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Funtime Freddy no era el mejor reparando cosas; más bien, su afición era destruirlas (eso también aplicaba a las relaciones que tenía con los demás). Ahora, hacía una excepción.

Siendo las tres de la mañana, estaba junto a Bon Bon tratando de arreglar el foco de una de las lámparas del pasillo. Freddy tenía un insomnio fatal que le generaba tal mal humor que estaba irritable e insoportable, y por consecuencia, despertó a Bon Bon en el momento en el que fue a su habitación para siquiera hacer el intento de poder dormir.

—Freddy — lo llamó con una voz adormilada —, ¿no pudiste entretenerte en otra cosa?

—Cállate — le ordenó en un tono que no era amenazante, sino más bien, cansado e irritable —, no soy muy creativo cuando no duermo. Además, tampoco ha sido un buen día — comentó haciendo una mueca de disgusto.

—Nunca es buen día.

Freddy calló, concentrándose en el foco. Tenía los ojos rojizos y grandes ojeras que le daban una apariencia agotada. Su cabello blanco con varios mechones morados estaba revuelto y desordenado; su sombrero de copa mal acomodado, e incluso su ropa estaba hecha un desastre.

De repente, la rejilla de ventilación que yacía sobre la cabeza de Bon Bon fue abierta con tal fuerza que cayó sobre la cabeza del conejo, exaltando al mayor.

—¡Bonnie! — exclamó, pero rápidamente su boca fue cubierta por una mano blanquecina de largos dedos.

—Silencio — dijo —, sólo quiero hablar un momento.

Del asombro, Freddy cayó de espaldas contra el suelo, mientras veía al individuo bajar de la ventilación con sumo cuidado de no caer sobre Bon Bon.

—¿Qué te pasa, loco? — se quejó frunciendo el entrecejo, con las venas sobresalientes en su cuello de la rabia —. ¡Mi conejo!

—Estará bien, fue un golpe leve — desvió la mirada al conejo que estaba inconsciente. Levantó las cejas, con una expresión sorprendida —. Quizás... — se encogió de hombros, restándole importancia —. Pero en fin, vine a otra cosa — se colocó de cuclillas, acercándose lo suficiente a Freddy como para irrumpir su espacio personal —. ¿Tú eres el famoso Funtime Freddy?

—¿Famoso? — rio irónico —, ¿para quién?

—No respondas a una pregunta con otra — puso en blanco los ojos —, eso es muy descortés.

—¿Descortés? — dijo todavía más indignado —, ¿con qué derecho me vienes a decir que soy descortés cuando dejaste inconsciente a mi conejo? ¡Que por cierto! ¡No tengo ni idea de quién eres!

—Eres justamente lo que Foxy describió — le observó detalladamente, centrándose en cada una de sus facciones —; un irrespetuoso, demente y errático sujeto — Freddy estuvo apunto de darle una cachetada, pero se le fue imposible, pues su muñeca fue sujetada a tiempo con fuerza —. Llámame Ennard. Es un nombre un tanto feo, pero mejor que Freddy supongo.

—¿Qué es lo que quieres? — cuestionó safándose de su agarre.

—Hablar contigo... — se humedeció los labios —. Hum, más bien, vengo a advertirte de algo — movió un mechón de cabello blanco tras su oreja, actuando de manera desinteresada, pero manteniendo un semblante pasivo-agresivo —. Foxy me contó que has tenido actitudes repugnantes  con él, y, dime, ¿creías que porque no estuviera Lolbit podrías hacer lo que quisieras? — rio, con toda la intención de burlarse —. Lamento decirte que ya no es así. Y te lo digo de la manera más tranquila posible; vuelve a acercarte a él si deseas que a ti y a tu conejo les pasen cosas no muy agradables.

Pasaron varios segundos de silencio, en el que Freddy le vio directamente a los ojos, con las pupilas dilatadas y un sudor frió recorrerle por toda la cara. Ennard frunció el entrecejo al ver que bajaba la cabeza y esbozaba una sonrisa que a cualquiera podría intimidar.

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