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Hace mucho tiempo que no dormía bien. Se desvelaba teniendo las ideas en cualquier sitio del que ya ni era consciente. Su limitada vida dentro de aquel lugar se volvió oscura nuevamente, incluso sentía su habitación más helada.

De pronto escuchó un sonido. Supo que era lejano, pero su sentido de la audición estaba perfectamente desarrollado. Por la forma en la que las cosas se movían y chocaban entre sí, pudo imaginar de quiénes se trataba.

Se levantó y se vistió de la manera más, dentro de lo que significa para él, simple; para luego ir al lugar de donde provenía el ruido, posiblemente el almacén.

Al llegar, casi esboza una sonrisa al ver a sus compañeros rebuscando entre unas cajas viejas cubiertas de polvo. Se aclaró la garganta para llamar la atención de los dos, quiénes al instante levantaron la cabeza y le miraron con curiosidad.

—¡Foxy! —dijo Bon Bon con entusiasmo —. ¡Eras el único que faltaba!

—¿El único? —preguntó frunciendo las cejas y cruzándose de brazos.

—Baby estuvo aquí —comentó Freddy —; raro, ¿no? Hasta yo me sorprendí de que apareciera, pero sólo nos preguntó qué hacíamos y después se fue.

—Luego vino Ballora —continuó Bon Bon —, se despertó por el ruido y vino a preguntar qué buscábamos... Caminaba como una araña — se estremeció ante el recuerdo.

Foxy se encogió de hombros sin prestarle mayor interés a ese detalle. Sabe que Ballora prefiere caminar de esa manera porque le es más cómodo, así como también sabe que prefiere ocultarlo para no asustar a sus compañeros o a los niños y padres que llegan por el día.

—¿Y qué lo que buscan?

—No te incumbe —respondió Freddy sin verle, ahora centrando su atención en algo en concreto en una de las tantas cajas que revisaba —. Es uno de esos gustos que tenemos prohibido darnos.

Su rostro pálido se iluminó en cuanto encontró su objetivo, lo tomó y lo sacó para que el foco de luz tenue lo alumbrara. Foxy ladeó la cabeza, frunciendo aún más las cejas.

—¿Qué es eso?

—Esto, cariño, es placer — lo guardó en uno de sus bolsillos —. A uno de los padres se le cayó mientras veía el espectáculo de Ballora. Lo había visto antes en una zona alejada probandolos, entonces me dije: ¿por qué no?

—Sigo sin entender qué son.

—Les dicen cigarros —respondió Bon Bon —. Oímos que son adictivos.

—¿Eso no es malo? —cuestionó mientras se acercaba a Bon Bon.

—Él quiere volverse adicto a algo más —respondió con una sonrisa —. Yo ni siquiera sé cómo funcionan...

—Y no lo sabrás —respondió Freddy levantándose y tomando a su amigo con cuidado del suelo —. Creo que la cocina es el lugar perfecto ahora.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Foxy con la cabeza ladeada.

Freddy respondió con simpleza. Acogió a Bon Bon en sus brazos para otorgarle comodidad. Foxy se quedó unos segundos pensando en si debería seguirlos o volver a dormir.

Terminó optando por la última opción, tomándose su tiempo para avanzar despacio.

Al entrar a la cocina, cerró la puerta tras de sí. Vio a Bon Bon sentado sobre la mesa, con una expresión que denota su cansacio. Freddy yacía apoyado en la pared cercana a la ventilación, con los brazos cruzados y los ojos cerrados.

—¿No quieres ir a descansar, Bonnie? —preguntó el zorro con amabilidad, una de la que no estaba seguro por qué surgía.

Él negó con la cabeza, argumentando que debía acompañar a Freddy en todo momento.

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