Capítulo 24: Necesitamos hablar.

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Al despertar la lluvia se había detenido y unos rayos de sol se colaban entre las cortinas.
James dormía plácidamente con su abdomen descubierto ocupando gran parte de su cama, mientras yo estaba en una esquina en posición fetal con las mantas hasta el cuello. No comprendía como su cuerpo estaba tibio, yo sentía algo de frío. Miré el reloj de su mesita de noche, las diez de la mañana. Me senté lentamente reaccionando y notando que estaba desnuda.
Bien Emily, sólo levántate rápidamente, tomas aquella camiseta que se encuentra en el suelo y corres al baño. Pensé. Y eso hice.

Al cabo de un rato salí del baño un poco más decente y con mi ropa puesta, James seguía exactamente igual a cuando me había levantado. Me acerqué y lo cubrí con las mantas, lo observé unos segundos... ¿Es un ángel lo que estoy viendo?, ah... que tonta eres Emily.

Me senté sobre su cama y encendí la televisión que colgaba de su pared, pasé los canales hasta que encontré algo de mi agrado: ''Teen Wolf''. Al término del capítulo ya eran las 11:30 a.m., así que decidí despertarlo.

—James... —Lo moví un poco y giró dándome la espalda— James, es casi mediodía, despierta.
Se quejó y estiró su cuerpo, nuevamente se giró quedando su cuerpo hacía arriba, sus ojos se abrieron lentamente mirando el techo, lo miré, depositando un beso en su mejilla, a lo que se volteó a verme formándose una sonrisa en sus labios.

—Buenos días.

—Buenos días, dormilón.

—¿Hace cuánto despertaste?

—Mmh... Casi dos horas, desperté a las diez.

—Aaah... ¿Ya comiste algo?, ¿Tienes hambre? —Se sentó con pereza en la cama.

—No he comido, es tu casa, no iba a estar revisando tu refrigerador. Y sí, muero de hambre —rodee mis rodillas con mis brazos apoyando mi cabeza en ellas.

—Qué tiene, puedes revisar mi casa entera si quieres, tienes mi permiso —sonrió— Vamos, bajemos a comer.

—Está bien... ¿No estás desnudo?.

Levantó las sábanas volviendo a taparse rápidamente.

—Sí...

—¿Por qué te sonrojas? —reí.

—¡No estoy sonrojado! —sacó la lengua.

—Claro, como digas...

—Espérame abajo, me visto y voy.

Asentí y salí de su habitación.

Bajando las escaleras noté algo que el día anterior no había visto, cuadros colgaban de las paredes de los lados de las escaleras. En una de las fotos había una pareja, el hombre cargaba en sus hombros a un niño el cual reía, supuse que era James por la sonrisa del niño, con sus padres. Luego había una foto de las mismas personas del cuadro anterior pero esta vez se sumaba un bebé que la mujer sostenía en sus brazos, supuse que el bebé era Edward. Ver esas fotografías me produjo algo de tristeza repentinamente, todos lucían tan felices. Sentí a James salir de su habitación y terminé de bajar los escalones que me faltaban.

—¿Estabas viendo los cuadros de las escaleras?

—Sí... ¿Edward es consciente de lo que pasó?.

—No del todo, sabe que nuestros padres estan en un lugar mejor y que no los verá jamás, todo lo ve de una manera inocente, es un niño aún, y cuando lo del accidente ocurrió Ed sólo tenía meses de haber nacido.

—Realmente me apena esto, debes extrañarlos mucho —tomé su mano y la acaricié con mi pulgar.

—Sí, pero con el tiempo he aprendido a lidiar con el dolor de su ausencia, nunca sabes cuando será tu último día en la tierra, ya simplemente prefiero pensar que por algo ocurren las cosas.

Hasta que la apuesta nos separe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora