Ahí estaba él.
Parado en la puerta, con su hermoso rost...-Emy... ¡Emy! -me giré para mirar el lugar del cual provenía la voz, April me estaba hablando.
-¿Qué? -dije saliendo de mi trance.
-¿Por qué ese chico te mira tanto?, ¿Se conocen? -preguntó mirando hacia el idiota al cual le había aplastado la mano. Lo miré y no me quitaba los ojos de encima, se fue acercando lentamente a mi y me beso. ¿Que?. Oh, no esperen, estaba soñando.
Entonces... ¿En qué estaba? Ah, sí, me estaba mirando pero luego bajó la mirada y sonrió.
Y ahí fue cuando morí de ternura.
Pero... ¿Por qué sonreía? Había aplastado su mano. Bueno, es uno de los misterios de la vida.
-Disculpe, ¿Su nombre?- le dijo el anciano.
-James, James Ross.- Hasta su nombre era perfe... Emy, ya cállate.
Y así pasó la clase, con algunos compañeros hablando, comiendo, escribiendo, buscando cosas en los misteriosos orificios de su nariz.
James estaba sentado lejos de mi, por suerte, no lo quería tener cerca.Sonó el timbre y todos salieron como animales de la sala, pero yo como siempre salí lo mas lento posible hablando con April, en eso llegó Max y April se lanzó a abrazarlo y compartir sus babas. Iugh.
-Hey, chicos, quiero comer. -dije caminado al lado de ellos.
-Nos debemos ir rápido, lo siento Emy. -dijo April poniendo una cara de cachorrito, solté un suspiro, le di una pequeña sonrisa y comencé a caminar hacia la cafetería.
•JAMES•
Estaba caminando hacia la cafetería y de reojo podía ver a las chicas mirarme y suspirar, sonreí para mi mismo y entré a la cafetería.
Me encontré con mis amigos, los hermanos Sellers; Dan y Andrew, caminé hacia ellos y los saludé. Caminamos los tres mientras las chicas a nuestro alrededor babeaban por nosotros.Soy un alumno nuevo, pero conozco a Dan y Andrew desde que éramos pequeños, y al ser amigos de ellos soy popular inmediatamente, a pesar de que soy conocido en muchos lugares.
Tengo diecisiete años y soy algo mujeriego, tal vez, he tenido millones de novias, ni siquiera recuerdo cuantas, pero nunca he estado realmente enamorado, todas las chicas con las que he estado son una especie de prostitutas, debía decirlo.
Estábamos sentándonos y pasó una chica corriendo, lo cual provocó que mi bebida cayera sobre nuestra ropa.
-Pero que mier -dejé de hablar al darme cuenta de que era la misma chica que aplastó mi mano con su casillero, bonita forma de conocerse, ¿No?.
-Agh, lo siento. -dijo rodando sus lind... Sus ojos.
-Tu eres bastante torpe -dije riendo, ella se dio la vuelta para comenzar a alejarse, pero antes yo tomé su brazo, y ella se giró frunciendo el ceño.
-Tu ropa se mojó, si quieres te puedo... -ella me interrumpió.
-No te preocupes, pero gracias.- me sonrió. Se dio vuelta dejando que admirara su trasero, creo que debo controlar mis impulsos. Me senté y comencé a comer.
Llegué a mi casa y subí lentamente las escaleras para luego tumbarme sobre mi cama mirando el techo. No entendía por que esa chica no salía de mi cabeza, no sabía ni su nombre.
•EMY•
-¡Mamá llegué! -grité al entrar a mi casa, pero nadie respondió, caminé hacia la cocina y saqué una manzana. Subí a mi habitación arrastrando los pies, llegué y me lancé a mi cama, me puse los audífonos y me quedé profundamente dormida.
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Hasta que la apuesta nos separe.
Teen FictionJames Ross tiene un objetivo, conquistar a Emily Jones. ¿Lo logrará?.