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Los ojitos de Jungwon se abrieron de la sorpresa y pesadas lágrimas no tardaron en resbalar por sus sonrojadas mejillas.

El mayor se movía con tanta agilidad, metiendo y sacando su grande erección del cuerpo más pequeño con fuerza, sus manos se aferraban a la estrecha cadera del azabache.
La mesa se movía con cada embestida, amenazando con que en cualquier momento cedería a la rudeza.

Las largas piernas del menor se encontraban bien abiertas, cada una posicionada en los anchos hombros del pelinegro, éste último gruñendo de satisfacción.
El azabache bajó la mirada a donde sus cuerpos se unían, quedando en una especie de transe al apreciar como la piel de su vientre se levantaba con cada embestida.

Heeseung siguió la mirada del pequeño, apreciando también como el contorno de su pene se remarcaba bajo la piel pálida del menor.

-Oh, maldición -masculló entre dientes el pelinegro.

Si antes se sentía excitado, el hecho de que el pequeño cuerpo del azabache hiciera su mayor esfuerzo para adaptarse al gran tamaño de su polla lo hacía sentir diferente; maldición, se sentía tan bien poder follarse al fin a aquel pequeño que lo traía tan obsesionado.

Era un enfermo, de eso no tenía la más mínima duda.

Salió de su transe momentáneo al escuchar un agudo gemido retumbar en sus oídos.

-¡Oh! Mng~ -el azabache arqueó la espalda y cerró sus manitas en un puño.

Heeseung arqueó una ceja y disminuyó sus movimientos, haciendo lloriquear a Jungwon.

-¿Qué sucede, dulzura? -preguntó jadeante.

El menor mordió su labio inferior y cerró los ojos.

-Y-Yo...Yo...

-¿Tú qué?

-Qui-Quiero más -admitió al fin en voz baja.

-¿Cómo?

-Quiero que me des más fuerte -pidió con suplica manchando su voz.

Heeseung gimió extasiado y sacó todo su pene del cuerpo más pequeño.

-Si así lo quieres.

Ingresó de nueva cuenta, logrando sacar un fuerte grito de placer de los labios del azabache.

-¡Ahí! ¡ahí!

La voz de Jungwon se había vuelto unos cuantos tonos más aguda; estaba hecho un desastre, su cabello negro estaba revuelto, sus mejillas y naricita estaban pintadas de rojo, de sus ojitos miel descendían auténticas lágrimas de placer y su garganta dolía horrores, pero, aún así, no podía parar de gritar y gemir debido al extasis.

Heeseung estaba abusando muy placenteramente de sus pequeño ano y le estaba gustando tan jodidamente bien.

Por otro lado, el último mencionado se sentía en el paraíso. Las estrechas paredes de Jungwon lo apretaban tan bien.

Retiró las piernas del menor de sus hombros hasta dejarlas al rededor de su cadera, invitándolo a rodearlo con estas.

El menor accedió a la silenciosa petición y se aferró al cuello del pelinegro cuando este lo levantó de la mesa.

Heeseung lo llevó hasta la pared más cercana y allí mismo apoyó su delgada espalda.

-Voy a hacer que te corras tan fuerte, que incluso olvidarás tu nombre -advirtió, susurrando en la oreja del más pequeño.

Y, sin dejarlo contestar, embistió con aún más rudeza el cuerpo del azabache.

Jungwon gemía fuerte y aruñaba la espalda del mayor, mientras que éste último disfrutaba de devorar el delicioso cuello del pequeño y de apretar con fuerza el abusado trasero que éste poseía.

Cuando sintió un cosquilleo recorrer su zona baja, el azabache supo que estaría por llegar a su límite.

-Voy a- oh~ v-voy a- -intentó avisar, pero aquella última embestida que sintió en su interior, lo llevó a soltar un fuerte grito y poner sus ojos en blanco mientras un chorro de su dulce semen salía disparado de su pene y terminaba manchando su pecho y el del contrario.

Heeseung no tardó en seguirle, llenando su interior de semen espeso y caliente.

Jungwon rodeó el cuello del mayor con sus brazos y escondió su carita sonrojada en el hombro de éste, mientras que Heeseung lo abrazaba fuertemente de la cintura con un brazo y con él otro frotaba su espalda.

-Lo hiciste excelente, mi amor -halagó al menor, quien se encontraba completamente avergonzado- te llevaré a la cama.

Heeseung abandonó el comedor aún con el pequeño en brazos y subió las escaleras para poder llegar al dormitorio.

Cuando llegó a su destino, se encargó de colocar con delicadeza el cuerpo ajeno en la cama, no sin antes salir de él y de recibir una pequeña queja de reproche que le causó un poco de gracia y ternura.

Jungwon hizo un pequeño puchero inconsciente al sentirse vacío, que fue reemplazado por una mueca al sentir un líquido espeso descender de su entrada y no necesitaba ser un adivino para saber que era el semen del mayor, y quizás algo de sangre.

El pelinegro se acostó a un lado del menor y lo envolvió en sus brazos- Duerme bien, corazón -deseó antes de depositar un beso en su frente y sucumbir al cansancio.

El pelinegro se acostó a un lado del menor y lo envolvió en sus brazos- Duerme bien, corazón -deseó antes de depositar un beso en su frente y sucumbir al cansancio

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PRIS💫

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𝘵𝘢𝘨, 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘪𝘵(𝑯𝒆𝒆𝒘𝒐𝒏)🕳🔺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora