Parte 9.

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Sus pastillas especiales de TaeHyung ya estaban listas, sólo utilizaría una, no es tan malo para darle dos, eso sería acabar en definitiva con la vida de su llamado mejor amigo, no sólo le costaría la vida a JungKook, sino que también a su gran amigo de abajo, todos saben esa referencia. TaeHyung se tardó en triturar aquella pastilla, temiendo que JungKook sospechara algo. Con temor, metió todo el contenido de la pastilla en un vaso de plástico que tenía color para evitar que se notara lo blanco de la pastilla y también agregó un poco de endulzante para hacer la bebida más dulce. Misma técnica que usó la primera vez. En cuanto a sus heridas, fue rápido, limpió bien y un curita/bandita fue la solución.

Caminó con el vaso preparado, esperando que todo saliese como él planeaba.

— ¿No te dolió? — Preguntó de inmediato el pelinegro que vio llegar a su amigo.

— Oh, sí, mucho, pero soportable — respondió mintiendo, pues en realidad el dolor no es tan fuerte como otros (como su corazón roto) —. Te preparé agua, tómalo todo en forma de disculpa por todo.

Mentira también. Aquí el único que debe pedir perdón y de rodillas es JungKook, que de inmediato recibió el vaso.

El pez ha mordido el anzuelo.

— No, TaeHyung, no debiste hacer esto.

— Tú bebe, no importa.

El chico rubio se sentó a un lado de su mejor amigo que tomó trago tras trago de aquella ingeniosa preparación hasta que lo bebió todo.

— Wow, estuvo muy rico. Últimamente has hecho ricas bebidas.

Claro, es azúcar.

— Oh, es el fruto de vivir solo — se rió el rubio, tomando su celular para checar la hora y comenzar a contar  tiempo en que haría efecto —.

— Perdón por cómo te traté, no sé cómo recibir tus disculpas.

TaeHyung sólo miró en silencio.

— Lamento no corresponderte, pero sólo somos amigos y no quiero perder tu amistad.

El rubio seguía sin responder, mirando atentamente al pelinegro.

— ¿No me dirás nada?

Y no respondió. Tomó el vaso donde antes había bebido el mayor para llevarlo a la cocina. TaeHyung quería cubrir lo nervioso que se sentía, su corazón latía con total fuerza. Luego de tirar el vaso, levantó su mirada, topándose con el paquete de esas pastillas azules. Se había perdido en sus pensamientos, preocupado por no haber guardado las evidencias, pero ya era tarde, detrás de él estaba de pie el pelinegro mirando fijamente  aquel paquete de pastillas.

— ¿Qué es esto? — El más alto tomó las pastillas y se las enseñó al rubio.

— Era pa-para mi herida —su voz temblaba y tartamudeaba —, me dolía demasiado y es un-

— ¿Crees que soy idiota? — Alzó la voz, tirando el paquete de pastillas al suelo y poniendo su pie sobre estas para pisarlas.

TaeHyung rápidamente se lanzó al suelo para salvar lo que había sido su ayuda en todo este tiempo, sin embargo, la grande mano de JungKook lo tomó por su cabello el cual jaló con fuerza. Su mirada parecía estar en llamas y el menor moría de miedo.

— Me has estado drogando todo este maldito tiempo. ¿Así te haces llamas "mejor amigo"?

El agarre en el cabello rubio del menor se volvía más fuerte, haciendo que pronto brotaran inmensas gotas de sus ojos, así como quejidos de dolor expulsados por sus labios rojizos.

— No era mi inten-

— ¿No era tu intención? Claro que lo era. Eres un perverso, TaeHyung.

— Perdóname, JungKook, en serio perdóname.

El calor invadía el cuerpo del pelinegro, ya era tarde para pedir perdón y aún más sabiendo lo enojado que se encontraba el mayor.

De un fuerte jalón levantó al rubio del suelo y lo puso contra el mueble de la cocina, lastimando la espalda del contrario que soltó un quejido. Miraba con temor al chico que le gustaba, jamás había visto así a JungKook. Estaba viendo al mismo demonio frente a sus ojos.

Sus labios se unieron de una forma tan intensa que no pudo mantener el ritmo TaeHyung, dejando que sus lágrimas siguieran cayendo por sus mejillas, mientras apretaba con fuerza la playera del contrario. No podía siquiera seguir de aquel beso, se estaba ahogando y parecía que a JungKook no le importaba ni un poco.

Su cercanía era demasiada que pronto la gran erección del mayor tocaba directamente con la del rubio que jadeaba ante el beso que fue terminado cuando JungKook se alejó de él, dejando ese delgado hilo de saliva que se cortó por TaeHyung gracias a que limpió de su boca.

— Perdóname, JungKook, en serio.

Le miraba con total temor, ahora no tenía aquellas ganas de tener algo con el chico que le gustaba desde hace un buen tiempo, quería huir, quería gritar, pero estaba en total shock.

— Tú eres el culpable de esto, TaeHyung y tú debes pagar por esto.

El menor negaba incrédulo ante la vista que tenía de JungKook, el cual pintaba de bueno y del mejor de todos, el mismo que ahora hacía poner de rodillas al rubio, abriendo su boca a la fuerza.

— No, JungKook, detente. No quiero, no quiero.

Repetía una y otra vez el rubio que lloraba y dejaba sus mejillas húmedas de las lágrimas.

— Por favor, no hagas nada.

El pelinegro le miró soltando una carcajada, dándole una fuerte cachetada al menor que estaba de rodillas frente a él, haciendo que ante su debilidad, cayera al piso. TaeHyung cubrió su rostro, soltándose en un llanto.

— Es chistoso, porque yo no hice nada, sin embargo, tú sí, Taetae. Me drogaste, me hiciste dudar debido a todo eso, te burlaste en mi cara y aún así volviste a drogarme. ¿Tan difícil era decirme que te gustaba sin intentar de seducirme y drogarme?

TaeHyung, levantó con temor su mirada, limpiando sus mejillas.

— Sí es difícil...

— Perdiste mi amistad.

— JungKook yo sólo quería que me vieras como algo más.

La sonrisa ladina de JungKook se hizo presente en su rostro. Esa sonrisa llena de ironía y burla.

— Claro que te veo como algo más — un silencio —. Te veo como un objeto.

El pelinegro despeinó su cabello, soltando un suspiro, notándose más su desespero debido a la excitación que sentía en ese momento, mientras TaeHyung lloraba al no poder creer esa situación.

— Déjame ayudarte, Kookie...

— Déjame, estuve a punto de calmarlo contigo, pero nuevamente me das asco.

JungKook se incorporó, tomando su teléfono y marcando a algún número para después salir de la casa, cerrando la puerta con fuerza, la cual dejó un eco en la soledad donde se encontraba TaeHyung, cayendo en un llanto fuerte. Su mente aún se mantenía aturdida, su plan de venganza terminó por ser un fracaso donde quedó humillado. Todo por no guardar las pastillas, aquellas benditas pastillas que estaban en el suelo hechas trizas. Había perdido en definitiva a su mejor amigo que no le importaba en lo absoluto cómo se sentía, dejándolo ahí en el suelo llorando y con un corazón roto. Su primer corazón roto.

Ahora no sabía cómo podía enfrentar en la escuela a JungKook, lo más probable sería que todos ya sabrían que era homosexual y debido a eso todos lo molestarían, aún más JungKook.

Su vida ahora era un desastre y a pesar de sentirse pésimo, sólo deseaba estar solo.

Al menos no se siente tan mal, hay un 0.1% donde no duele, pues sabe que después de todo esto no iba a resultar.

¿Podrá haber acaso una solución donde JungKook puedo amarlo?

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