Una vez caída la noche, y una vez y todos los clientes se fueron, era hora de descansar. No obstante, tres de los Funtime seguían de pie, todavía sin tener ganas de querer despedirse del tedioso día.
Bon Bon y Freddy estaban en la cocina, con el primero llorando a montones mientras que Freddy apretaba los dientes con un evidente nerviosismo.
—¡¿Cómo dejaste que te pasara esto?! — le recriminó.
—¡Pasó porque te fuiste! ¡los niños fueron muy crueles! — se quejaba mientras el otro tomaba un algodón y alcohol para curarle las heridas de las orejas.
Resultaba que, durante la fiesta de cumpleaños, Freddy había dejado a Bon Bon solo por un momento para ir a comer una caja de pizza que nadie quería tocar. Y en lo que el oso comía gustoso, unos niños quisieron jugar con Bon Bon de manera brusca, dándole golpes y jalones en sus orejas de conejo. De no ser porque Ballora se percató de la situación, quizá todo pudo resultar peor.
—¡Maldita sea, Bon Bon! — con cuidado, pasaba el algodón empapado en alcohol por las heridas de Bon Bon.
—¡No me eches la culpa! ¡Es porque soy pequeño que se aprovecharon de mí!
Vociferó derramando lágrimas incontrolables. Freddy frunció el entrecejo, apretando los labios, sintiendo pena de su pequeño amigo. Realmente lo que decía podía ser verdad, ya que Bon Bon apenas si medía treinta centímetros, y los niños a veces podían sobrepasarse con sus "juegos". El mayor suspiró, curándole las heridas con cuidado.
—Ya no llores, ya pasó — le limpió las lágrimas de las mejillas con los dedos —. Perdón, prometo no volver a dejarte — dijo, comprensivo.
De repente, se escuchó el abrir de la puerta. Era Foxy, quien cerró la puerta tras de sí, para luego, acercarse a Bon Bon.
—¿Qué te pasó? — preguntó, viendo que todavía el conejo lloraba.
—Unos niños me jalaron las orejas, ¡casi me las sacan!
Foxy frunció el ceño. Tomó dos parches, poniéndoselos en las heridas con cuidado. Su actuar dejó sorprendidos a ambos Funtime, que le observaron sin decir nada.
—Seguramente sanará en unos días — llevó su mano hasta la cabeza del menor, otorgandole suaves caricias reconfortantes —. Oye, Bonnie — le dijo a modo de cariño —, perdona que te pida esto, pero, ¿podrías dejarnos solos? Un momento nada más... — pidió amable.
—Ah... — observó a Freddy, y este le asintió con la cabeza, dando a entender que podía irse sin problema —, claro. Iré a ver a Bonnet — le pidió a Freddy como último favor que lo subiera al ducto de ventilación, para así, poder ir con más facilidad.
Una vez estuvieron solos, se formó un silencio abrupto, tenso. Freddy volvió a sentarse a donde estaba antes, con una expresión neutral.
—¿Quién es Bonnet? — preguntó Foxy para romper el silencio.
—¿Cómo no vas a saber? ¿No eres amigo de Lolbit? — al ver que el contrario se encogía de hombros, puso en blanco los ojos —. Es la coneja de Lolbit. Se parece mucho a Bon Bon, así que supongo que por eso se hicieron amigos.
Foxy no respondió. Se quedaron en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y sin saber cómo dirigirse correctamente la palabra.
El tick en el ojo de Freddy se hizo presente, pero no porque estuviera enfadado; sino por el nerviosismo que le provocaba el zorro con su sola presencia. No hacía falta que se dijeran algo, él solo le miraba sin que el otro lo notara.
Veía sus largas uñas pintadas de rojo hacer ruido contra la mesa; sus dedos moverse con desinterés. Un detalle del que no se había percatado antes, era que Foxy traía dos rosas rojas a modo de adorno a cada lado de la cabeza, lo que le daba un toque elegante a su apariencia bien cuidada. Vio sus ojos; su mirada amarillenta perdida en la nada, con sus largas pestañas negras haciéndole parecer una muñeca. Su pequeña nariz blanquecina; sus mejillas maquilladas de rosa, y sus delgados labios que yacían entre abiertos. Maldecía a su mente por centrarse tanto en las facciones delicadas del zorro, y se maldecía por no poder evitar admirarlo.
—Gracias — soltó de la nada, haciendo que Freddy se sobresaltara —, por lo que hiciste. Me salvaste en serio, ese cliente había venido antes, y era pesado, pero no tanto como hoy.
—Lo hubiera hecho por ti y por cualquiera — respondió desinteresado.
—Aun así, no te he perdonado por lo que me hiciste — comentó, haciendo que Freddy se sorprendiera —. Todavía tendrás que hacer mucho para que te perdone.
El contrario rio, poniendo en blanco los ojos.
—No estoy buscando tu perdón.
—Ah, ¿no? — se acomodó en su asiento, poniéndose de lado con la intención de verlo de frente aun cuando el otro se mantenía quieto en su lugar —. Eso no fue lo que dijiste la otra vez — frunció el entrecejo, manteniendo un semblante serio.
Freddy ya comenzaba a sudar de la incomodidad que tenía. Sentía demasiado calor; estaba tan tenso que quería salir corriendo de allí y dejar de ver a aquel extravagante zorro. Le vio de reojo; viendo que tenía los brazos cruzados delante de su pecho, marcando más su clavícula. ¿Qué le estaba pasando? Estaba tan confundido e intrigado, no sabía qué hacía, y no quería que sus deseos actuaran antes que su raciocinio.
—¿Estás bien? — la voz grave de Foxy le sacó de sus pensamientos —, estás sudando.
El de cabello blanco suspiró, tratando de calmarse. Se giró para quedar frente a él, para posterior, llevar su mano hasta su mejilla izquierda. Al principio, Foxy estuvo desconfiado, pero al ver que no le hacía nada más que solo darle suaves caricias, se quedó espectante a lo que pudiera hacer.
—Así como eres tan bueno para ser el centro de atención, sé tan bueno para defenderte. No actúes con tanto miedo ante alguien que no te deja en paz.
—Tampoco es como que deba generar una pelea.
—Lo sé — le llevó un mechón de cabello tras la oreja —, pero al menos sé firme y trata de sonar intimidante.
Foxy no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, miraba a los lados, como tratando de buscar una respuesta. Su confusión se hizo mayor cuando Freddy se estaba acercando demasiado a su rostro. Más específicamente, a sus labios.
—No sabía que eras gay — comentó con toda la intención de tomarlo de imprevisto. Y, en efecto, lo logró.
—No lo soy — respondió cortante, dejando en evidencia su disgusto, levantándose de su asiento —. Espero y me hagas caso; quizá en otra ocasión no pueda estar ahí para ayudarte — estaba a punto de irse, hasta que recordó algo —. Ah, dile a Chica que mañana ya podrá tener su habitación de nuevo.
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Extravagante
Fanfiction" -¡Eres tan hermoso! - " le halagaron a Funtime Foxy, quien gustoso y encantado hizo una reverencia en señal de agradecimiento. El público lo ama, y él se siente como en el cielo cada que le recuerdan lo hermoso, extravagante y dulce que es. Su ca...