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—Baila hasta que no haya un amanecer. En el resplandor del sol renacerá un nuevo ser, una nueva idea, una peculiar existencia. Allá afuera hay un mundo que no conocemos. Hermoso solamente como la creación misma pudo hacerlo. Un mundo libre donde todos podemos estar. Pero, no obstante, me pregunto, ¿cuál es el verdadero significado de nuestra vida? ¿por qué estamos aquí si no podemos ver el sol en su máximo esplendor? ¿u oír las olas armoniosas del mar? Lo único que vemos es un lugar oscuro y frío, donde el sol no llega, donde no podemos escuchar más allá de nuestras voces.

—Ya..., creo que estás inspirado, Foxy — le respondió encogiéndose de hombros, ganándose una mirada recriminatoria de su amigo.

—Lo sé, Lolbit. Lo sé — cerró los ojos, dando una vuelta elegante, como si estuviera danzando —. Últimamente he estado leyendo de esos libros que me traes. Me inspiran mucho.

Tarareó una canción infantil, de esas que les solía tararear a los niños durante los shows.

Funtime Foxy era posiblemente el animatrónico más extravagante de entre todos los Funtime. Si bien solamente hablaba con sus compañeros (a excepción de Lolbit y Chica) cuando tenían que dar shows, les tenía un cierto aprecio, incluso sin saber por qué. Le parecía que cada uno tenía su personalidad que los hacía únicos y llamativos. Por ejemplo, creía que nadie bailaba mejor que Ballora; que nadie entretenía más a los niños que Freddy y Bon Bon; que Chica era la mejor cocinera y la más alegre; y que Baby es la más sabia y misteriosa de todos. Pero aun así, en su mente, no comprendía por qué solamente se llevaba bien con Lolbit y Chica. Se preguntó más de una vez si lo odiaban, o si hacía algo que los alejaba. Jamás lograba conseguir una respuesta a esa incógnita.

—Tienes suerte. De vez en cuando logro encontrar cosas verdaderamente interesantes allá arriba.

—Y te lo agradezco — le hizo una reverencia en señal de agradecimiento —. Sin ti los días aquí serían aburridos. De hecho ya lo son cuando te vas.

—Lo siento, sabes que me tomo mi tiempo en hacer mis cosas — se cruzó de brazos, viendo a su compañero bajar la cabeza —. No te sentirías tan solo si te llevaras bien con los demás.

—¡Oh! — exclamó —, me llevo bien con ellos, pero no sé por qué no me hablan. Chica es la única que a veces se acuerda de mí y me saluda, pero como es amiga de Freddy no lo hace mucho — respondió inocente, encogiéndose de hombros. Procedió a sentarse al lado de Lolbit, cruzándose de piernas y recostando su cabeza sobre el hombro ajeno.

—No te preocupes — jugueteó con el cabello blanco de su amigo —, ellos se lo pierden. Tú eres muy genial.

—¿Tú crees? — apretó los labios —. Hum, el otro día oí hablando a Freddy y a Bon Bon de mí. Dijeron que era muy raro.

—Ese oso y su conejo son unos verdaderos locos. Si fuera tú los ignoraría. No son conscientes ni de donde están.

—Supongo que tienes razón — entrelazó sus dedos con los de Lolbit. Este no se negó a que lo hiciera. Prefirió cambiar de tema, para que el ambiente no se tornara silencioso —. ¿Cuánto tiempo tienes que irte?

—Más o menos como una semana, la verdad no sé, puede que me quede un poco más incluso.

Foxy suspiró, no diciendo ninguna palabra más. En el fondo se sentía triste de que cada cierto tiempo Lolbit se tenga que ir fuera de la pizzería (era el único que tenía esa posibilidad gracias a sus habilidades hacker) durante un tiempo. Él era quien traía los suministros como ropa y comida para los Funtime, y también quien le contaba a Foxy todo lo que veía en el exterior. Ambos tenían una muy buena relación por eso. Desde la primera vez que hablaron se llevaron de maravilla, teniendo una amistad que en poco tiempo pasó a ser como una hermandad.

—Sé que no es primera vez que me voy — comenzó hablando con un tono de voz calmado —, pero, ¿estarás bien?

—¿Dime cuándo he estado mal? — rio suave —. No te preocupes, estaré bien. Igual y cuando vuelvas te tenga algunas historias nuevas.

Extravagante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora