Parte 4.

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Habían pasado ya dos días desde lo último que pasó entre JungKook y TaeHyung. Era sábado y el chico de cabello salmón estaba en la casa de su abuela, ayudándole en algunas cosas.

El viernes todo el día en la escuela, JungKook lo ignoró y ahora todos hablaban sobre TaeHyung, comenzando a decir que tenía algo con la maestra de inglés. Ese día fue un total desastre para él, no podía mirar ni un segundo a JungKook porque este se daba cuenta y se iba lejos de la vista de TaeHyung. Se sentía demasiado excluído de su mejor amigo.

Tenía que vengarse y ya tenía listo aquello, sólo faltaba el momento perfecto. Aunque hablarle a JungKook en estos momentos, no era buena idea, pues sabía que lo iba a ignorar.

— Tae, ve afuera y recoge las sábanas blancas, ya están secas — le decía su abuela —.

Sin reproche alguno salió para hacer lo que su abuela ordenó, quitando sin ánimos cada una de las sábanas hasta que vio a alguien parado a lo lejos. El chico de cabello salmón ladeaba su cabeza de forma confusa, frotando sus ojos con las sábanas limpias por si era que alucinaba.

« ¿Qué demonios hace JungKook aquí? » Pensaba TaeHyung.

Se quedó unos momentos estático sin hablar, hasta que el pelinegro fue quién se acercó hasta él, ayudándole a quitarle las pocas sábanas que quedaban. TaeHyung realmente no entendía cómo se atrevía a ir hasta donde él estaba luego de haberlo tratado terriblemente en la escuela.

— ¿A qué viniste? — Preguntó el de cabello salmón mirándole sin gesto alguno.

El pelinegro soltó una risa por lo bajo.

— Recuerdo que las pocas pijamadas que teníamos tú y yo en secundaria, veníamos aquí a casa de tu abuela a ayudarle y jugábamos un poco — hablaba JungKook, dejando las sábanas en el cesto y después acercándose más a TaeHyung —, íbamos al río a nadar — hizo una pausa y esta vez miró fijamente al menor —.

— ¿Y qué necesitas?

JungKook se sorprendía internamente al ver el comportamiento de su mejor amigo, pues él no era para nada cortante ni seco.

— Te fui a buscar a tu casa porque dejé unas cosas ahí, quería que me las devolvieras, ah, también porque debemos checar la tarea de física, ninguno de los dos somos buenos y somos equipo, ya se entrega el martes y no llevamos nada.

TaeHyung chasqueó su lengua, soltando un suspiro pesado después. Tomó en sus brazos el cesto de las sabanas limpias y lo llevó adentro, mientras que JungKook le seguía el paso. El de cabello salmón no quería admitir que estaba feliz de que su mejor amigo le buscara, su corazón latía rápida y fuertemente, por eso quería alejarse de él, porque temía que escuchara sus latidos.

El paso fue detenido por el agarre de JungKook en el brazo del contrario, el cual, TaeHyung, volteó a mirarle un tanto confuso por aquella acción.

El pelinegro aclaró su garganta y después miró a TaeHyung a los ojos.

— Perdón por lo de ayer y anteayer, no supe qué hacía, me dejé llevar y si te lastimé de cualquier manera, también perdón — decía sin apartar la mirada del menor —. Somos mejores amigos, ¿no?

« Mejores amigos. »

— Claro — sonrió falsamente el de cabello salmón —.

Ahora no se iba a quedar así, TaeHyung tenía un plan.

— Ya que estamos aquí, ¿te parece revivir los buenos recuerdos yendo al río a nadar? — Decía emocionado el pelinegro.

— Oh, justo te iba a decir sobre eso, le avisaré a mi abuela, quedate aquí y ya vengo — avisaba TaeHyung —.

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