Parte 15.

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YoonGi había salido de la casa de TaeHyung, dándole la oportunidad a JungKook de poder hablar con él.

¿Había hecho bien?

Dudaba en su elección, sin embargo, la que decidió al final, fue aquella: Dejar a solas a TaeHyung y JungKook.

En el momento que JungKook dijo que necesitaba hablar con TaeHyung, tenía en la punta de su lengua una simple frase: "No hay nada de que hablar, por favor vete". Sabía el daño que le había hecho a su chico rubio, sabía cómo JungKook lo humillaba, hasta trató de usar a YoonGi para humillar más a TaeHyung, pero no se dejó enredar por el veneno de JungKook, a YoonGi le interesaba de verdad TaeHyung más allá de su pasado, porque cuando sales con alguien, sales con su presente, el pasado sólo queda como aprendizaje.

¿Qué sería lo importante que necesitaba hablar JungKook? YoonGi no podía dejar de ver la pantalla de su celular en espera del mensaje de TaeHyung, pero sólo recibió un:

"Al final no llegó la comida que pedimos"

Una risita nasal salió de YoonGi que se dejó caer en su cama, echando de lado su celular. Un suspiro largo acompañó el silencio de su gran habitación que hace unos días, TaeHyung había llenado con su voz y sus risas.

¿Se encontrará bien?

Y sin darse cuenta, sus ojos se cerraron, cayendo en un profundo sueño que le haría despertar hasta el lunes por la mañana media hora antes de sus clases.  Apurado tomó su uniforme, cambiándose en menos de un minuto. No le iba a dar tiempo de recoger a TaeHyung, el cual justo le mandaba un mensaje:

"Perdón, Yoonie, no me iré contigo el día de hoy. Te veo luego en la preparatoria."

YoonGi se detuvo frente al elevador. Releyó el mensaje más de dos veces, tratando de entender lo que había escrito el menor. ¿Por qué se iría solo?

Aún desconcertado, picó en el rectángulo de texto y comenzó a teclear: "¿Todo bien?". Pero lo borró. Nuevamente empezó a teclear, pero algo diferente: "No, mi TaeHyungie no puede ir solo". Pero nuevamente lo borró. Por tercera vez volvió a teclear: "¿Pasó algo?". Pero lo borró de nuevo. A la cuarta vez permaneció el texto que había tecleado, dándose por vencido y enviándolo:

"Buenos días, TaeTae, está bien. Te veo allá. Lindo día."

No quería meterse o interferir más en su vida de lo que tenía permitido. Tampoco quería crearse ideas que afectaran su relación con él, aunque no fueran nada oficialmente (aunque hayan dicho que eran novios), siempre esperaría que Tae le contara todo.

Al llegar a la preparatoria, YoonGi entraba a la zona de estacionamiento, a lo lejos logró percibir la silueta incomparable de TaeHyung, mismo que no iba solo. A su lado iba el mismísimo...

— JungKook... — murmuró YoonGi.

Su mente se bloqueó por completo y su mirada se había quedado perdida donde había visualizado a ambos. Así que por eso le pidió que no pasara por él. Había evitado crearse ideas, pero no son más ideas. Es la bendita intuición. Sabía que algo había mal y eso estaba relacionado con el tema tan importante de Jeon JungKook.

El chico pálido se había quedado a la mitad del carril, despertando de su trance con los pitidos de los otros autos, volviendo a tomar el carril y estacionándose en el primer lugar que hallara disponible.

YoonGi iba a esperar a que TaeHyung le dijera la verdad. Si es que lo hacía.

Mientras tanto en los pasillos de la preparatoria se veía nuevamente cercanos a JungKook y TaeHyung como en los viejos tiempos. Ni Irene se acercaba a ellos, sólo los miraba con rabia, más al chico rubio.

— ¿Qué sucedió con Irene? — susurraba TaeHyung a JungKook.

— Le dije que no estaba interesado en ella.

— Seguro se enojó bastante.

— Supongo que sí, pero todo lo hice por mensaje, no quería aguantar sus rabietas en persona — mencionó JungKook que luego tomó la muñeca del rubio —. ¿Y si nos saltamos las clases de hoy?

— No, JungKook, puede afectar en nuestra calificación — negaba TaeHyung temeroso —.

— Vamos, es sólo un día, Taetae, hace mucho que no salimos tú y yo juntos, solos — persuadía el pelinegro —.

Un suspiro dándose por vencido salió de los labios del rubio, aceptando la loca propuesta de su amigo JungKook.

— Bien, sólo porque no hemos estado juntos.

— Ese es mi chico — exclamaba feliz JungKook que abrazaba al rubio y daba vueltas con él entre sus brazos —.

Ambas risas se mezclaron haciendo una misma, conectándose justo como cuando solían ser mejores amigos. Sus miradas se unieron y quedaron en un silencio tranquilo y cómodo. TaeHyung reflejaba en su mirada cuánto amaba a JungKook y cuánto lo había extrañado de esa forma. Si tan sólo tuviera el valor y el permiso, ya lo hubiese besado en sus labios sin importar la gente de alrededor.

— Bueno ¿Listo? — la voz de JungKook logró romper su trance.

El rubio sólo asintió y sin esperar algo, el más alto lo tomó por su muñeca y caminaron al sentido contrario de toda la gente, dirigiéndose hacia la entrada de la preparatoria, saliendo de esta como si nada, dirigiéndose hacia la parada de autobús. TaeHyung miró a JungKook unos segundos, dibujándose una sonrisa sin que él mismo se diera cuenta; admiraba a JungKook, siempre lo había apreciado sin importar qué cosa hiciera, para él su mejor amigo era lo mejor.

— ¿Sabes cómo llegar de aquí a la casa de tu abuela? — preguntaba JungKook mirando hacia la calle, esperando ver las letras de los destinos a los que llevaba cada autobús.

— Ah, sí, sí sé — parpadeó un par de veces luego de volver a la realidad —. ¿Quieres ir a visitar a mi abuela? — miró a JungKook, ladeando su cabeza.

— No, bueno, podría pasar a saludarla, pero mi plan es ir al lago — sonrió el pelinegro mirando al rubio —.

TaeHyung soltó una risa nasal, desviando su mirada hacia los autobuses. No tardó tanto el suyo y subieron sin más, pagando cada uno con su tarjeta, había personas mayores que los miraban juzgando, pues llevan el uniforme aún de la preparatoria, a Tae le hacía sentir incómodo eso, pero JungKook lo hacía sentir seguro, sólo poque el pelinegro lo tomó de sus dos brazos y frotó estos, dirigiéndolo hacia un asiento lejos de todas miradas, haciendo que el rubio se sentara junto a la ventana, lo cual esto lo hizo sentir seguro. Nuevamente una sonrisa en el rubio que frotó sus manos entre sus piernas en un gesto de timidez y agradecimiento. JungKook puso su mano izquierda sobre el muslo cercano de TaeHyung y le dio un ligero apretón.

— Relájate, Taetae, una vez en la vida.

El rubio miró a los ojos del contrario, encontrándose sus miradas, sintiendo nuevamente aquel palpitar rápido cuando miraba a su mejor amigo. Evidentemente sus sentimientos hacia JungKook ni habían terminado del todo y JungKook seguía perdido sobre qué podía sentir por TaeHyung, pero lo que tenía claro era que lo quería sólo para él.

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