pisaba a mi al sujetar con fuerza mi brazo. ¿Tenía miedo? No. ¿Alguna clase pánico? No. ¿Me sentía angustiado y culpable en realidad?. No tenía idea de qué pasaría conmigo, o con ellos, ¿A donde nos llevaban? ¿Que harían con nosotros? Me angustiaba tremendamente ese golpe de realidad, después de vivir un plan de fantasía las últimas dos semanas.

Y cuando aterrice, luego de viajar hasta otro continente de mi mente envuelto en pensamientos y juicios para entender la situación en la que me hallaba embalado, ya nos encontrábamos frente a una puerta de madera vieja en solitario.

—Ábrela—ordenó el señor Ignacio a un guardia, quien sacó las llaves de su cinturón para acatar tal orden.

El sonido agudo provocado por lo rechinante y vetusto que era el acceso, entró a mis oídos logrando que un escalofrío viajara por cada parte de mi piel cómo electricidad en las líneas de alta tensión. Y cuando la puerta fue abierta en su totalidad, no se hicieron esperar mucho para prácticamente lanzarnos dentro de ese cuarto apenas alumbrado por una vela al centro.

—Se van a quedar ahí, hasta que reflexionen insondable mente sobre sus actos—dijo tomando la manija de la puerta.

—¡Espere!—exclamé apresurándome para impedir que esta fuese cerrada—Ellos no hicieron nada, fue mi culpa, todo este plan de huir fue mío, castígueme sólo a mi.

—Eso no le va a servir esta vez señor Gotti—apuntó quitando mis dedos de la madera con la aversión en su rostro—Se lo advertí. Debió mantenerse alejado de ella—finalizó cerrando por completo con un azotón. Dejándome totalmente confundido ante lo último mencionado.

El frió y lobreguez nos bominaron como a un hilo, el silencio reino por todo el lugar haciendo eco en mi cabeza. Sin saber con exactitud cuál sería mi próximo movimiento, me gire lentamente para dar la cara.

—Yo...—murmure divagando con la mirada—De verdad lo siento, no era mi intención que él plan fracasara así...sólo.

—¿Lo sientes?—murmuro negando escéptico—Dime que es lo que sientes exactamente. ¿No habernos dicho que la rubia esa venía? ¿Qué nos estuviste utilizando todos estos días? Dinos Jeon Jungkook, Gotti, como sea que te llames, ¿Qué sientes?

—Escucha Tiago, sé que debes estar muy enojado y tienes todo el derecho de odiarme actualmente.

—¿Enojado? ¡Estoy furioso!

—Si, lo sé. Pero no creo que eso resuelva algo ahora. Necesitamos pensar en...

—¡Eres un maldito hijo de puta!—gritó Santiago balanceándose hasta mi, y cuando pude percatarme ya lo tenia encima mío. El castaño sujetó el cuello de mi camisa y me estampó contra el suelo—¡Un hijo de puta egoísta!

—¡No! No, yo...

—¡Ese estúpido plan de mierda no fracaso! ¡Tú hiciste que fracasara por tu maldito egoísmo!—gritó antes de lanzar el primer puñetazo.

Porque si el L⃨O⃨B⃨O⃨ aparece...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora